Foto: archivo revista Arcanos / Cortesía Semana
Desde que llegó a la presidencia, Juan Manuel Santos ha puesto el tema de la legalización de las drogas sobre la mesa. Esa parece ser la cuestión en la que apoya su aspiración de convertirse en un líder regional, con influencia global. En cada reunión de alto nivel, Santos cuestiona los logros de la política anti-drogas y la asimetría en los esfuerzos; y el cenit de ese reclamo será la Cumbre de las Américas en abril; un momento quizás excepcional, pues por primera vez los Estados de América Latina se preguntarán de manera colectiva por el fracaso del prohibicionismo y la necesidad de abandonar el tabú de buscar otras salidas.
Tal como los han señalado los ex presidentes Hernique Cardozo, César Gaviria y Ernesto Zedillo, la penalización del consumo ha fortalecido al crimen organizado y éste pasó de ser un problema policial para convertirse en la mayor amenaza de los Estados, especialmente en Centroamérica, que hoy es la región más violenta del mundo por cuenta de las mafias.
Que Colombia se ponga a la cabeza de la discusión global sobre políticas anti-drogas es un avance significativo ya que este país ha sido durante 20 años el laboratorio del modelo militarista de aplicado por Estados Unidos en esta materia. Hasta ahora, los gobiernos colombianos han sido extremadamente incondicionales con la cartilla gringa, y en el gobierno anterior la doctrina punitiva llegó al extremo de lograr la prohibición de la dosis personal, que había sido declarada como un derecho constitucional.
Pero más allá de la retórica, el modelo de lucha contra las drogas no ha tenido en Colombia ningún viraje. La Policía sigue capturando al granel y la justicia actuando al detal; la extradición sigue siendo el instrumento preferido por el gobierno para asustar a los narcos; la erradicación se sigue haciendo como siempre y que sepamos, la dosis personal sigue prohibida.
En Colombia aún no se le ha dado la dimensión que tiene el viraje en la retórica del gobierno en materia de lucha contra las drogas. Aunque las posibilidades de la legalización global son casi nulas, América Latina puede salírsele del redil a los gringos en esta materia. ¿Qué tan en serio está hablando Santos?
Tal como lo expresó el columnista de El Espectador Daniel Pacheco, abordar la legalización puede terminar siendo un ejercicio de banal que le sirve a Santos para proyectarse internacionalmente a futuro, más que una política pragmática que permita salir de la encrucijada en la que están estos países. Para Pacheco el foco del debate debería ser el cuestionamiento a la doctrina americana y su estruendoso fracaso.
“A Obama le va a quedar muy difícil defender el éxito de la prohibición de las drogas frente a los mandatarios centroamericanos inundados por narcos, frente a los funcionarios mexicanos inundados de armas estadounidenses, y frente a los colombianos, que todavía producimos el 95% de la cocaína que consumen en EE.UU., a pesar de los US$8 mil millones que han invertido en el Plan Colombia” dice Pacheco.
Aun así, resulta paradójico que mientras Estados Unidos se ha mostrado abierto a un diálogo respecto a la legalización, la Organización de Naciones Unidas, ONU, está menos interesada en abordar esa posibilidad para salir de la encrucijada en la que están estos países.
Así ha sido la trayectoria de Santos con el tema de la legalización:
Asamblea Anual de Naciones Unidas del 2010
El 24 de septiembre de 2010 el Presidente Santos se manifestó por primera vez inclinado a impulsar una revisión de la política antidroga, lo dicho en este escenario de la diplomacia mundial fue:
“Vencimos los grandes carteles del narcotráfico, pero este negocio aún no ha terminado. Por eso seguiremos combatiéndolo, porque para nosotros es un asunto de seguridad nacional (…) Es necesario que el mundo abra los ojos, porque entrar en negación frente a este problema puede ser fatal. Y nos sucedió a nosotros, a un altísimo costo (…) Pero eso sí: es muy importante que seamos coherentes sobre este tema. Lo digo como representante del país con más autoridad moral para hablar sobre este flagelo, porque ninguna otra nación ha sufrido, coma la nuestra, las nefastas consecuencias del narcotráfico.
Vemos con preocupación la contradicción de algunos países que, por un lado, exigen una lucha frontal contra el narcotráfico y, por otro, legalizan el consumo o estudian la posibilidad de legalizar la producción y el comercio de ciertas drogas.
¿Cómo puede alguien decirle a un campesino de mi país que será perseguido y castigado por sembrar plantas para producción de drogas, si en otras partes del mundo ésta se vuelve una actividad legal?
Estas contradicciones hacen urgente –y en esto nos unimos al llamado del Presidente Leonel Fernández, de República Dominicana–, que concertemos y revisemos la estrategia mundial contra las drogas ilícitas, para acordar una política global única, más efectiva y en la que todos los países contribuyamos por igual a este esfuerzo.”
XII Cumbre del Mecanismo de Diálogo y Concertación de Tuxtla
El 25 y 26 de octubre de 2010, se celebró en Cartagena, Colombia, la XII Cumbre del Mecanismo de Diálogo y Concertación de Tuxtla con la presencia de la Presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, y los presidentes de México, Felipe Calderón, de Colombia, Juan Manuel Santos, de Guatemala, Álvaro Colom, y de Honduras, Porfirio Lobo.
Uno de los temas centrales de la Cumbre fue el de la lucha contra el narcotráfico. Los mandatarios criticaron la posible legalización de la marihuana en California, Estados Unidos, y solicitaron al gobierno de ese país ser más consecuente en su política anti-narco.
El presidente Juan Manuel Santos, cuestionó la estrategia global contra las drogas al advertir que mientras sociedades occidentales y consumidoras como California (EE.UU.) promueven la legalización, en Latinoamérica se pierden vidas e invierten recursos para combatirla.
«Es confuso para nuestra gente ver que, mientras perdemos vidas e invertimos recursos en la lucha contra el narcotráfico, en países consumidores se promueven iniciativas como la del referendo de California (EE.UU.) para legalizar la producción, venta y consumo de marihuana».
«Me pregunto sí la octava economía del mundo (California), que promueve con tanto éxito su tecnología de punta, sus películas y sus buenos vinos, ¿va a permitir entonces la importación de marihuana a su llamativo mercado?».
El Referéndum de legalización de la marihuana en California
El referéndum fue realizado el 2 de noviembre de 2010.
Ante esta iniciativa, que fue negada en las urnas, por un estrecho margen, el Presidente Santos, se manifestó ante de la consulta en términos de:
“Esa discusión, debía darse de manera global, no individual de los países”.
“La gente le tiene miedo a pronunciar la palabra ‘legalización’, por el estigma que tiene, porque si la decimos, dicen que queremos que el crimen se imponga o que el consumo se incremente. No. Entonces lo han llamado ‘despenalización’ o descriminalización, que en el fondo es legalización, es quitarle el elemento ilícito al tráfico y mas bien usar el producto de los impuestos que se darían al consumo de ese tipo, para tratar de prevenir el efecto sobre la salud pública”.