¿Arrancó la estrategia de filtrar?

Foto: Interior del Palacio de Nariño | tomada de presidencia.gov.co

Ya conocemos el documento construido por el Gobierno nacional y las Farc en seis sesiones de trabajo, iniciadas el 23 de febrero y culminadas el pasado mes de julio. Lo divulgó un noticiero radial de la cadena RCN, dirigido por el ex vicepresidente Francisco Santos y primo del Presidente de la República.

El documento, según lo divulgó esta cadena radial se titula “ACUERDO GENERAL PARA LA REMINACIÓN DEL CONFLICTO Y LA CONSTRUCCION DE UNA PAZ ESTABLE Y DURADERA” (se puede consultar en: https://www.arcoiris.com.co/2012/08/este-es-el-texto-que-se-conoce-del-acuerdo-firmado-entre-el-gobierno-nacional-y-las-farc/)

En el texto se consignan los seis puntos a partir de los cuales se daría inicio a un eventual diálogo de paz con la guerrilla de las Farc. Los seis puntos serían: política de desarrollo agrario integral; participación política; fin del conflicto; solución al conflicto de drogas ilícitas; víctimas y reparación; e implementación, verificación y refrendación.

Ese documento confirma varias versiones divulgadas por varios medios de comunicación en relación a los países que estarían involucrados en los acercamientos. Se trata de Noruega, Cuba, Venezuela y Chile.

De ser fiel copia del original, ese acuerdo le daría razón a lo que hasta ahora venía siendo un secreto a voces difundido inicialmente por el expresidente Álvaro Uribe Vélez hace varias semanas: que el Gobierno nacional había iniciado un proceso de acercamiento con las Farc en La Habana desde hacía varios meses y se mantenía en secreto.

Cuando el presidente Juan Manuel Santos admitió que existían acercamientos con las Farc, dijo que su gobierno estaba obrando con “prudencia”; sin embargo, ya comenzaron a filtrarse documentos. ¿Cómo puede impactar ese asunto la confianza entre las partes?

El rumor tomó fuerza cuando el acuerdo fue anunciado por el periodista Jorge Enrique Botero a través del canal Telesur, el lunes de esta semana, y esa misma noche se cerró la jornada con una alocución del presidente Santos comunicándole al país que, en efecto, se estaban dando unas conversaciones y que anunciaría los detalles en próximos días.

En esa corta intervención, Santos dijo que su Gobierno estaba obrando con “prudencia”, no obstante, se filtró lo que podría ser el documento base para iniciar los acercamientos. Lo que nos preguntamos hoy es ¿por qué se filtro el documento’? ¿Quién lo filtró? ¿Fueron las Farc? ¿Fue el presidente Santos? ¿Ya comenzaron a operar las conspiraciones para afectar este proceso y hay terceros que están tras estas filtraciones? Éstas y muchas otras son preguntas pertinentes y a las cuales hay que buscarle las respuestas adecuadas y rápidas para evitar que el intento de comenzar un diálogo de paz con este grupo guerrillero muera antes de nacer por exceso de mediatización.

Si fue el Gobierno el responsable de filtrar el documento, se debería entender como una estrategia de comunicaciones para tomarle el pulso a la opinión, pese a que hay una respuesta ampliamente mayoritaria en el país, se dice que del 74%, a favor de los acercamientos con la guerrilla de las Farc y en contra de las declaraciones del expresidente Uribe criticando el inicio del proceso. Además, ya se han pronunciado a favor del diálogo de manera categórica el gobierno de Estados Unidos,  la ONU, la Unión Europea y la OEA, a la par de la Iglesia Católica y todo un espectro político nacional de diversas tendencias partidistas.

Si, por el contrario, las filtraciones vienen del lado de las Farc, el presidente Santos deberá estar molesto y muy probablemente será objeto de tratamiento discreto con los voceros de la guerrilla; pero detrás de la filtración hay están algunos saboteadores, la pregunta es ¿quiénes son?

Como dice Otty Patiño, experto en estas lides de negociaciones y conspiraciones, “hay que pensar mal y pensar bien e irse por la mitad”. Lo cierto es que esta agenda es un extraordinario documento que refleja el tono de lo que serán los futuros diálogos y deja entrever el tono de optimismo que nos viene embargando sobre el proceso que se abrió para cerrar este añejo conflicto.