Foto: archivo particular
En la Universidad es toda una institución. Entre los muchos cargos que ha desempeñado estuvo el de vicerrector académico en 1997, y ha combinado su actividad con el estudio, es así como 2005 obtuvo un doctorado en la Universidad de Barcelona.
Dussán ha sido aspirante en varias ocasiones a la rectoría de la Universidad Sur Colombiana, pero a pesar de llevar 33 años en ella no lo ha logrado. “Es un cargo de designación política y no me la llevo bien con los políticos que mandan en el Huila”, dice.
Como maestro, Dussán se considera un adherente de la “pedagogía de la liberación”, movimiento fundado por Paulo Freire que considera que la educación debe proyectar a los individuos y las comunidades a un análisis crítico y reflexivo de la vida social para transformarla.
Cuando en los años 90 su hermano menos, Jaime, saltó del sindicato de los maestros (Fecode) al Congreso de la República y se convirtió en figura nacional, Miller se distanció de él políticamente. Mientras Jaime funciona en las lógicas de los pactos, las alianzas, el pragmatismo, Miller se siente más cómodo entre los libros, las razones, los fundamentos, le molesta que lo llamen militante, no se afilia a ningún sector y mucho menos al que lidera su hermano Jaime. Antes que ser militante se considera un “conversante”. Por supuesto que la hermandad con Jaime es indisoluble, pero en la vida pública, Miller está muy lejos de su hermano el político.
Ahora que lidera las protestas contra la construcción de la Hidroeléctrica de El Quimbo, y que hay tantos actores moviendo sus intereses allí, Miller Dussán, que le ha dedicado los últimos cuatro años de su vida a lo que él llama la “resistencia civil”, demarca muy bien la cancha en la cual quiere jugar. Afirma sin tapujos que no comparte la acción armada de las FARC, que en estos días sacó un pronunciamiento criticando el proyecto. “No comparto el fusil y no quiero que interfiera con mi bolígrafo”. Igualmente critica al Estado a quien considera que es condescendiente con la acción de Emgesa y no defiende los intereses de los ciudadanos que a su juicio son atropellados y sus derechos vulnerados.
Dussán dice que no se opone por oponerse a la represa. Que sabe que se requiere la energía, pero que luego de estudiar los impactos de la construcción del Quimbo, son demasiados los prejuicios ambientales, sociales y económicos y que esas son las razones para pedirle al Estado que no le de viabilidad a este proyecto. Pero tanto para Uribe y como para Santos este ha sido un proyecto prioritario.
El Quimbo va para adelante, pero eso no significa que no se deban escuchar las voces y los argumentos que esgrime la Asociación de afectados por la construcción de la hidroeléctrica del Quimbo y cuya voz más informada es la Dussán. Él es quizá el huilense que más ha estudiado las implicaciones de la obra, lideró la constitución de la asociación de afectados, Asoquimbo, ha debatido en la Asamblea del Huila, el Congreso de la República y participado de múltiples espacios nacionales e internacionales, argumentando que la acción de Emgesa no está ajustada a la ley.
Miller Dussán es la voz más crítica de un proyecto definido por el Presidente Juan Manuel Santos como de interés nacional; una voz que ha sido amenazada y que hoy siente sombras sobre su existencia, pero que en un Estado de derecho debe recibir protección, pues su bandera ha sido la discrepancia legítima y la resistencia pacífica a una acción que considera injusta con su región.
/ Luis Eduardo Celis