Cuando cuestionaron a la contralora Sandra Morelli por el mega edificio que había alquilado, su inconsciente la llevó a pensar en Napoleón Bonaparte para decir que no era un capricho como las muchas edificaciones que el emperador francés había mandado a construir con su nombre. Sin embargo, lo cierto es que la contralora escogió la zona del Salitre para alquilar un área cercana a los 30.000 metros cuadrados por los que la entidad paga $ 2.515 millones de pesos mensuales, una cifra nada despreciable cercana a los 30.000 millones anuales.
Los argumentos para el traslado del centro donde funcionó la Contraloría durante décadas giraron en torno a las afectaciones de una estructura que no era antisísmica que presentaba problemas en los asesores y las oficinas resultaban estrechas.
El arriendo se tomó desde el 1 de junio del año pasado y el edificio estaba habilitado para el trasteo desde el 1 de Agosto, pero este solo se completó en Octubre.
Este es un punto central que unido a las críticas por los 526 contratos de prestación de servicios que firmó la contralora, tienen a Sandra Morelli en la lupa de la opinión pública. El abogado y columnista Ramiro Bejarano ha sido uno de los más duros críticos y señaló incluso que ha contratado cien abogados, a pesar de la costosa planta de personal con la que cuenta.