Foto: archivo revista Arcanos.
/ Por Reina Valencia*. En noviembre próximo comenzará en forma el trabajo alrededor de los Acuerdos por la Verdad, un mecanismo a través de la cual por lo menos 18 mil ex paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) contarán su versión sobre el conflicto desatado por esa organización armada ilegal y contribuirán al esclarecimiento de muchos hechos sin que ello les signifique enfrentarse a una acción penal.
El proyecto de Acuerdos de Contribución a la Verdad, de magnitudes aún no vistas en el país en anteriores procesos con grupos armados, es dirigido por Álvaro Villarraga Sarmiento y hace parte de una de las unidades del Centro de Memoria Histórica.
De acuerdo con Villarraga Sarmiento, se prevé que los Acuerdos por la Verdad sean ratificados por cerca de 18 mil ex paramilitares que pertenecieron a distintos bloques y frentes de las Auc. A continuación, presentamos una entrevista con este especialista en conflicto armado, quien nos ofrece una visión general del proyecto.
¿Qué dice la Ley 1424?
El Centro de Memoria Histórica ha sido encargado para responder por los Acuerdos de Verdad en virtud de la Ley de Víctimas. De tal forma que nos corresponde atender a quienes han cumplido los requisitos. A finales de 2011 hubo una inscripción donde concurrieron 24.860 desmovilizados de las Auc. Sin embargo, no basta con la inscripción porque luego se procede a una revisión de la Fiscalía que verifica los delitos que pudieran estar relacionados y si caben o no dentro de este ejercicio; la Policía examina los antecedentes y las circunstancias de reincidencia; y la Agencia para la Reintegración confirma si ellos están o estuvieron en un proceso de reintegración.
¿Cuántos desmovilizados han sido ratificados?
De los 24.860 que se inscribieron el 21 de diciembre de 2011, cuando se cerró el proceso de inscripción, entre 12 y 13 mil ya han sido ratificados y están en proceso de firma de estos Acuerdos en distintos departamentos. Este número podrá ir aumentando y se prevé que serán mínimo unos 15 mil, quizás máximo unos 18 mil.
¿Cómo se está preparando el Centro de Memoria Histórica frente a los Acuerdos?
Desde el Centro de Memoria se hace un trabajo personalizado con cada uno de los desmovilizados y se requieren dos años y medio para cubrir el volumen previsto. Esto se va a hacer de forma progresiva, iniciando por los departamentos más necesitados o priorizados, donde hay altos volúmenes y urgencias mayores. En casi todos los departamentos hay personas para participar en los acuerdos de verdad, pero la prioridad son Antioquia, Córdoba, Cesar, Magdalena, Santander y el Distrito Capital.
Fue después de mayo, cuando se instaló la dirección de Acuerdos de Verdad del Centro de Memoria Histórica, creado por la Ley 1448. En estos meses, hemos elaborado los cuestionarios, las entrevistas, las encuestas y la metodología para ir acopiando toda la información sistemáticamente, dando lugar a una serie de informes que serán divulgados en el curso de 2013 y 2014. En 2015 se espera tener concluido el conjunto del ejercicio.
¿Cuál es el principal reto?
Conseguir que los desmovilizados participen con la confianza necesaria y la sinceridad del caso para hacer revelaciones, como lo establecieron la ley y los decretos reglamentarios, en tres aspectos: primero, cada uno debe referir su propia participación y las acciones que lo comprometieron; segundo, deben comentar su relación con el conjunto del grupo; y tercero, deben hablar sobre el conocimiento general que tienen del contexto como el origen del grupo, la conformación y la incidencia.
El epicentro es la verdad de los desmovilizados de las Auc. Y son en esencia las revelaciones que ellos hagan lo que nos permitirá realizar los informes de aporte a la verdad. También habrá la posibilidad de recoger otros testimonios de quienes quieran contribuir: víctimas, organizaciones sociales, instituciones y todo quien solicite entregar una información que se complemente o contraste con lo que ellos están haciendo y diciendo.
¿Cómo es el proceso con cada desmovilizado?
Recibirán una inducción colectiva entre el Centro de Memoria Histórica y la Agencia para la Reintegración. Se les explica el sentido y el alcance del ejercicio, donde se hace mucho énfasis en que las revelaciones aportarán a la verdad, pero que no le traerán consecuencias penales. Se realizan tres entrevistas en promedio con cada uno y se harán más si se considera que el aporte es significativo y hay disposición. El Centro de Memoria protegerá la confidencialidad de los desmovilizados. Públicamente no va a salir acreditado lo que cada uno dijo, pero sí el contenido. Las revelaciones van a tener efectos jurídicos frente a terceras personas. Finalmente, el Centro de Memoria tiene la facultad de certificar si hubo o no contribución a la verdad. Si certifica negativo significa que los jueces le negarían los derechos al beneficio penal, el otorgamiento de la libertad.
¿Ha habido experiencias similares?
Hay un antecedente que difiere en la ley y la metodología, pero que tiene algo en común. La Ley 975 con las versiones libres produjo unos aportes a la verdad. Podríamos decir que este ejercicio es un segundo paso con población de desmovilizados de paras que se espera que entregue otras contribuciones que complementen lo anterior. También hubo ejercicios muy pequeños hace dos décadas como los de sometimiento a la justicia con relación a grupos paramilitares o del narcotráfico.
¿Cuáles serían los principales impactos de los Acuerdos?
Se espera tener una serie de hallazgos que aporten al esclarecimiento de lo que sucedió con esos grupos. Saber sobre su existencia, conformación, tipo de actuación y afectaciones frente a la sociedad que produjeron en distintos contextos para contribuir a armar ese cuadro de verdad, necesaria para satisfacción de los derechos de las víctimas y de la sociedad en general. El resultado también es para ellos mismos, si se cumplen los requisitos, les permite gozar de una posibilidad de libertad, terminando así de manera positiva su ruta de reintegración.
¿Qué dicen las víctimas frente a los Acuerdos?
Hay inquietudes en el tema de impunidad a sabiendas de que hubo masivos delitos y de carácter muy grave. Hay preocupaciones de organizaciones de víctimas y de derechos humanos porque el ejercicio no vaya a ser motivo para circunstancias de impunidad. Es una preocupación que está latente y se expresa en esas conversaciones que hemos tenido con ellas. Hay previsto una serie de encuentros en cada una de las ciudades y municipios donde se va a desarrollar el ejercicio tanto con instituciones estatales como no gubernamentales y organizaciones de víctimas para poder hacer un intercambio en donde queden claros los propósitos y el alcance del ejercicio. Se reciben los testimonios e inquietudes como parte de una agenda pública.
¿Pequeñas dosis de verdad con cada proceso de paz realizado?
Es un gran desafío contribuir a la verdad a sabiendas de que en el país no hubo un cierre en un solo acto de la guerra como en otros países. En Colombia el camino ha sido otro porque se han hecho pequeñas comisiones con otros pactos de paz como la del Epl y la superación de la violencia; Prt y la comisión de derechos humanos de la Costa Atlántica; o la CRS con la comisión de derechos humanos 15 -33. Con las Auc estos dos ejercicios referidos, la verdad de la 975 y la 1424. También se espera que con los acuerdos de paz de la Farc y Eln haya otros ejercicios de aporte a la verdad tengan que ver con la actuación de los grupos guerrilleros como con las propias responsabilidades del Estado y los paramilitares.
¿Qué va a ser lo más engorroso del proceso?
Generar un clima de confianza y de disposición colectiva porque ha sido un proceso muy traumático el vivido con las Auc. Encontramos en los desmovilizados confusión, malestar y desconfianza. Un segundo nivel de dificultad, bastante complejo, es que se comprenda la verdad judicial y la no judicial en este caso la memoria histórica como la no judicial. Lo tercero es el volumen porque es un ejercicio masivo y de una población que está en muchos lugares.
*Periodista del portal ArcoIris.com.co