Foto: General (r) Jorge Mora Rangel | tomada de Semana.com
/ Por Oscar Fernando Sevillano. En días pasados se escuchó al ex presidente Andrés Pastrana Arango en entrevista a través de Caracol Radio decir que, “el general (R) Jorge Enrique Mora Rangel nunca creyó en el proceso de paz que realizó su gobierno, siempre generaba problemas y podría convertirse en una piedra en el zapato del nuevo intento de reconciliación”.
Con estas afirmaciones el ex mandatario confirmó los rumores que iban y venían sobre las malas relaciones que se dieron con el entonces comandante militar, en los tiempos del proceso de paz que lideró su gobierno con las Farc.
Precisamente sobre estos hechos hace referencia el escritor y director de la Corporación Nuevo Arco Iris, León Valencia Agudelo, en su libro Adiós a la política bienvenida la guerra: secretos de un mal logrado proceso de paz (Intermedio, 2002). Este texto revela que aunque el general Mora, en compañía del entonces director de la Policía Nacional, Fernando Tapias, habían dado su apoyo incondicional al proceso de paz durante el gobierno de Andrés Pastrana, de parte del alto mando militar no existía un convencimiento total de querer jugársela a fondo por este tema.
Cuenta el escritor Valencia en su libro que las Fuerzas Militares, en un comienzo, dieron el apoyo al proceso de paz en el gobierno de Pastrana convencidas de la dura realidad por la que atravesaba la institución luego de los dieciséis golpes sufridos entre 1996 y 1998 a manos de las Farc, pero esa actitud comenzaría a cambiar en 2001 cuando se completó la reingeniería de las Fuerzas Armadas y de Policía.
El ex general Jorge Enrique Mora Rangel, actual miembro del equipo negociador del Gobierno nacional en los próximos diálogos con la guerrilla de las Farc, no tuvo buena disposición en el proceso de paz durante el gobierno de Andrés Pastrana. ¿La tendrá ahora?
Es justamente en ese momento cuando las relaciones entre el presidente Pastrana y las Fuerzas Militares se empiezan a resquebrajar por cuenta de las declaraciones del entonces comandante del Ejército, general Jorge Enrique Mora Rangel, quien para ese entonces comienza a discrepar públicamente de las apreciaciones del primer mandatario, que muerde el anzuelo y se despacha con un discurso en donde deja entrever la falta de compromiso del mando castrense para combatir el paramilitarismo.
En el capítulo IV, titulado “El día de los generales”, Valencia revela que luego del discurso se presentaron algunos hechos que mostraron que el alto mando militar ya no estaba acompañando las iniciativas de paz de Andrés Pastrana. En una reunión entre un grupo de notables que presentaría una serie de recomendaciones sobre el paramilitarismo en Colombia, se organizó una reunión entre este grupo y la cúpula militar, durante la cual los comisionados recibieron una reprimenda que no dejó ninguna duda de que el proceso de diálogo con la guerrilla no contaba con el apoyo de las Fuerzas Armadas.
“El general Mora nos pegó una vaciada, nos dijo que lo que había que organizar era una comisión para los crímenes de las Farc, contó Carlos Lozano, uno de los miembros de dicha comisión”, se lee en el texto.
Lo anterior quedó demostrado cuando los militares no estuvieron de acuerdo con establecimiento de una zona de encuentro entre el establecimiento y el Eln, y también fue evidente la falta de disposición para darle espacio a una posible tregua con las Farc.
Tales actitudes de las militares, entre ellos el general Jorge Enrique Mora, quien contaba con el suficiente respaldo del mando castrense, hace desconfiar al hoy ex presidente Andrés Pastrana del papel que ha de jugar en la mesa de negociaciones con las Farc, próxima a instalarse, según él porque este exmilitar “podría ser una piedra en el zapato», tal como lo fue durante el tiempo en que se desarrollaron los diálogos con las Farc en San Vicente del Caguán.