Por qué cambiaríamos el Rio Ranchería por Regalías

Foto: tomada de notiwayuu.blogspot.com

Doctor Juan Manuel Santos, Presidente de la República de Colombia. Respetuoso saludo.

Le escribo desde Pancho, una aldea Wayuú con casas de barro, techo de zinc y que se levanta en la margen derecha del río Ranchería, el único río de la media y alta Guajira. Decenas de rancherías circundan Pancho porque los wayuú vivimos diseminados por este desierto que Dios nos dio. Las gentes por aquí viven de pescar en el río con atarrayas artesanales. Aún los niños pescan y lizas, bagres, bocachicos y camarones son nuestro alimento. Las mujeres recogen cerezas, iguarayas, mamoncillos cotoprix, coas silvestres y las venden por las calles de Riohacha. Un poco más arriba, en la vega del río, uno consigue aceitunas, jamanar, ciruela jova.

El otoño, con sus truenos escandalosos, nos avisa de las lluvias y entonces se preparan las huertas para el frijol, la patilla, auyama, maíz. Recoger la cosecha es un gozo indescriptible.

Algunos Wayuú tienen rozas permanentes junto al río. Con gran esfuerzo, cargan el agua con baldes y riegan mata por mata. Son indígenas de vocación agrícola y gozan de buen alimento en su casa.

Otros Wayuú toman barro y con agua del río amasan y forman unos bloques que queman en hornos. Fabrican ladrillos para construcción de viviendas citadinas.

Como en la orilla del río hay espesa vegetación. Un grupo corta las ramas de los árboles de trupillo, que siempre crecen rápido, y hace carbón de madera. Es una fuente de ingreso porque el carbón se vende en los restaurantes de los arijuna–personas que no pertenecen a la etnia wayuú–.

Del bosquecillo del río también tomamos la leña para cocinar. Nosotros no tenemos gas domiciliario ni estufas eléctricas.

Algunos hombres van a la ribera del Ranchería y cazan cangrejos azules. Le sacan las muelas y los vuelven a depositar en sus cuevas. Las muelas se comercian.

La mayoría de los Wayuú criamos chivos. Los rebaños, numerosos o escasos, van al río a tomar agua. Algunos tienen vacas y caballos. Aquí en Pancho miramos pasar las reses y mulas de los indígenas de Chispana y Buenavista.

Nunca dejará de sorprendernos ver acampar cerca del río los grandes rebaños de cabras de los wayuú de la alta Guajira. Cuando el verano es fuerte, arrean su ganado decenas de kilómetros, se alojan en chozas improvisadas cerca del agua y permanecen allí hasta que disminuye la temporada seca. Luego se marchan.

El Ranchería es el único río de los Wayuú, la única corriente de agua, que atraviesa este territorio ancestral dando vida a nuestra vida. Al río vamos a bañarnos. Es una diversión exultante. Allí se encuentran los jóvenes, se enamoran, fundan lazos de amistad. Las mamás lavan ropa y los pequeñitos aprenden a nadar. Existe entre los wayuú una gran colección de juegos en el agua. Con el barro blando de las orillas las niñas fabrican sus juguetes: muñecas, tacitas, platicos que secan al sol.

Los wayuú no tenemos teatro, salas de cine, rueda de Chicago, montaña rusa ni parque interactivo. Sólo tenemos el río Ranchería preñado de mitos, leyendas, relatos y encantos.

Vicenta Siosi Pino, indígena Wayuú del clan Apshana, escribió una carta a Juan Manuel Santos en la que le solicita que “ayude a los Wayuú”. El río Ranchería, único río que no seca su cauce en el desértico departamento de La Guajira, podría ser desviado 26 kilómetros de su cauce por Carbones del Cerrejón Ltd., empresa que pretende explotar la riqueza mineral que hay bajo su lecho desviándolo. Las consecuencias para los pueblos originarios, las ciudades y el frágil ecosistema de la región serían incalculables.

Miles de aves cantan en la aurora de La Guajira. Es la música más hermosa del mundo. Los pájaros van al río a saciar su sed, así como los burros, cerdos, monos, zorros chuchos, mapuritos y todos los animales que nos acompañan en este viaje por la vida.

El río Ranchería no se seca. Cuando arrecia el verano disminuye su caudal. El mar de leva entra a la corriente y trae como ofrenda pescados del océano para alimentarnos. Entonces subimos un kilómetro río arriba y allí encontramos agua dulce.

Pero el panorama no es alentador. En un libro del Cerrejón titulado “Resumen del proyecto de expansión para grupos de interés”, en su página 60, dice que el cambio climático global nos afectaría porque “el clima en La Guajira podría tornarse más cálido y seco, con una disminución en la pluviometría de 5-10 por ciento […] Los glaciales de la Sierra Nevada de Santa Marta podrían desaparecer hacia el año 2050, lo que afectaría la disponibilidad de fuentes de agua en la región”.

¿Cómo será la vida del Wayuú sin el río Ranchería?

A Pancho llegaron, el día 28 de marzo de 2012, funcionarios del Cerrejón e informaron a la comunidad que tienen proyectado desviar el río Ranchería 26 kilómetros a la altura de la mina de carbón. Advirtieron que el río se va a secar en verano. Pero si nosotros pasamos casi todo el año en verano, ¿cómo vamos a sufrir esto?

Añadieron que, posiblemente, construyan un embalse en el río Palomino (Barrancas) para surtirnos en verano. Pero, en su libro escrito está en la página 48 que esta fuente de agua desaparece durante la temporada seca. ¿Cómo nos proveerá un arroyo seco?

Anunciaron que los 500 millones de toneladas de carbón bajo el río generarían regalías. En 30 años de explotación del mineral las regalías a La Guajira le han servido para nada. Todavía ninguna población del departamento tiene un acueducto eficiente. En Riohacha, la capital, el agua llega en el barrio Centro tres días a la semana, sin alcanzar a subir a las regaderas, y en las zonas periféricas el líquido se recoge sólo un día.

Los hospitales permanecen en paro porque no cancelan los sueldos en meses y el atraso tecnológico es abrumador. La educación ocupa el último lugar del país. Según una investigación del Banco de la República, el 50% de los niños wayuú padecen desnutrición. Este año, el DNP, el Dane, el Banco Mundial y la Cepal informaron que el departamento de La Guajira ostenta el más alto nivel de pobreza e indigencia en Colombia, con un 64%. Veo que las regalías no han ayudado en lo fundamental. ¿Por qué cambiaríamos nuestro único río por regalías?

Al final de la reunión concluyeron que sería una gran obra de ingeniería y que las cosas seguirían igual. A lo que una jovencita de la comunidad preguntó: “Si todo permanecerá igual, ¿por qué nos quieren compensar?”. Nuestro transcurrir en la península de La Guajira gira alrededor del río, éste es la gracia y la vida aquí. Por favor, no permita que la empresa extranjera Cerrejón destruya el acuífero que mantiene el Ranchería y seque la única fuente de agua que poseemos.

Si se licencia el traslado y empezamos a padecer los perjuicios, no podremos volver atrás, el daño es irreversible.

Por favor, ayude a los Wayuú.

Vicenta Siosi Pino* es Wayuú del clan Apshana, periodista y escritora.