Foto: Yineth Bedoya | Giovanni Moreno C.
En esta primera entrega de la entrevista concedida a León Valencia, director de Nuevo Arco Iris, la periodista revela detalles de los hechos que rodearon su secuestro. Cuenta que alrededor de ellos se movió la clase política, empresarial, miembros de la Fuerza Pública, el DAS y colegas suyos. Además, asegura que Carlos Castaño fue “fiscal adjunto” en la investigación judicial.
León Valencia (LV): ¿Cómo se ha sentido durante estos doce años de lucha para que se conozca la verdad de los hechos?
Yineth Bedoya (YB):.. Antes estaba sola, a nadie le interesaba mi caso; era considerada una víctima burguesa por trabajar con los medios de comunicación haciendo ver que no tenía derecho a la justicia por el simple hecho de ser periodista del diario El Tiempo, diciéndome además que no podía ponerme al nivel de una campesina, sin conocer mi sufrimiento y todo el recorrido que me he visto obligada a hacer.
LV: ¿Pensó en algún momento en dejar las cosas quietas?
YB: Nunca desfallecí. Siempre he contado con el respaldo de mi mamá; sin embargo, desde tres años atrás, cuando me di a la tarea de acompañar la Campaña de Oxfam, de violación y otros crímenes de guerra, me decidí a hablar y contar que fui agredida sexualmente, torturada y secuestrada.
LV: ¿Cuál es el estado real de su proceso judicial en la Fiscalía General de la Nación?
YB: El proceso judicial ha tenido variaciones en los últimos días; sin embargo, considero que existe un estado real y es al que yo me acojo, y es la providencia recientemente emitida de manos de la Fiscal que se dio a la tarea de desempolvar el caso, notificada a mi abogado donde dice que éste se declara “crimen de lesa humanidad”, dictando medidas de aseguramiento a tres paramilitares que estuvieron involucrados en todo lo que me pasó. Si el Fiscal General de la Nación emitió algún comunicado negando el hecho, lo respeto, pero para mí eso no es válido. Lo será solo en el momento en que él como cabeza de un ente investigador responda por escrito y argumente sus motivos por el cual da reversa a la decisión. Mi caso estuvo olvidado y engavetado en manos de un fiscal llamado Gustavo Reyes, pero desde hace un año, cuando llega la Fiscal 49, se desempolva el expediente al punto que en que hoy ha podido avanzar lo suficiente.
LV: ¿Le sorprende las cifras que ha dado a conocer la organización Oxfam sobre violencia sexual en Colombia?
YB: No solo me sorprende, también me aterra. Estamos hablando de casi 100 mil casos probados entre el 2001 y 2009. De esos 100 mil, un total de 26 mil mujeres quedaron embarazadas como consecuencia de esa violación. Estoy segura que la cantidad de casos que no se han denunciados pueden ser de una cifra más elevada.
LV: ·Usted ha dicho en entrevistas anteriores que aquí hubo un engranaje que perpetuó este hecho, explíquenos un poco a que se refiere
YB: La providencia de mi proceso judicial deja muy claro que en este hecho existía todo un engranaje del paramilitarismo, respaldado por la Fuerza Pública, empresarios y políticos, que tenían la clara intención de silenciar a los periodistas que trabajaban en noticias relacionadas con ellos.
LV: ¿Qué detalles ha encontrado la investigación en lo que tiene que ver con ese engranaje que menciona?
YB: Hay cosas de las que no puedo hablar porque hacen parte de la reserva sumarial del proceso, pero lo que sí puedo decir es que no pensé que la verdad pudiera ser más dura y más dolorosa que el mismo hecho en sí.
En esta primera entrega Yineth Bedoya revela detalles de los hechos que rodearon su secuestro. Cuenta que alrededor de ellos se movió la clase política, empresarial, miembros de la Fuerza Pública, el DAS y colegas suyos. Además, asegura que Carlos Castaño fue “fiscal adjunto” en la investigación judicial.
LV: ¿Comparte entonces las declaraciones de los ex paramilitares Fredy Rendón Herrera, alias ‘El Alemán’, y Raúl Hasbún, alias ‘Pedro Bonito’, cuando en entrevista para Canal Capital dejaron ver entre líneas que Colombia le tiene miedo a que se destape la verdad?
YB: Totalmente de acuerdo. Desde mi caso lo he visto, porque no fue nada agradable el darme cuenta que personas con las que compartía mi espacio laboral, fuentes, noticias, etc., tenían relaciones estrechas con el narcotráfico y el paramilitarismo de este país, y que de alguna manera incidieron para que este hecho ocurriera. Confío en que la justicia destape el capítulo de los vínculos del periodismo con el conflicto armado.
LV: ¿Considera la hipótesis de que a través suyo se quiso enviar un mensaje, no solamente a la sociedad en general, sino también al periodismo nacional?
YB: Estoy viva de puro milagro. La orden era que me mataran y mi cuerpo lo desaparecieran. No entiendo la razón y el momento de lo que pudo ocurrir que permitió que el hecho no terminara de perpetrarse. A veces pienso en que he debido quedar muerta, cargar con este peso es muy difícil porque las heridas y cicatrices quedan para toda la vida. Sin embargo, es doblemente difícil cuando la sociedad no cree en tu verdad y debes dar la lucha no solo por ti, sino también por otros que han sufrido el mismo drama. La providencia de la Fiscal contiene esa tesis de que a través mío querían enviar un mensaje a los periodistas que estábamos investigando las relaciones del paramilitarismo con el Estado.
LV: ¿Conoce más casos de periodistas que les haya sucedido lo mismo?
YB: De mujeres periodistas agredidas sexualmente conozco un caso. Esta colega salió del país y lo que sé es que el hecho fue cometido por miembros de las Fuerza Pública y de secuestro entre el año 90 y 2000, hubo muertes y amenazas a personas del gremio de la información. A partir del nuevo siglo se inician las escuchas ilegales del DAS, desde donde se fraguaron seguimientos, etc.
LV: ¿Cómo está ligado el DAS en su caso?
YB: Un año antes del secuestro, en 1999 me hicieron un atentado que por poco acaba con la vida de mi madre. Nosotros pedimos ayuda a la policía y al DAS. Este último la ofreció, pero nunca llegó y el año siguiente es cuando se lleva a cabo mi secuestro y más adelante me doy cuenta que el expediente que me llevaban en esta entidad desaparece por arte de magia. Afortunadamente guardé las copias de recibidos donde constan los hechos. Ante los reclamos han respondido que el DAS inició su proceso de sistematización en 2006, que hacia atrás no existen archivos.
LV: ¿Cómo es la cadena de mando en la organización que perpetró los hechos?
YB: Esa cadena de mando va desde Carlos y Vicente Castaño, pasa por el Bloque Centauros, Miguel Arroyave, Gaitán Mahecha, los jefes del Bloque Capital y termina con el sicario paramilitar que traen a Bogotá para matarme.
LV: ¿Hay algún miembro de la Policía Nacional en estos hechos?
YB: En la decisión de la Fiscal dice que los responsables de mi secuestro tenían un estrecho vínculo con la Dijin de Bogotá.
LV: ¿Cómo sido el respaldo desde los medios de comunicación?
YB: En doce años puedo mencionar a dos periodistas que han estado muy pendientes de mi caso; el resto se han sumado en la medida en que este ha tomado relevancia. En un comienzo estuve muy sola. En la Fiscalía se encargaron de bajarle el nivel al caso, el ente investigador tenía los elementos claves para desenmarañar la madeja; sin embargo, no lo hizo. Ocho días después del secuestro, Carlos Castaño hace una llamada a mi apartamento gracias a que el número de teléfono es suministrado por una colega y por teléfono lee mi declaración en la Fiscalía.
LV: ¿En qué época sucede esto?
YB: Esto sucede en el año 2000, bajo la Fiscalía de Alfonso Gómez Méndez, quien al enterarse de lo ocurrido ordena el cambio de fiscal. El caso estaba en manos de una Fiscalía Delegada ante el Gaula de la Policía. Esto me da para concluir que Castaño ordenó la investigación judicial de mi secuestro, él era como una especie de fiscal adjunto. Y Gaitán Mahecha, cuatro meses después, me enseña la investigación cuando fui a confrontarlo en la cárcel Modelo junto a alias ‘Popeye’. En esta carpeta se encontraban los informes de la policía, inteligencia militar, etc. Cuando esto sucede yo me quedé sin palabras y él me confiesa que el jefe ordenó abrir esa investigación, y el jefe era Carlos Castaño, hecho que confirmó mis sospechas.
LV: ¿Podríamos concluir esta entrevista diciendo que en los hechos que rodearon su secuestro y la posterior investigación judicial estuvo el paramilitarismo de Estado del que tanto habló Salvatore Mancuso?
YB: Para mí está muy claro.