“Sebastián”, el nuevo capo (3)

 

Foto: cortesía Semana

El terreno que ‘Valenciano’ había intentado abonar para Los Urabeños terminó reducido a muy poco. La herencia que recibió este grupo se concentra hoy en el occidente en la parte alta de las comunas 13 (San Javier) y 16 (Belén) y los corregimientos de Altavista, San Antonio de Prado y San Cristóbal.

En la comuna 13 permanece un grupo muy fuerte que se llama La Agonía, que recibió a buena parte de los hombres de “Valenciano” que iban saliendo de las comunas donde ‘Sebastián’ ganó.

Al otro extremo de Medellín, en el oriente, en la parte alta de la comuna 8, también hay presencia de Los Urabeños en el sector conocido como La Sierra. En ambas zonas se presentan con frecuencia enfrentamientos entre éstos con otros grupos ilegales y con la Policía.

El mando de Los Urabeños en Medellín lo tiene ahora ‘Mi Sangre’, quien había hecho el enlace inicial entre ‘Valenciano’ y los hermanos Úsuga.

El ala de ‘Sebastián’, que ahora tiene el control de la mayor parte de la escena criminal en Medellín, llega con un nuevo modelo de poder. Si bien antes se veía La Oficina como una estructura jerárquica, ahora lo que existe es una especie de junta directiva encabezada por ‘Sebastián’ y en la que participan también su socio ‘Beto’, ‘Mateo’, ‘Frank’ (hermano de ‘Sebastián’) y ‘Helenita’, una mujer que ha jugado un protagónico papel en la influencia política de La Oficina.

Durante la comandancia del general Vásquez en la Policía de Medellín también se han dado duros golpes a esta estructura. En mayo de 2011 fue capturado ‘Chaparro’, quien en su momento se dijo que era el segundo hombre de La Oficina, después de ‘Sebastián’. Sin embargo, esa versión no encaja bien dentro de la nueva estructura de este grupo. ‘Chaparro’ sí era un hombre importante dentro de la organización, pero no tanto como se dijo en su momento.

En julio del año pasado ‘Sebastián’ recibió su primera orden de captura y ya la Interpol expidió una circular verde para que sea detectado en cualquiera de los 188 países que conforman esta policía internacional. Pero todavía no hay una orden de captura en su contra.

Otro golpe duro a la nueva Oficina fue la captura de ‘Frank’, el hermano de ‘Sebastián’. Como si se tratara de una película gringa, agentes vestidos de civil lo abordaron en un centro comercial, le leyeron sus derechos y después lo llevaron a disposición de un fiscal.

Tras estos convulsos años, Medellín pasó de contar impresionantes cifras de homicidios a preocuparse por la incontrolable extorsión y el tráfico de drogas. Finalmente, a eso es a lo que se dedican los grupos que logran la hegemonía de poder ilegal, hoy representada por la Oficina de ‘Sebastián’ y sus socios, Los Rastrojos.

Las dudas sobre la participación de la Policía en esta victoria no se terminan de aclarar. Los más suspicaces piensan que durante estos años se repitió, en pequeña escala, lo que se vivió con Los Pepes y Pablo Escobar en los años noventa.

Bajo la tensa calma que reina hoy en los barrios de Medellín gravitan dos interrogantes: ¿Cuánto tiempo durará el reinado de “Sebastián”?  y  ¿Qué tan débiles están realmente Mi Sangre y Los Urabeños en este momento?