Foto: Secretaría de Prensa | Presidencia de la República
Sin duda alguna, el mayor reto en materia política que deberá enfrentar el gobierno de Juan Manuel Santos es el de recomponer sus relaciones con el legislativo, luego de que éstas quedaran resquebrajadas por el desgaste que le significó a ambos el escándalo de la fallida reforma a la justicia y el surgimiento del Puro Centro Democrático que, para el momento en que se inicie la carrera electoral de 2014, amenaza con llevarse a sus toldas a miembros de la coalición de Unidad Nacional, tanto de la U como del Partido Conservador, que aún se identifican con los postulados del gobierno anterior.
Más allá de una posible reconfiguración del gabinete ministerial, que no solo le permita mejorar su capacidad de gestión, y comunicar sus logros de una forma adecuada, lo más urgente que deber hacer Juan Manuel Santos es cambiar la forma cómo ha venido manejando las relaciones con el legislativo, por adecuada que esta parezca. En estos momentos no hay que desconocer que más de un Senador y Representante a la Cámara se encuentran un tanto molestos con el Gobierno nacional por la actitud asumida por el primer mandatario y sus ministros al finalizar el primer semestre de 2012, cuando quisieron lavarse las manos y quitarse la responsabilidad que les correspondía en lo que tiene que ver con el trámite dado a la reforma a la justicia, dejándole la culpa al Congreso de la República.
¿Qué está pensando Santos para tratar de recomponer sus relaciones con los miembros de la unidad nacional? Es la pregunta que muchos se hacen en estos momentos, Nadie como él sabe de lo necesario que es para el Gobierno nacional mantener unida a su bancada en torno al apoyo que ésta le pueda dar a los proyectos por los cuales se las ha de jugar durante esta legislatura que acaba de comenzar, dentro de los cuales se pueden contar como los más importantes los que tienen que ver con el código minero, y las reformas tributaria, pensional y a la Ley de Justicia y Paz.
No han sido fáciles las relaciones del presidente Santos con el Senado y la Cámara de Representantes. La unidad nacional tiende a la fragmentación. Oscar Sevillano, analiza en esta quinta entrega del balance a los dos años del gobierno Santos, sus tormentosas relaciones con el Congreso.
Lo anterior en lo que tiene que con iniciativas pensadas desde la Casa de Nariño, porque en lo que corresponde al Congreso, no más por el lado del Senado se han presentado 37 proyectos de ley, de los cuales hasta el momento ninguno de estos cuenta con el aval del primer mandatario. Sus autores se encuentran a la espera de un posible diálogo que permita restablecer la confianza que debe existir de parte y parte para que estos surtan el debido trámite.
Otro de los retos políticos que tiene en estos momentos el gobierno de Juan Manuel Santos es el de retener al Partido Conservador en la unidad nacional y darle un mayor protagonismo a los Verdes. Para nadie es un secreto que el mejor trato de parte del gobierno a los partidos que conforman su coalición se lo han llevado los partidos Liberal y de la U, seguidos por Cambio Radical, lo que hace que los conservadores se sientan en estos momentos como bien lo dice su vocero en la cámara Alfredo Bocanegra, “utilizados por un gobierno que solo los llama cuando ve la necesidad de que estos voten a su favor proyectos y reformas que le son necesarias para llevar a cabo sus planes, pero que poco hace por darles un mejor trato y hacerlos sentir como parte de la familia”.
Por lo anterior, entre la bancada conservadora se discute la posibilidad de más adelante, dependiendo de cómo se lleven las relaciones con el gobierno nacional durante el segundo semestre de 2012, declararse en oposición abierta y constructiva a la gestión de Juan Manuel Santos, porque según lo contó una fuente que pide reserva de su nombre, “el partido no se identifica con los postulados que está llevando el primer mandatario que, según el, corresponden más a la filosofía liberal”.
Con el Partido Verde las cosas no están como Juan Manuel Santos hubiese querido, porque estos aun no han superado la división que generó la decisión tomada por sus directivos de hacer parte de la unidad nacional, abandonando la independencia promulgada en el momento en que Antanas Mockus, reconoció su derrota en la última contienda por la Presidencia de la República.
¿Qué actitud tomarán los congresistas durante este período legislativo? Senadores y representantes, tanto de la unidad nacional como de la oposición, prometieron que en adelante llevarían a cabo una gestión de mayor control político, sin importar cuál fuera su tendencia y que, por tanto, el número de citaciones a ministros y directores de entidades descentralizadas de mayor impacto en la opinión pública aumentaría en mayor proporción, lo que según ellos haría la diferencia con la pasada legislatura, en la que solo se recuerda los debates a la reforma a la educación superior, el papel de las EPS en el marco del sistema de salud y los escándalos de corrupción en agencias del Estado como la DIAN, la Agencia Nacional de Hidrocarburos y el ICBF.
Según lo han dicho los mismos congresistas, durante el período que acaba de iniciar harán lo posible por desarrollar proyectos y normas pensadas desde el legislativo y no tanto desde el ejecutivo como sucedió durante la legislatura anterior, donde según el último reporte de Congreso Visible “el primer semestre de 2012 finalizó el trámite de 34 proyectos, 23 del gobierno, 9 del congreso y 2 de otras entidades. Al finalizar el período comprendido entre julio de 2011 y junio de 2012, la producción aumentó marginalmente con 37 proyectos aprobados en últimos debates (23 del ejecutivo y 14 del legislativo)”, lo que demuestra, según este informe, que en los dos últimos años el ejecutivo ha manifestado un comportamiento más activo en la presentación de iniciativas, específicamente de proyectos de acto legislativo que han estado en el centro de la agenda del Congreso.
Se espera entonces que congresistas y gobierno logren superar los impases que hoy los separan y que les genera desconfianza mutua; de no ser así , el ejecutivo le sería difícil llevar a feliz término no solamente los proyectos de código minero, reforma tributaria, reforma pensional y reforma a la Ley de Justicia y Paz, sino también los que iniciaron su trámite en el periodo anterior como el Fuero Militar, Ley de Regalías, Ley de Pequeñas Causas, eliminación de la Comisión Nacional de Televisión y Ley de sostenibilidad fiscal, lo mismo que los de iniciativa parlamentaria, quienes esperan el apoyo del Gobierno nacional para su debida aprobación.
/ Por Oscar Fernando Sevillano