/ Por Tathiana Montaña*. Absolutamente contradictorio: mientras en Cuba, el gobierno nacional trata de cerrar 50 años de guerra cruda con la guerrilla más antigua del continente, por otro lado, el mismo gobierno nacional, presidido por Juan Manuel Santos, autoriza a su canciller a retirar al país del Pacto de Bogotá. Pacto acordado en 1948 en Bogotá sobre la solución pacífica de los conflictos en el marco del derecho internacional en donde se reconoce la jurisdicción de la Corte (La Corte Internacional de Justicia) para solucionar conflictos y evitar la guerra.
Según los rumores generados desde que se conoció el fallo en el cual Colombia pierde 75.0000 km cuadrados de mar territorial en el Caribe y se los otorga a Nicaragua, hoy la cancillería colombiana confirma el rumor: que error más grave.
Desde el final de la segunda guerra mundial, la comunidad internacional se ha preocupado de manera responsable por convocar e implementar instrumentos internacionales con el propósito de viabilizar los principios de la carta de San Francisco de 1945. Hoy, noviembre 2012, el gobierno de Colombia quiere desconocer no solo esfuerzo internacional, sino también echar por la borda la famosa tradición colombiana de acatamiento a la normativa internacional.
Son dos hechos históricos que suceden al mismo tiempo, pero que se contradicen entre sí y que dejan mucho que pesar sobre la voluntad real del Estado Colombiano sobre la necesidad de traer Paz al país. Repetidas veces se ha dicho, que la paz no solo es el silenciamiento de los fusiles; la paz es la garantía de la democracia y esta, debe responder al comportamiento de los Estados conforme a las normas internacionales. »País de matones’, como dijo Jorge Orlando Melo.
* Internacionalista, asesora de Indepaz.
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