Foto: Piedad Córdoba en el aeropuerto Vangaurdia de Villavicencio, durante las liberaciones el día de ayer. / Luis Eduardo Celis.
Cuando Piedad es delegada por el expresidente Uribe para facilitar la liberación de los secuestrados de las Farc, inició una cruzada a nivel nacional e internacional por esta labor sin abandonar su curul. Ello le costó un duro debate en la plenaria del Senado en cabeza de su colega Nancy Patricia Gutiérrez, quien le acusó de hacerle el juego a la guerrilla y dar declaraciones en foros internacionales salidas de tono. Luego de que Uribe le revocara su nombramiento para mediar con el grupo guerrillero, Piedad continuó con su lucha por la liberación de los cautivos desde Colombianos y Colombianas por la Paz.
Ahora que llega a la meta final en materia humanitaria, la pregunta es qué se sigue para Piedad. Aunque ella ha dicho que pasará a otros campos de la vida, es poco probable que desaparezca de al escena pública. Más aún cuando parece abrirse una ventana de oportunidad para la solución política del conflicto. Por un lado, ya está promoviendo la Marcha Patriótica y hace parte del movimiento patriótico, que cuenta con una fuerte base social del Partido Comunista, y sectores sociales de izquierda radical.
Por otro lado, seguirá, seguramente, buscando poner el tema de los presos políticos de las Farc en la agenda de negociación.
Marleny Orjuela: misión cumplida
Marleny Orjuela tiene la gran satisfacción de haberle cumplido la promesa hecha a familiares de militares y policías secuestrados de que no los abandonaría y que por el contrario les brindaría su apoyo hasta que el último miembro de la fuerza castrense regresara a su hogar.
Marleny conformó la Asociación de Familiares de Policías y Militares Secuestrados por la Guerrilla (Asfamipaz) en 1998, cuando su primo se encontraba en cautiverio, lo que le motivó a viajar hasta San Vicente del Caguán donde se desarrollaban los diálogos de paz con el gobierno de Andrés Pastrana para que le permitieran visitar a quienes se encontraban secuestrados por la guerrilla. Sorprendentemente la petición que le fue concedida y es entonces cuando viaja en compañía de Amparo Rico, la madre de uno de los soldados en poder de la guerrilla. Al llegar al lugar donde se encontraba un grupo de los más de doscientos policías y militares que habían caído en poder del grupo guerrillero su mayor sorpresa fue verlos en jaulas tejidas en alambres de púas, imagen que le dio la vuelta al mundo como prueba de la crueldad y la degradación de la guerra.
Desde entonces esta imagen acompaña la vida de Marleny Orjuela quien semana tras semana acudió a la Plaza de Bolívar en compañía de los familiares de soldados y policías en cautiverio y con pancarta en mano gritaban la frase de “vivo se los llevaron, vivos los queremos”, a pesar de que su familiar ya había sido liberado años atrás.
Actualmente esta contadora pública de origen humilde, casada y con dos hijos, integra el grupo de Colombianos y Colombianas por la Paz, sin abandonar su organización Asfamipaz. Hoy siente que valió la pena luchar durante todos estos años a pesar de los duros señalamientos que tuvo que padecer durante el gobierno de Álvaro Uribe quien en varias ocasiones la señaló de auxiliadora de las Farc.
Ahora Marleny puede decir que su misión está cumplida, pero sin duda su papel ha sido tan importante en materia humanitaria, que seguirá jugando como activista y mediadora en lo que falta: definir el futuro de los secuestrados por razones extorsivas, cuya suerte, número y situación se desconocen.