Foto: Presos de La Picota | Oscar Sevillano
Es miércoles 19 de septiembre, semana en que los reclusos en las distintas cárceles del mundo celebran las festividades de la Virgen de las Mercedes siguiendo la tradición difundida en el mundo entero por los frailes seguidores de San Pedro Nolasco, quienes, desde 1272, se han dedicado a llevarles ayuda a los prisioneros en nombre de su patrona.
En esta ocasión, los internos de la cárcel La Picota, en Bogotá, se organizaron para festejar la semana de la fiesta de la Virgen de la Mercedes, al igual que lo hicieron en todas las cárceles del país, entre ellas La Modelo y lo mismo la de las mujeres presas en el Buen Pastor.
En la cárcel La Picota se agruparon por patios para llevar a cabo celebraciones por días, en las que invitan a un artista o grupo musical, patrocinado por alguna entidad; mientras, en el Buen Pastor, las reclusas realizaron diferentes actos, que giraron en torno a un reinado de belleza.
“En todas las cárceles realizamos esta celebración, pero los medios de comunicación únicamente registran lo que hacen las mujeres en el Buen Pastor. A las prisiones masculinas solo las miran cuando ocurre algo negativo”, dice Israel Ibáñez, uno de los presos en el patio número tres de la cárcel La Picota, donde los internos tuvieron la oportunidad de disfrutar de la música de Giovanny Ayala y de un mariachi.
Israel hizo parte de la guerrilla de las Farc y se encuentra desde hace once años en prisión purgando una condena de cuarenta años. Este ex guerrillero participa en el comité de convivencia en el que ayuda a mediar en los conflictos que suelen presentarse entre los internos del patio que, por lo regular, siempre son por deudas.
Más allá del hacinamiento en las cárceles, hay iniciativas que buscan matizar las dificultades que viven los internos en diversos penales. Crónica de Oscar Sevillano.
Para Israel es curioso encontrarse en el mismo lugar compartiendo espacio con quienes en el pasado estuvieron en la guerra, pero en el bando contrario (las autodefensas); sin embargo, considera que esa convivencia le ha enseñado a respetar al otro, aunque desafortunadamente no puede decir que se olvida.
Este interno reparte los refrigerios que lleva la Fundación Caridad Universal, dirigida por Henry Jerez, quien lidera a un grupo de personas que desde seis años se dedican a ayudar en las cárceles del país y se unen a la celebración del día de Nuestra Señora de las Mercedes.
Este tipo de labores, según el interno, “es poco visible, pero muy reconfortante”, y asegura que le parecería importante que, de una u otra forma, se muestre a través de los medios de comunicación el trabajo que se hace en una cárcel por los derechos humanos de los presos, a pesar de las dificultades que en cada uno de estos sitios de reclusión se presentan.
Israel no niega las condiciones de hacinamiento que se viven en algunos patios de las cárceles, situación que se registra en los medios de comunicación de una forma general, como si este hecho se presentara en todos los rincones de las prisiones, sin explicar que, según el delito, la persona es llevada a determinado lugar, aunque reconoce que es un hecho inocultable y le parece bueno que se esté dando el debate a nivel nacional, porque ha puesto a pensar al país en que no todo delito puede ser carcelable y que existen penas alternativas que no se están aplicando.
Israel está recluido en un Establecimiento de Reclusión del Orden Nacional (ERON) de La Picota, una edificación en la que por piso se encuentran unas 20 celdas en donde duermen cuatro internos en cada una de ellas, las que a pesar de ser bastantes frías, sus condiciones resultan ser mejores que las de los patios donde sí existe el hacinamiento, no solamente en este centro carcelario, sino en también en La Modelo y en otras del género masculino.
En este lugar, el ex guerrillero se las arregla como puede para incentivar a sus compañeros de prisión a que participen en actividades de convivencia como el deporte, juegos de mesa y música, en los tiempos en que no los dedican al estudio y el trabajo que les ofrece el Sena, mientras pagan su tiempo de pena algunos, y los otros esperan que se les defina su situación judicial.
Es así como por ejemplo, Tomás García y Edward Arango, dos jóvenes paisas que desde la prisión han conformado un duo de rap, se encuentran a punto de presentar al mercado su primer CD, y esperan que mediante este trabajo sus compañeros hagan de su paso por la prisión una lección de vida.
/ Por Oscar Fernando Sevillano