Vicenç Fisas
(Director de la Escuela de Cultura de Paz, Universidad Autónoma de Barcelona)
El proceso de paz en Irlanda del Norte, o mejor dicho, el fin de la confrontación armada en esta región, estuvo llena de singularidades, tanto en el proceso como en el rol de determinadas personas, de un lado y otro. Decisiones como el “consentimiento paralelo” (era necesaria asegurar la mayoría de votos de las dos comunidades), el “consenso suficiente” (invento sudafricano para impedir que un solo partido pueda bloquear el proceso), el “proceso de tratar tres temas a la vez”, y los principios de mediación que puso el senador y mediador George Mitchell. La paz, sin embargo, todavía tardará años en llegar, debido a la profundidad de las heridas acumuladas durante los años de la confrontación, pero poco a poco se notan avances en el proceso de reconciliación, que permitirá a la siguiente generación de irlandeses y británicos actuar conjuntamente en el desarrollo de las dos comunidades(1).
Uno de los hechos singulares del proceso irlandés, es que al firmar el Acuerdo de Viernes Santo en 1998 apenas se dedicó un pequeño espacio al desarme del IRA y de los grupos paramilitares, contrariamente a otros procesos de paz en los que se detalla este tema. No es recomendable dejar de lado esta cuestión en los acuerdos de paz en cualquier parte del mundo. Tiene que ser negociado y detallado durante el proceso. Además, en el acuerdo de paz de Irlanda del Norte, hubo mucho más énfasis en el futuro de los presos que en desarrollar temas políticos. Como en otros procesos de paz, especialmente en Asia, los presos del IRA jugaron un papel determinante en el buen desarrollo de la negociación. El IRA no renunció a la violencia hasta el 2005, siete años después de firmarse el acuerdo de paz. Ese desfase produjo numerosos problemas, por lo que no es recomendable dejar que pasen tantos años entre una cosa y la otra.
Entre 1998 y 2000 salieron de prisión 433 personas en régimen de libertad provisional, 229 de los cuales eran miembros del IRA. El Secretario de Estado británico tuvo la potestad de revocar las liberaciones en caso de no cumplir con los principios Mitchell de no violencia. Tan solo 9 personas fueron detenidas de nuevo. A los combatientes que no tenían causas pendientes con la justicia, se les concedió directamente una amnistía. El período de amnistía se inició el 30 de junio de 1998 y terminó el 26 de febrero de 2003.
El hecho de que el Acuerdo de Viernes Santo de 1998 no explicara cómo proceder con un cierto detalle ante el tema del desarme, limitándose a expresar su conveniencia e invitar a las partes a colaborar con la Comisión Internacional Independiente de Desarme (IICD), creada el 26 de agosto de 1997, y con un esquema de trabajo aprobado el 30 de junio de 1998, generó inicialmente muchas desconfianzas entre las dos comunidades enfrentadas. En un párrafo, se decía que “la resolución del decomiso de armas era parte indispensable del proceso de negociación”. La IICD estuvo presidida por el general canadiense Jon de Chastelain, que se encargó de verificar el paulatino desarme y destrucción de las armas decomisadas. Los dos otros miembros de la Comisión fueron el brigadier Tauno Nieminen, de Finlandia, y el embajador Donald C. Johnson, de Estados Unidos (1997-1999) y Andrew D. Sens, también de Estados Unidos (1999-2011). Este trabajo recayó sobre dos inspectores, a partir del año 2000: Cyril Ramaphosa, sudafricano que participó activamente en el proceso de paz de su país, y el ex presidente finlandés Martti Ahtisaari. La Comisión se creó después de momentos de tensión en las negociaciones. Incluso el mediador Mitchell, en un informe de enero de 2006, recomendó que las partes deberían considerar algún tipo de desarme durante el proceso de negociación. Antes, sin embargo, debían solucionarse varios problemas. Un punto de avance fue cuando en septiembre de 1997, el Sinn Féin, brazo político del IRA, se integró en las conversaciones multipartidistas y se comprometió con los principios Mitchell, que prohibía cualquier tipo de violencia para lograr fines políticos.
Esta Comisión, impulsada por el presidente Clinton y que terminó de actuar en marzo de 2011, tardó cuatro años en lograr su objetivo fundamental, el desarme de los principales grupos paramilitares, lo que provocó momentos de tensión, especialmente porque la Comisión trabajaba en secreto y no se hizo ninguna fotografía o grabación de los procesos de entrega y destrucción de armas del IRA, ni se hizo un listado público del armamento entregado, precisamente para evitar que algunos de los grupos armados tuvieran la sensación de derrota o de humillación.
El reglamento de la Comisión era muy explícito en la manera de proceder, pero también fue estricto en su confidencialidad. En octubre de 2003, no obstante, el primer ministro británico, Tony Blair, estuvo a punto de publicar los detalles del desarme del IRA, ante el descontento y desconfianza de los unionistas protestantes. En mi opinión, este proceso debe ser más rápido (algunos meses, pero no años) y transparente, aunque no incluya imágenes. Se realizaron cuatro actos de desarme del IRA supervisados por la citada Comisión: el 23 de octubre de 2001, el 8 de abril de 2002, el 21 de octubre de 2003, y el 26 de septiembre de 2005.
En enero de 2004 se creó la Independent Monitoring Commission (IMC), por un acuerdo entre los gobiernos británico e irlandés. Su misión era monitorear la no utilización de la violencia en la vida política de Irlanda del Norte. Finalizó sus actividades en marzo de 2011. Mantuvo malas relaciones con el Sinn Féin. En septiembre de 2005, dos clérigos locales, el protestante y ex presidente metodista Harold Good y el católico Alec Reid, certificaron que el IRA se había desmovilizado. El desarme final llegó después de que el IRA renunciara a la lucha armada y aceptara la vía política, a finales de julio, para conseguir su objetivo: la unificación de la isla de Irlanda. El IRA permitió la presencia de los dos clérigos mencionados para ser testigos del desarme, mientras las autoridades pertinentes inspeccionaron y destruyeron los arsenales del IRA, para fundirlos finalmente(2).
La Comisión debía entregar una lista detallada del armamento entregado por el IRA y los paramilitares unionistas al Departamento de Estado de Estados Unidos, para su custodia confidencial, pero en marzo de 2011, la Comisión de Desarme anunció que todos los documentos de la misma serían entregados al Boston College para su custodia confidencial durante 30 años, en que serían desclasificados. Al parecer, el IRA entregó centenares de rifles automáticos, un lanzador de misiles tierra-aire y tres toneladas de explosivos. En una conferencia de prensa, el general canadiense que presidía la Comisión, declaró que según el Jane’s Intelligence Review, el arsenal del IRA era de 1.000 rifles, dos toneladas de explosivos Semtex, siete misiles tierra-aire y dos docenas de vehículos pesados.
El Gobierno británico se dio por satisfecho porque las cantidades que mencionó la Comisión cuadraban con los datos que poseían los servicios de inteligencia. El reverendo radical protestante, Ian Paisley, declaró en aquel momento su desconfianza en el proceso, por la ausencia de datos públicos, lo que entorpeció el desarrollo de los acuerdos políticos que se habían logrado. Vista esa experiencia, lo más recomendable es que se facilite al gran público, al final del desarme, un listado de las armas entregadas e inutilizadas. Además, la fundición de esas armas puede servir para realizar una escultura simbólica sobre el deseo de reconciliación(3).