Kahane, el as de Santos para el tema de drogas

Foto: Detalle de la carátula del libro de Adam Kahane ‘Poder y Amor’.

El equipo de planeación por escenarios de Mont Fleur contaba con veintidós miembros que representaban todos los estratos de Sudáfrica: activistas comunitarios, políticos conservadores, funcionarios del Congreso Nacional Africano, sindicalistas, economistas de centro y altos ejecutivos de corporaciones, Kahene describe así su labor: “nuestro objetivo era desarrollar una serie de situaciones imaginarias alternas acerca de los que podría ocurrir en el país , para provocar el debate y el movimiento  de avance.”

Los escenarios que fueron construidos en este ejercicio fueron:

1. Escenario Avestruz: con el gobierno enterrando la cabeza en la arena para evitar una negociación verdadera, lo que no era sustentable.

2. Escenario Pato cojo: en el que como el gobierno sería incapaz de resolver los problemas del país, las cosas simplemente se pondrían peor.

3. Escenario Ícaro: la posibilidad de que un gobierno de mayoría negra llegara al poder sin restricciones y tratara de hacer todo a la vez, volara cerca del sol y estrellarse.

4. Escenario Vuelo de flamencos: evitar que se dieran estos tres problemas, es decir, un tratamiento gradual de  los problemas de manera conjunta.

El resultado de la formulación de esta serie de escenarios causó un fuerte impacto en todo el país, y proyectó a Kahene, como un hombre prestigioso, una voz escuchada y un referente para este tipo de ejercicios.

Fue a raíz de esa fama que Kahene fue contactado por el propio Juan Manuel Santos, y su fundación Buen Gobierno para que hiciera un ejercicio similar en Colombia. Corría el año 96 y el país vivía una profunda crisis política por el proceso 8.000 que le había quitado la capacidad de gobernanza a Ernesto Samper y  por el ambiente de zozobra que había creado la iniciativa militar de las guerrillas y el desmadre de los paramilitares. Entonces surgió la iniciativa de convocar a un grupo plural que hizo un ejercicio llamado “Destino Colombia”

En su momento los organizadores de esta iniciativa la definieron como: “Un ejemplo de convivencia y construcción en medio de la diversidad.  Cuarenta y tres colombianos de las más variadas y supuestamente irreconciliables  tendencias, trabajaron juntos a lo largo de varios meses para identificar caminos alternativos para el país en los próximos dieciséis años.”

La reflexión de este grupo dio como resultado  cuatro escenarios, que fueron presentados públicamente en 1998 y hicieron de Destino Colombia una especie de bola de cristal donde quedó escrito lo que ocurriría en los años que siguieron. Los escenarios fueron estos:

Amanecerá y veremos

El país se hunde en el caos. La falta de decisión para enfrentar los cambios  necesarios nos deja sin capacidad de reacción porque lo peor que se puede hacer es no hacer nada! (Este fue el escenario de Andrés Pastrana)

¡Todos a marchar!

Para reconstruir una nación rota y zurcir las rasgaduras hechas al tejido social del país, y ante la frustración de otros intentos para alcanzar la paz, se instauró un mandato firme para poner orden al caos institucional. (Este fue el escenario de Álvaro Uribe).

Más vale pájaro en mano que cien volando

Bajo la presión de los actores armados y tras diez años de desangre, el Estado y la sociedad deciden que ha llegado la hora de dialogar y llegar a acuerdos serios. En vez de perderlo todo, todos ganan algo, porque es mejor algún arreglo que un mal pleito.  (Quizá el momento actual)

La unión hace la fuerza

Desde la base social se inicia un esfuerzo que se traduce en profundos cambios en la mentalidad individual y colectiva, se trata de modificar la vieja manera de ser, gran causa de nuestros males, la inclinación a trabajar divididos;  se descubre nuestro verdadero recurso, el que logran el respeto de las diferencias y la fuerza de la unión. (¿El futuro mediato?).

De la relación estrecha entre Kahene y Santos se supo el año pasado cuando el Presidente escribió el prólogo del libro Poder y Amor, escrito por el canadiense. Ahora su papel vuelve a ser central pues será el encargado de promover el espinoso diálogo sobre las drogas en Cartagena.

/ Luis Eduardo Celis