Foto: Giovanni Moreno C.
/ Por Reina Lucía Valencia Valencia. Hay muchas opiniones a favor y en contra de las comunidades organizadas que buscan adelantar diálogos locales y regionales con grupos armados ilegales para humanizar el conflicto. Este debate ha cobrado visibilidad desde que los indígenas del Cauca rechazaron la presencia de actores armados legales e ilegales en su territorio. Sin embargo, desde el mes de junio, más de 30 comunidades afrodescendientes, indígenas, campesinas y de mujeres en Colombia lanzaron la campaña “Es hora de parar la guerra, la llave de la paz también es nuestra”. Para dichas comunidades, la llave de la paz no es propiedad exclusiva del Presidente de la República, así como lo establece el artículo 3 de la Ley 1421 de 2010 que imposibilita la realización de labores humanitarias por parte de ciudadanos, organizaciones o comunidades que no estén autorizadas por el Gobierno Nacional. Por lo anterior, distintos grupos de hombres y mujeres que viven a diario los rigores de la guerra solicitaron a la Corte Constitucional declarar parcialmente inexequible el artículo 3 arriba mencionado, en ejercicio de los derechos constitucionales a la paz y al Derecho Internacional Humanitario.
Camilo López, miembro del Comité de Integración del Macizo Colombiano, CIMA, una de las organizaciones que hacen parte de la Campaña, dijo “nosotros como sociedad civil sufrimos con inclemencia las barbaridades del conflicto y estamos cansados de la guerra y de la muerte de nuestros compañeros, niños y mujeres. Hacemos un llamado al conjunto de la nación para que nos demos a la tarea de parar la guerra. Ya hemos dado el tiempo suficiente al Gobierno y a los actores armados legales e ilegales para que se sienten a dialogar, ya ha pasado más de medio siglo y no ha sido posible. Entonces estamos tomando esas banderas de la paz porque nosotros también tenemos la llave y no queremos seguir desangrándonos”.
Movimientos sociales y ONG se la juegan por la posibilidad de hacer acuerdos humanitarios regionales.
Los procesos que impulsan las comunidades para humanizar el conflicto, según Ariel Ávila, coordinador del Observatorio del Conflicto Armado de la Corporación Nuevo Arco Iris, son un derecho de la población. Mientras que advirtió que los diálogos regionales que buscan la paz pueden resultar peligrosos. “Lo mejor que se puede hacer es que la humanización del conflicto sirva como un preámbulo para los diálogos, pero hay que contar con el Gobierno Nacional. Digamos que se hace una negociación con un frente guerrillero de las Farc o del ELN, se desmovilizan y de pronto puede llegar el resto de la guerrilla a vengarse por dicha desmovilización. También puede salir mal porque grupos radicalizados de la Fuerza Pública o paramilitares pueden ver a esas comunidades muy cercanas a las guerrillas y como no cuentan con el aval del Gobierno, los pueden masacrar como ya ha pasado. Aunque se reconoce que hay unas características regionales que hay que solucionar hay que contar con el Gobierno Central”.
“Eso de parar la guerra y que la llave de la paz también es nuestra es esencial para generar, por lo menos, en la opinión pública unas iniciativas y en términos políticos incidir para que de una u otra forma haya una reacción positiva en función de propiciar los diálogos humanitarios y la negociación política del conflicto armado”, así lo expresó Orlando Pantoja, miembro de Coco Cauca, Coordinación de Consejos Comunitarios y Organizaciones de Base del Pueblo Negro de la Costa Pacífica del Cauca. Pantoja agregó que la guerra destruye el tejido social, rompe los procesos, resquebraja la autonomía y deteriora toda la dinámica de reivindicación de derechos étnicos.
Salud Hernández, columnista de El Tiempo manifestó estar en contra de los diálogos regionales. “Me parece una locura porque yo no estoy de acuerdo con que se negocie con terroristas. Creo que algunas organizaciones de la sociedad civil terminan haciéndoles el juego a los terroristas de las Farc y del ELN. Es una falacia negociar regionalmente con las Farc porque son una organización vertical. Se pueden negociar cositas humanitarias, pero ¿Quién las hace cumplir? ¿Con quién se negocia? ¿Con los comandantes del frente? ¿Hasta dónde llega el acuerdo? ¿Cuál es el perímetro? ¿Dónde negocio? ¿Quién me garantiza que eso se cumple? Negocias con el Paisa de la Teófilo Forero y luego ¿Qué?
En medio de la degradación de la guerra salvar vidas humanas y abrir caminos de paz son imperativos para las organizaciones de la sociedad civil en las regiones. Teresita Marín Díaz, representante de la Asociación de Mujeres del Oriente antioqueño, AMOR, sostuvo que en su región la Campaña ha tenido muy buena acogida. “Son muchas las personas, presidentes de Juntas de Acción Comunal, concejales, personeros y los mismos alcaldes quienes tienen que ir a hablar con los grupos armados para salvar vidas, pero con el artículo 3 de la Ley 1421 pueden ser judicializados. Es mucha la gente a la que le toca hacer estos trabajos, es más cuando muchas madres de familia se enteran que sus hijos fueron reclutados por X o Y grupo ellas se van al monte a recuperar a sus hijos y no es posible que una mujer sea judicializada por recuperar a su hijo”.
La Campaña “es hora de parar la guerra, la llave de la paz también es nuestra”, liderada por la Ruta Pacífica de Mujeres junto con la Red de Iniciativas de Paz desde la base, se está desarrollando en varias regiones del país. Diego Pérez, quien hace parte del Programa Suizo de Promoción de la Paz en Colombia, Suippcol habló de los pasos siguientes que contempla la campaña: 1. Realizar un trabajo de sensibilización con sectores de la academia. 2. Promover movilizaciones pacifistas para difundir que la paz es un derecho de todos. 3. A partir de la demanda de inconstitucionalidad, buscar apoyos para que las personas escriban cartas a la Corte Constitucional y ésta se pronuncie sobre la demanda instaurada. 4. Vincular a otras organizaciones como las iglesias. 5. Hacer conversatorios con los medios de comunicación para que entiendan lo que estamos planteando.
Pérez añadió que los principales contradictores de la Campaña son los actores armados y las élites políticas locales y nacionales. “También indicó que todo apunta a que el Puro Centro Democrático anima de alguna manera para que se den esas tensiones y polarizaciones”.
Independientemente de quien tenga o no la razón en este pulso por los diálogos y acuerdos regionales humanitarios y de paz, hay que ponerle fin de una vez por todas al conflicto armado colombiano. Se necesita abrir la puerta de la paz.