“Que el fusil no interfiera con mi bolígrafo”: Miller Dussán

Foto: archivo particular

A mediados del 2007 Miller Dussán estaba en una reunión en Gigante, Huila, analizando temas de derechos humanos y de repente surgió el tema de la empresa Emgesa y su propósito de comprarles tierras a campesinos, con el propósito de construir la represa de El Quimbo. Desde ese día este huilense ha dedicado días y noches liderando una acción ciudadana en contra de la mega-obra, promoviendo acciones legales, de movilización y visibilidad para resistir. Esta resistencia se volvió tema nacional después de que se conociera un video que registra un desalojo violento por parte del Esmad que dejó varios heridos.

¿Quién es el hombre que está en el corazón de estas protestas?

Miller Dussán nació en La Plata, Huila en 1950, pero creció en Pitalito. Su padre Patrocinio Dussán y su madre Abigail Calderón conformaron un hogar de trece hermanos, al que Miller define como una familia campesina “sencilla y de recia disciplina”.

Estudió bachillerato en el Colegio Santa Librada en Neiva, y en 1970 se matriculó en la Universidad Nacional para estudiar economía. Un cierre de la Universidad en medio de las constantes protestas; su afán de estrechar vínculos con el mundo obrero lo llevaron a participar en una convocatoria de Ecopetrol para concursar por 51 cargos, en la que ocupó el puesto 18 entre tres mil aspirantes. Y se va para Barrancabermeja.

Esta es la historia de Miller Dussán, el hombre que lidera Asoquimbo, la organización civil que se opone a la construcción de la hidroeléctrica de El Quimbo, considerada de interés nacional por el gobierno de Santos.

En 1971 trabajaba como operario de extracción primero, y en la refinería después. Se afilió al sindicato y participó de la huelga de 1971, que estaba motivada no solo por reivindicaciones salariales sino por denuncias de corrupción y malos manejos al interior de la empresa. La huelga desembocó en enfrentamientos y 277 trabajadores fueron despedidos, varios de ellos en la cárcel y juzgados bajo concejo verbal de guerra. Así fue como terminó el fugaz paso de Miller por Ecopetrol y retornó a su natal Huila. Esta experiencia marcó mi vida y mi compromiso con la construcción de la democracia en el país”.

Se vinculó al magisterio en 1974 y desde allí vuelve a tomar parte de la actividad sindical, al igual que varios de sus hermanos que también han sido educadores, uno de ellos, Jaime Dussán, se destacaba como líder del magisterio mientras enseñaba en varios pueblos del Huila literatura, Ingles y lenguaje.

Maestros de la época recuerdan a Miller como una persona metódica, disciplinada, crítico de la escuela tradicional, miembro activo de lo que luego se conocería como “Movimiento pedagógico”, que fue una corriente del sindicalismo critica con el papel del maestro y de la escuela, de las políticas educativas y que trabajó con una perspectiva de construir sujetos sociales desde las aulas. Miller vivió con toda intensidad la apuesta de este movimiento.

Con todo el bagaje pedagógico adquirido, en 1978 empezó a estudiar Lingüística y Literatura en la Universidad Sur Colombiana, de donde se graduó en 1983. Durante sus años en la Universidad se convirtió en el representante de los estudiantes al Concejo Superior Universitario y participó desde la actividad sindical en el equipo negociador del Estatuto docente, que fue la norma que dio vida al escalafón en el magisterio, reglamentó la carrera de los educadores y mejoro notablemente las condiciones salariales.

Ya graduado de la Universidad se vinculó como maestro de la misma en la modalidad de hora cátedra y desde allí emprende una nueva batalla, esta vez por mejores condiciones para los profesores que trabajan por horas. Luego obtiene una plaza como profesor de planta y en 1989 se convierte en el representante de los profesores en el Consejo Superior Universitario.