Imagen: cortesía archivo Semana
Según el estudio de Arco Iris, Colombia está ante un nuevo control territorial de «Carteles Neoparamilitares». La afirmación de por sí ya es grave, pero mucho más los datos que lo demuestran. Son dos los carteles a la cabeza: por un lado están ‘Los Urabeños’, herederos de reductos paramilitares antioqueños y de la costa Caribe, quienes además cuentan con lugartenientes sobrevivientes del ‘Cartel de Medellín’. Por el otro lado están ‘Los Rastrojos’, herederos de bloques paramilitares del Valle, Chocó, Cauca y Nariño, que cuentan con lugartenientes que sobrevivieron a la guerra del ‘Cartel del Norte del Valle’. El Estado, en su política de defensa bautizó este fenómeno delincuencial como ‘Las Bacrim’ -eufemismo de Bandas Criminales-, pero todo parece indicar que el fenómeno tiene muchos más alcances de los que supuso el gobierno y que se le ha salido de las manos; las ‘Bacrim’ se han convertido en una medusa que se reproduce infinitamente porque no se ha descubierto el verdadero cerebro.
Colombia está ante un nuevo control territorial de «Carteles Neoparamilitares». La afirmación de por sí ya es grave, pero mucho más los datos que lo demuestran. Son dos los carteles a la cabeza. Informe Corporación Nuevo Arco Iris.
Los carteles neoparamilitares durante 2012, según datos de Arco Iris, conquistaron otros 128 municipios, pasando a tener presencia en 337 municipios repartidos en todo lo largo y ancho del territorio nacional. En contraposición las capturas de la estrategia de defensa han seguido con la misma constante, en 2011 se capturaron cerca de 3000 miembros y en 2012 la cifra no superó los 3300. Mientras para el gobierno es un triunfo haber reducido el número de bandas, pasando de 33 en 2006 a no más de seis en 2012, para Arco Iris esto refleja cierto grado de desconocimiento del fenómeno debido a que las pequeñas bandas pasaron a formar parte de los brazos criminales de ‘Rastrojos’ y Urabeños, montando un complejo poder delincuencial.
Arco Iris logró identificar de manera eficaz el modus operandi de estos dos carteles neoparamilitares. Política y militarmente el accionar es igual al de los extintos bloques paramilitares, tanto por su parque bélico como por mantener el statu quo en los proyectos políticos regionales. Ejercer control es la regla. Pero con un plus que los blinda en cierta medida de ser tenidos en cuenta en una verdadera política de defensa: estos carteles neoparamilitares no son contraestatales, su objeto no es accionar contra el Estado y mucho menos acabar la guerrilla, o ser ejércitos privados para cuidar zonas productivas como en principio nació el paramilitarismo. Al contrario; ‘Rastrojos’ y ‘Urabeños’ han organizado una compleja estructura que tiene como objeto gerenciar todos los nodos delincuenciales del país. El informe de Arco Iris que se imprime el próximo mes, ahonda en este nuevo modelo criminal.