Fuego amigo en el uribismo

Foto: José Obdulio Gaviria (izq) y el Senador Roy Barreras

Desde hace dos semanas José Obdulio Gaviria ha dedicado su columna del Tiempo al fuego amigo. Su blanco es el senador uribista Roy Barreras. Con el estilo sibilino que lo caracteriza, Gaviria ha escrito sobre una reunión ficticia en una ONG con altos funcionarios del gobierno (para buenos entendedores se refiere al Alto Consejero de Seguridad Nacional Sergio Jaramillo) a la que habría asistido Barreras y la que éste se habría comprometido a sacar adelante el proyecto de Marco Legal para la Paz, que ya superó su quinto debate con éxito en el Congreso.

La arremetida de Gaviria y del propio Uribe contra el marco busca intimidar a los uribistas que apoyan el proyecto, crucial para la administración Santos. Las piezas de propaganda, publicadas en la sección de opinión de El Tiempo, son una imitación fallida del estilo de columnistas como Daniel Samper Ospina que recurren a la ficción y la caricatura para referirse a los hechos nacionales. No obstante, sus escritos demuestran que como propagandista de la vieja guardia, Gaviria lo hace de manera aceptable, pero como estratega, solo ha conseguido alejar a los simpatizantes que pudiera tener Uribe todavía.  Oscar Sevillano, periodista de Arco Iris, le preguntó al senador Barreras que tanto lo trasnocha la imaginación del ex consejero presidencial.

Oscar Sevillano (OS): ¿Cómo recibe las críticas de José Obdulio?

Roy Barreras (RB): El proyecto de marco legal para la paz ha sido criticado tanto por la ultraderecha como también por la izquierda recalcitrante. Cuando los proyectos son sensatos y tratan de recoger la opinión de las mayorías, es natural que los extremos no se identifiquen con estas. Aquí estamos construyendo un marco de justicia transicional que es útil para Colombia, que abre un espacio para la paz y es inevitable que  un proceso tan complejo genere críticas  que recibo con agrado,  porque nos permite mejorarlo.

OS: Pero su jefe político, Uribe, no comparte el marco…

RB: Nosotros no podemos enfrascarnos en pensar que la única salida sea aniquilar físicamente al último colombiano violento. Tiene que existir espacio para que los colombianos violentos, los que le apuestan a la paz y a la democracia,  encuentren  caminos de reintegración social. Esa es mi apuesta.

OS: José Obdulio lo señala a usted prácticamente de traidor y desleal, por decir lo menos…¿qué tan uribista se siente cuando defiende ese proyecto de ley?

RB: Aquí lo que está en juego es la patria y las instituciones. Sin la firmeza y la recuperación de la seguridad democrática, hoy no podríamos pensar en la posibilidad de un marco para la paz. Hace diez años con un país sitiado, secuestrado, bombardeado, casi desecho, nadie se atrevería a pensar en eso, pero hoy las condiciones son otras.

OS: ¿Ha hablado con Uribe sobre este tema?   

RB: Por supuesto, pero debo decir que existen algunas personas como por ejemplo el columnista José Obdulio Gaviria, que no tienen tiempo para la discusión ideológica, sino para la fantasiosa imaginación de reuniones inexistentes, que solo se explican por la insólita costumbre de hacer juicios basándose en infiltraciones ilegales en citas que solo han existido en sus malos pensamientos.

OS: ¿No será que José Obdulio es apenas un mensajero de Uribe?

RB: No lo creo, Álvaro Uribe es una persona que no teme decir lo que piensa.

OS: ¿Y Uribe si le pasa al teléfono?

RB: El miércoles pasado hablamos por teléfono sobre estos temas en un espacio aproximando de una hora. Mantengo la más prudente y respetuosa relación con él, como el  exmandatario  de Estado  que es. Por supuesto le expongo mis puntos de vista con independencia y  las conversaciones que hemos tenido siempre han sido bajo esos parámetros, lo que sucede es con las personas que se encuentran a su alrededor no sucede lo mismo, porque a estos les encanta echarle leña al fuego.

OS: ¿Y por qué entonces Gaviria se ensañó con usted?

RB: Soy una persona que no reconoce enemistades. Entiendo que en estos momentos hay personas huérfanas del poder, fracasados tropicales  que tratan de generar ruidos y armar polémicas para después postularse como bomberos, pero no son la mayoría afortunadamente.