Imagen vía facebook.com/barackobama
/ Por Dalia González Delgado.* El Presidente Barack Obama tiene una buena agenda de promesas incumplidas. Durante su segundo periodo, tendrá la oportunidad de un cambio verdadero y no solo el «lavado de rostro» que hemos visto en los últimos cuatro años.
La ceremonia de toma de juramento en el Capitolio fue, como siempre, pomposa, aunque menos que la del 2009, cuando 1,8 millones de personas se reunieron para celebrar la llegada a la Casa Blanca del primer presidente negro, que todo el tiempo prometió cambios.
En aquella ocasión Obama agradeció a los estadounidenses que hubieran escogido «la esperanza y no el miedo». Este lunes, al mismo tiempo que hacía gala de su carisma, tuvo frases más mesuradas, quizás consciente de sus limitaciones. Sabe que enfrenta una situación política cada vez más polarizada, no solo entre demócratas y republicanos, sino entre liberales y conservadores.
Algunos analistas calificaron la ceremonia como un «espectáculo hispano», como si con eso Obama pudiera complacer a todos los latinos que votaron por él, a pesar de no haber logrado la prometida reforma migratoria.
Así, la única jueza hispana de la Corte Suprema de Justicia, Sonia Sotomayor, tomó juramento al vicepresidente Joe Biden; Richard Blanco leyó una poesía y el párroco Luis León dio el sermón, que incluyó una bendición en español.
«Nuestra travesía no estará completada hasta que encontremos una manera mejor de darle la bienvenida a los esforzados y esperanzados inmigrantes», subrayó el presidente.
Ese país pide a gritos una ley global que incluya la legalización de aproximadamente 11 millones de indocumentados, y resuelva problemas de seguridad fronteriza.
La periodista cubana Dalia González hace una lectura crítica del discurso y la posesión del presidente de los Estados Unidos, dice que es «probable que durante los próximos cuatro años solo llueva sobre lo mojado».
«Una década de guerra está terminando», aseguró. «Creemos que la paz y la seguridad verdaderas no requieren una guerra perpetua». No obstante, se apresuró a aclarar que «apoyaremos la democracia de Asia a África, de América al Cercano Oriente, porque nuestros intereses y nuestra conciencia nos llevan a actuar en nombre de aquellos que anhelan la paz». La traducción libre de esta frase podría ser «seguiremos matando personas en nombre de la democracia. Tal vez no con tropas sobre el terreno sino con métodos más sofisticados como los drones».
Para «responder a la amenaza del cambio climático», advirtió que «el camino hacia las fuentes de energías sostenibles será largo y a veces difícil», pero «Estados Unidos tiene que estar al frente». La política medioambiental cobró protagonismo en la recta final de la campaña presidencial, luego del huracán Sandy, cuyos efectos aún siente la población más pobre de New York y New Jersey.
Durante el discurso de este lunes, Obama esquivó los temas económicos, y solo se limitó a decir que «una recuperación económica ha comenzado».
«No creemos que en este país la libertad esté reservada a los afortunados o que la felicidad sea algo de unos pocos», agregó el mandatario, que desea aumentar los impuestos a los más ricos pero hasta ahora poco ha conseguido. «La prosperidad debe descansar sobre los hombros de una clase media en ascenso». Lo cierto es que los estadounidenses reciben hoy ingresos medios menores que cuando Obama asumió la presidencia. El salario real de un adulto es inferior al que existía en 1968, y los economistas predicen que el desempleo actual no regresará a la normalidad hasta el 2017.
La máster en Ciencias, Liliana Fernández Mollinedo, profesora de historia de la Universidad de La Habana, declaró a Granma que «Obama tiene la oportunidad de emprender acciones más firmes y ser más consecuente con las promesas que realizó durante la campaña presidencial del 2008. Hay que ver si tiene la disposición y si contará con el apoyo del Congreso, pues en ese país el presidente no centraliza el poder y el proceso de toma de decisiones es muy complejo».
«En caso de tener la disposición, Obama priorizará su agenda doméstica, donde la reforma migratoria es un asunto pendiente», asegura la especialista del Centro de Estudios Hemisféricos y Sobre Estados Unidos (CEHSEU).
«Nosotros, el pueblo», repetía Obama una y otra vez. Cuando se redactó la Constitución, que comienza con esa misma frase: «We, the people», el «pueblo» era un sector limitado de la población. Eso no ha cambiado.
Pero los estadounidenses decidieron reelegir a su presidente, y confían —no les queda otra— en que cumpla sus promesas. Podríamos darle el beneficio de la duda, pero es probable que durante los próximos cuatro años solo llueva sobre lo mojado.
* Periodista