Foto: archivo revista Arcanos | Cortesía Semana
/ Por Kyle Johnson. El municipio de Tierralta, en el suroccidente de Córdoba, ha vivido por lo menos 60 años de guerra continua. Desde La Violencia de los años ‘50s – e incluso antes- hasta hoy en día, ha habido desplazamientos masivos, conflictos sobre tierra, el uso de grupos armados por élites para adueñarse de las tierras baldías ya colonizadas, y la presencia de varios grupos armados ilegales al mismo tiempo. Con la desmovilización paramilitar, estas dinámicas no cambiarían, y el municipio hoy en día sigue sufriendo de altos niveles de violencia por el conflicto entre grupos neo-paramilitares. Lo que llevó a la situación actual después de la desmovilización paramilitar en la zona es una historia que ilustra mucho y sorprende más.
Los paramilitares de las AUC tenían una fuerte presencia en Tierralta antes de su desmovilización. Habían esencialmente debilitado a las FARC tanto que solo un pequeño reducto del grupo guerrillero quedaba en el Nudo del Paramillo. La violencia ejercida a través de masacres, desplazamientos, desapariciones y amenazas para lograr el control fuerte obtenido por las ACCU y AUC tendría efectos de largo plazo sobre la población, como se verá más adelante. También los paramilitares regularon la economía de base de coca y el narcotráfico, de la que dependía mucho la economía local de corregimientos del municipio como Crucito.
Tres bloques paramilitares terminaron teniendo influencia en Tierralta antes del proceso de desmovilización: el bloque Córdoba, que se entregó en enero de 2005, con un total de 925 combatientes y 393 armas, representado por Salvatore Mancuso. El segundo bloque fue el bloque Héroes de Tolová, cuyo representante legal era ‘Don Berna’, y con un grupo de 464 combatientes dejando 256 armas se desmovilizó en junio de 2005. Finalmente, los frentes Dabeiba y Pavarandó del bloque Élmer Cárdenas se entregaron en abril de 2006, desmovilizándose 484 combatientes con 360 armas.
Aunque el bloque Héroes de Tolová actuaba principalmente en el municipio de Valencia, un grupo de entre 60 y 80 combatientes no se desmovilizó y siguió operando en los corregimientos de Gallo y Crucito en Tierralta, buscando tomar la economía de la base de coca en la zona e incluso hizo un censo de la población para ese fin. Este grupo, que luego se llamaría Los Traquetos era manejado por ‘Don Berna’ quien le había comprado a Salvatore Mancuso el control de la economía base de coca y de cocaína.
Al mismo tiempo, Mancuso empezó a promover una fuerte campaña de erradicación manual en el municipio, ofreciendo muchos de sus hombres para la tarea: la que tendría bastante éxito en la zona, pues entre 2005 y 2006, las hectáreas de coca en la zona, que hasta ese momento iban en ascenso, bajaron casi 60%, desde más de 1.000 a menos de 500, y manteniéndose en ese nivel en 2007 también. Obviamente las finanzas de los Traquetos quedaron cortas y un conflicto armado entre este grupo y los hombres de Mancuso se dio en 2006 y 2007. Las autoridades llevaron a cabo una ofensiva contra los Traquetos en 2006 después de que este grupo matara a 14 hombres de Mancuso en menos de dos meses y ese último le escribiera una carta al entonces presidente Uribe describiéndole la situación y pidiéndole ayuda.
En 2007 las dinámicas del conflicto armado y de la demografía empiezan a cambiar significativamente. Primero, otro grupo armado también muy ligado a ‘Don Berna’, los Paisas, entró en Córdoba e hizo presencia en Tierralta. Los Traquetos empezaron a debilitarse mientras las Águilas Negras, lideradas por ‘Don Mario’ comenzaron a operar en el municipio. Al momento del arribo de estos grupos, la mayoría de los combatientes de los Traquetos se pasaron a los Paisas, mientras las Águilas Negras recibieron numerosos hombres de Mancuso en sus filas.
La entrada de los Paisas en Tierralta ocurrió más que todo en el norte del municipio, donde algunos líderes de los Traquetos que pasaron al grupo y que eran de la zona tenían varias redes ya establecidas. Entrar desde el sur del municipio era imposible por el control logrado de las FARC a raíz de una estrategia en ese momento exitosa de volver a copar el territorio en el nudo del Paramillo después de la desmovilización paramilitar.
Los pocos que se quedaron dentro de los Traquetos se enfrentaban una situación muy difícil. Sin recursos del negocio de la droga y por el conflicto con las autoridades y las recién llegadas Águilas Negras, además de la pérdida de muchos hombres, el grupo quedó fuertemente diezmado. En Mayo de 2008, poco después de la extradición de ‘Don Berna’ a EE.UU, la Policía capturó a 14 miembros de los Traquetos, la cual sería la última noticia del grupo pues quedó desmantelado.
Justo antes de la entrada de las Águilas Negras hubo unos cambios demográficos importantes en la parte central de Tierralta. Numerosos campesinos cocaleros de la zona del Bajo Cauca Antioqueño llegaron a colonizar ciertas partes del municipio con el fin de seguir cultivando coca. Al momento en el Nudo del Paramillo las FARC controlaban el negocio de la hoja de coca y en parte de la pasta de coca, pero fuera del Nudo el negocio no era regulado todavía y seguía en descenso. En ese contexto entraron las Águilas Negras y rápidamente pudieron ganarse el apoyo de parte de la población.