Foto: Jahel Quiroga | Conchita Guerra C.
/ Por Luis Eduardo Celis*.Una vez le pregunté a Jahel Quiroga por qué tanto compromiso con la causa de la Unión Patriótica (UP). La veía siempre elegante, en diversos espacios de la política o la diplomacia, con la causa de lograr que ese movimiento fuera reivindicado en su condición de fuerza política en el marco de la precaria democracia colombiana. La ofenden las lecturas del extermino, que los ligan a vendettas de mafias o a una supuesta acción política con armas, como lo han sustentado muchos políticos en los últimos veinticinco años.
Ahora, que nuevamente se vive un proceso de diálogos y negociaciones con las Farc, algunos consideramos que este proceso de entendimiento político debe reparar de manera satisfactoria a la UP y a sus victimas, porque esta herida abierta no permite hablar de convivencia y mucho menos de una paz estable duradera, con tamaña aberración sin resolver.
He visto a Jahel liderar la causa y la reivindicación de la UP, y la plena satisfacción de sus derechos para las victimas y los sobrevivientes de este genocidio. Es un apostolado al cual se consagró desde que enterró a Jorge Orlando Higuita Rojas, su compañero de movimiento y militante del Partido Comunista, con quien compartían curul en el Concejo de Barrancabermeja.
Jorge Orlando fue asesinado el Viernes 2 de Junio de 1.989, en el establecimiento de comidas rápidas denominado “Hamburguesas de la 10”, del cual era propietario. Había sido trabajador de Ecopetrol y de allí salió despedido en uno de los tantos conflictos laborales. Jahel lo describe de forma cariñosa, como un hombre entregado a la acción social y política, solidario, trabajador. Me dijo que cuando lo enterró se juró a sí misma que este crimen no quedaría en la impunidad y a fe que ha cumplido.
Hace pocas semanas el Congreso de la República, por iniciativa de la Senadora Gloria Inés Ramírez, del Partido Comunista, le confirió la Cruz de Caballero –vaya paradoja- y en la exposición de motivos de esta importante distinción afirmaban: “su solidaridad, resistencia y dignidad, la ubican nacionalmente como un símbolo inquebrantable en la búsqueda de verdad, justicia y reparación para las miles de víctimas de graves violaciones de derechos humanos, virtudes que la tienen en riesgo latente contra su vida, sin embargo, son esas mismas razones que la han llevado a no renunciar a sus convicciones y a su compromiso moral, ético y político con las víctimas y en su lucha por la vigencia de los derechos humanos”.
Jahel Quiroga acaba de recibir una alta distinción del Congreso de la República, no se cansa de trabajar por cumplir una promesa: evitar que los crímenes contra los integrantes y simpatizantes de la U.P queden en la impunidad.
Jahel ha sufrido persecuciones de todo tipo: intentaron asesinarla en Barrancabermeja en 1992 y la confundieron con una colaboradora de CREDHOS, la organización de derechos humanos que ayudó a fundar con otros lideres sociales y políticos, desde ese año tuvo que abandonar Barrancabermeja, la que considera su patria Chica, siendo ella de Chaparral, Tolima; En 2006 fue asesinado en Bogotá uno de los integrantes de su escolta, le dispararon frente al edificio en donde habita; y ha sido seguida de manera ilegal por agentes del Estado, al igual que le han intentado desarrollar procesos por rebelión, que la Fiscalía General de la Nación ha precluido por no encontrar merito.
Cuando le preguntan por su trabajo en la reivindicación de los derechos de la UP, responde: “es una historia muy larga. Después de que mataron a muchos de nuestros compañeros, algunos nos vimos obligados a salir del país. Cuando regresamos fundamos la organización Reiniciar con Aida Abella Esquivel. Nos pusimos en la tarea de documentar los casos de violaciones a los derechos humanos de los integrantes de la UP, y a pasar derechos de petición ante los entes de control. Fue una decepción muy grande constatar que no había nada. Al contrario, quienes denunciaron recibieron amenazas y los mataron.”
En una entrevista concedida a la Revista Semana, con ocasión de los 25 años de la primera participación de la Unión Patriótica como fuerza política, en el año de 1986, le preguntaron “¿Hoy qué piensa de las Farc?” y su respuesta fue: “les solicitaría que encuentren caminos para una negociación, que busquen la paz en esa posibilidad, y no en la guerra. Sería una expresión de paz como la que intentó la UP. Las Farc tienen la capacidad política para tomar esa decisión. Creo que también tuvieron la intención de hacer política, pero por falta de garantías no fue posible. En nuestra investigación encontramos que a ellos también les mataron personas importantes. El reconocimiento de lo que ocurrió y la reparación a la UP allanarían el camino hacia la paz. Sería un referente para que confíen en que no se va a repetir y encuentren garantías. Creo que el gobierno de Santos no ha botado la llave a la solución negociada. Abogamos porque las partes conversen y encuentren una salida. Ahorraría plata que se ha invertido”, entre comillas, en una guerra, y que serviría para atender a las víctimas”.
Ahora que se vuelve a hablar de diálogos, concertaciones, búsqueda de cerrar este largo conflicto Jahel Quiroga es una de las protagonistas de primera línea, ante un caso tan aberrante, como fue el exterminio de toda una colectividad política y la persecución sistemática a los sobrevivientes, en muchas regiones de Colombia.
Reparar debidamente a la UP puede y debe ser parte de un acuerdo con las Farc, como lo debe ser el reconocimiento de las responsabilidades y los crímenes de esta guerrilla, que de manera arrogante y desafortunada, hasta el día de hoy, no reconoce ninguna responsabilidad, en una violencia de medio siglo, donde en muchísimas ocasiones se comporto de manera criminal, pero eso es tema para otra reflexión.
Por ahora, reconocimiento y respeto, a la impresionante labor que Jahel Quiroga ha desarrollado de manera incansable, desde el día que despidiendo a Jorge Orlando Higuita se comprometió, con esta causa de vida.
* Periodista del portal ArcoIris.com.co