Foto: archivo revista Cambio.
La captura de Ericsson Vargas Cardona, alias ‘Sebastián’, se convirtió en un nuevo certificado de defunción de la llamada ‘Oficina de Envigado’, una estructura criminal surgida hace más de 30 años que se resiste a perecer y sobre la cual han impartido varios certificados de defunción, sin que ninguno de ellos haya reflejado la realidad.
El último de esos certificados lo expidió el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, con cierto aire de optimismo, durante el anuncio de la captura de alias ‘Sebastián’: “hoy se le ha dado el golpe más certero tanto a la estructura de la banda criminal de ‘Los Paisas’ como quizás se le ha establecido el acta de defunción, de una vez por todas, a lo que se conoció por tantos años como la ‘Oficina de Envigado’ ”.
No es la primera vez que se habla de ello. En agosto de 2005, cuando comenzó a gestarse la desmovilización del Bloque Héroes de Granada de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) bajo los acuerdos con el Gobierno Nacional, los medios de información fueron también optimistas y uno de ellos, impreso y de carácter nacional, tituló: “Se cierra la Oficina de Envigado”. Y a renglón seguido precisó: “La concentración de la estructura urbana del bloque Héroes de Granada de las autodefensas, que comenzó ayer en el corregimiento Cristales, en el municipio San Roque, marcaría el inicio del fin de una de la más temidas organizaciones delincuenciales de la última década: la Oficina de Envigado”.
Incluso, los mismos jefes paramilitares trataron de minimizar esta empresa criminal. Uno de ellos fue Daniel Alberto Mejía Ángel, conocido con el alias de ´Danielito’, considerado por el Gobierno Nacional como miembro representante del Bloque Héroes de Granada, quien aseveró días antes de la desmovilización que la ‘Oficina de Envigado’ era un mito y consideró que tal denominación era “una cortina de humo que se ha creado en Medellín para lavar todo lo que sucede”. Y fue paradójica su definición, porque aquella estructura criminal que negó luego lo traicionaría y lo desaparecería sin dejar rastro a comienzos del año 2007.
Pese a los cambios en la dinámica de la criminalidad, tanto en Medellín como en el país, por más de 30 años la llamada ‘Oficina de Envigado’ ha logrado subsistir. Contrario a lo que afirma el Gobierno está lejos su desmantelamiento o fin, y como empresa del crimen comparte con las mafias el atributo de la antigüedad y la permanencia.
A veces sorprende el poco conocimiento que tienen algunos altos funcionarios de Gobierno cuando se refieren a asuntos de criminalidad, particularmente a la llamada ‘Oficina de Envigado’, parece que la lucha antisubversiva que han desarrollado por décadas les ha nublado la razón para entender qué ocurre en este tipo de organizaciones criminales que tienen un comportamiento empresarial cada vez más sofisticado.
Son más de 30 años de existencia de una estructura que ha sabido mantenerse, pese a los cambios en la dinámica de la criminalidad, tanto en la ciudad metropolitana de Medellín como en el país, a la desaparición o judicialización de sus mandos altos como producto de las políticas de seguridad o de sus luchas (internas y externas). Por el contrario, comparte con las mafias el atributo de la antigüedad y la permanencia.
Se equivoca el ministro Pinzón cuando hace referencias históricas alusivas a la ‘Oficina de Envigado’. En su discurso ante los medios de comunicación hizo una afirmación que contrasta con la historia reciente de esa empresa criminal. El alto funcionario declaró que “la ‘Oficina de Envigado’ había quedado, luego de la extradición de alias don Berna, en cabeza de este individuo alias ‘Sebastián’”. Eso no es cierto.
Cuenta la historia que cuando se extraditó a Diego Fernando Murillo Bejarano, alias ‘Don Berna’, se delegó en Carlos Mario Aguilar Echeverri, alias ‘Rogelio’, la responsabilidad de conducir parte de esa organización delincuencial. Se trataba de un desmovilizado del Bloque Cacique Nutibara de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) que llegó, incluso, a ser vicepresidente de la Corporación Democracia, una organización no gubernamental a través de la cual los paramilitares, supuestamente desmovilizados, trataron de mostrar su cara legal, sin perder la ilegalidad.
Pese a la experiencia de alias ‘Rogelio’ en la criminalidad, incluso desde el Cuerpo Técnico de Investigaciones (CTI) de la Fiscalía General de la Nación, del cual hizo parte a comienzos de la década del noventa, no fue capaz con la responsabilidad y ante el acoso de sus enemigos prefirió entregarse a la justicia norteamericana.
Luego lo remplazó Mauricio López Cardona, alias ‘Yiyo’, a quien también le quedó grande el “puesto”, fue incapaz de cohesionar las decenas de bandas armadas de Medellín y su área metropolitana y prefirió entregarse también a las autoridades estadounidenses.
El vacío que dejó alias ‘Yiyo’ fue ocupado por Leonardo Muñoz, alias ‘Douglas’, otro de los históricos de ‘Oficina de Envigado’, quien duró poco tiempo. Fue capturado en abril de 2009 por agentes de la Policía Nacional en un lujoso apartamento del barrio El Poblado de Medellín.
Fue justo luego de esa captura y del nuevo vacío de poder que generó la detención de alias ‘Douglas’ lo que animó a Maximiliano Bonilla Orozco, alias ‘Valenciano’, y a Ericson Vargas Cardona, alias ‘Sebastián’, a reclamar el derecho a tener el poder visible de la ‘Oficina’. Desacuerdos, celos, intereses personales, los llevaron a enfrentarse por más de dos años, dejando a su paso una estela de muerte. Hoy, ambos están capturados.
Pero no es creíble que finalmente se expidió el certificado de defunción a la llamada ‘Oficina de Envigado’. Esa empresa criminal no es una organización rígida e inmutable; por el contrario encuentra su fortaleza en la flexibilidad y capacidad de adaptación y modernización. Esta empresa criminal ha experimentado transformaciones en su forma organizativa, sus funciones criminales, su lugar en la estructura social, se ha adaptado a situaciones adversas, y aprovechado oportunidades en un continum de legalidad e ilegalidad. Por todo ello es difícil pensar que ha llegado el momento de expedirle su certificado de defunción tal como lo anunció el ministro Pinzón.
Tras la captura de alias ‘Sebastián’ hay un repliegue estratégico de los hombres más visibles que hacen parte de la ‘Oficina’. Algunos habrían salido del país, otros estarían buscando ayuda en otros departamentos y unos estarían en sitios rurales del Valle de Aburrá, esperando que las altas mareas se calmen y retornen a sus labores criminales, con más claridad de los riesgos y una mayor estructura de seguridad. Lamentablemente, aún falta mucho para expedir realmente ese certificado de defunción del que habla el ministro Pinzón.