Foto: Giovanni Moreno C.
Después de más de 50 años de conflicto armado en el país se vislumbra una nueva posibilidad de terminar con la violencia armada y la guerra. El Gobierno y las FARC-EP han anunciado su decisión conjunta de avanzar en un proceso de diálogo y negociación que ponga punto final al derramamiento de sangre. El ELN ha manifestado la disposición a integrarse en este proceso. Saludamos con esperanza y alegría estas decisiones.
¿Cómo lograr que esta paz sea duradera y estable? Desde las organizaciones sociales de mujeres, de afrocolombianos, de indígenas, de campesinos, de niños y niñas, de artistas, de obreros, de estudiantes, de víctimas, de intelectuales, de trabajadores, de desempleados, de campesinos, de periodistas, de empresarios, de ciudadanos y gobernantes que hemos venido trabajando por la paz durante décadas enteras, creemos que la construcción de la paz sólo es posible si se garantiza la más amplia participación de todas las voces de la sociedad, para superar las distintas formas de violencia, la discriminación y la exclusión en la vida cotidiana. La paz no sólo es un acuerdo entre actores armados: es una participación entusiasta, una conquista social de un derecho fundamental.
Es duradera la paz construida con transformaciones que hagan realidad el Estado Social de Derecho y le den vida a los principios de respeto a la dignidad humana, la vigencia de la solidaridad, del reconocimiento a la diversidad, del carácter pluriétnico y multicultural y el pleno reconocimiento a la equidad e igualdad de género. La construcción de la paz integral y sostenible sólo es posible si la sociedad se compromete a un desarrollo desde la equidad y en relación armónica y respetuosa con la naturaleza.
Las organizaciones indígenas expresan su satisfacción por la decisión del Gobierno nacional y la guerrilla de las Farc en avanzar a través del diálogo en la búsqueda de una salida a la guerra. En este manifiesto proponen algunas ideas para que esa paz sea duradera.
La agenda pactada y los compromisos que de ella se deriven tendrán que darle cabida a las agendas y pactos de la sociedad entera, construidos desde los movimientos y las organizaciones que reclaman ser refrendados en los escenarios de la democracia. Permitir que las aspiraciones de la sociedad se manifiesten en el marco de las negociaciones, es otorgarle una verdadera legitimidad al proceso y sienta las bases para una paz sostenible.
Este Manifiesto por la Paz se ha gestado al unísono con el levantamiento y la resistencia civil de los pueblos indígenas del Cauca que exigen el retiro de la guerra de sus territorios, el respeto a sus derechos territoriales y culturales, de autonomía, consulta, identidad, dignidad y respeto a las normas del Derecho Internacional Humanitario; estas demandas también se escuchan desde el Pacifico, el Caribe, Arauca, el Catatumbo y Colombia entera.
Hemos insistido y volvemos a insistir: este proceso de Paz debe tener un capítulo de diálogos regionales que nos permitan participar con autonomía y voz propia en este nuevo escenario de Paz; no sólo Noruega y Cuba, sino nuestros territorios en el Cauca y en general los territorios ancestrales son escenarios para la paz; los seguimos ofreciendo con este propósito.
Llamamos a los gobiernos latinoamericanos, a los movimientos sociales en todo el continente a rodear y cuidar entre todos este proceso, a exigir que esta vez la Paz sea una realidad, pues la guerra también los afecta.
Es hora de la movilización, de la acción colectiva en calles, plazas, caminos, tribunas, foros y puntos de encuentro. Es el momento de crear los espacios para la participación y concertación. Que se cumpla la palabra; que se llegue pronto al cese de hostilidades, que se acabe con el paramilitarismo y el narcotráfico, que se silencien las armas destructoras; que se le dé oportunidad a la verdad histórica, a las memorias y a los derechos de las víctimas, que la democracia y la vida florezcan en Colombia y América como lo han soñado todos los precursores y luchadores por la independencia y la libertad.
Llamamos a todos los colombianos y colombianas a disponerse a aportar a esta posibilidad de paz; la llave de la paz nos pertenece, las puertas de la paz están abiertas, la responsabilidad de la paz es de todos, de todos el esfuerzo. Que nadie se quede en silencio.
* Este manifiesto lo proponen: ONIC – CRIC – ACIN.