La holandesa fue elegida por las Farc para el grupo que negociará con el gobierno.
Cuando se le pregunta por motivos, habla de justicia, de lucha, de ideales. Si se le cuestionan sus métodos -violentos- se inquieta, se irrita, y responde con evasivas.
Tanja Nijmeijer, conocida como la holandesa de las FARC, salió de la selva colombiana hacia Cuba para participar en las conversaciones de paz con el gobierno. Allí le explicó a Sarah Rainsford, corresponsal de la BBC, por qué se involucró en lo que ella llama «la política de la violencia».
Graduada universitaria, atractiva y capaz de comunicarse en español e inglés casi perfectos, se dice que la mujer fue elegida por las FARC para formar parte de las conversaciones en un intento por mejorar la imagen del grupo en el resto del mundo.»Eileen», «Alexandra» u «Holanda», como también se la conoce, tenía unos 20 años cuando llegó a Colombia -en los 90- a enseñar inglés. Ahora, a sus 34 años, es una veterana de la lucha armada y una de las 10 representantes del grupo guerrillero colombiano en la mesa de negociaciones.
El gobierno colombiano trató, sin éxito, de vetar su participación. Eso, como el relato de su propia vida, es historia.
¿Agresión o lucha social?
«Tenía 20 o 21 años cuando llegué a Colombia» dice. «Vi la pobreza y me quedé realmente sorprendida. Comencé a cuestionar la validez del sistema capitalista y todo lo que me rodeaba y sentí que tenía que hacer algo al respecto». Pero «¿era necesario hacer algo al respecto utilizando la violencia?», le plantea en la entrevista Sarah Rainsford, la periodista de la BBC.
¿Por qué alguien que llegaba de una democracia europea decidió que la violencia era la respuesta para Colombia?
«No elegí usar la violencia -responde Nijmeijer-. Elegí comprometerme con la política de un país donde hacer política involucra la violencia. Sentí que ya no podía regresar a Holanda y seguir con mi vida, con mi buen empleo, pensando que gente en otros lugares del mundo estaban viviendo una vida miserable», agrega.
¿Por qué no trabajar con una organización de caridad? Después de todo, señala Rainsford, en el mundo hay mucha gente con consciencia social que está ayudando a los demás sin tener que hacer uso de las armas. Nijmeijer reitera que en Colombia recibió su «educación política» y que acordó «participar con la guerrilla».
¿Alguna vez estuvo involucrada de forma directa con actos violentos?, pregunta la periodista de la BBC.
«Creo que los medios de comunicación están demasiado interesados en mi participación personal en la violencia y ese tipo de cosas», alega Nijmeijer. Y agrega que «somos un movimiento armado. Y creo que con esto respondo su pregunta».
¿Víctimas o victimarios?
Casi cincuenta años de conflicto en Colombia han causado millones de desplazados, decenas de miles de muertos, secuestros y extorsiones. Tal como lo expresa Sarah Rainsford, es difícil compaginar estos datos con el ideal de «justicia social» que presenta la mujer holandesa.
A lo cual ésta responde que «eso es porque los medios de comunicación y el gobierno colombiano siempre quieren presentarnos como los autores de toda la miseria en Colombia, como los victimarios en el conflicto, como los que atacamos a la población. Pero las FARC nunca atacarían a la población», dice.
En 2010, en un documental filmado en la selva colombiana, Nijmeijer expresó que «trabajar con las FARC significa plantar bombas» y que habría que «incendiar autobuses y negocios».
Desde entonces la mujer ha sido acusada en un tribunal colombiano por ataques contra una estación de policía, la red de autobuses de Bogotá y varios almacenes.
En Estados Unidos, un tribunal está pidiendo 60 años de prisión por su participación en el secuestro de tres ciudadanos estadounidenses mantenidos como rehenes durante cinco años.
Cuando se le plantea esta información en la entrevista o ante cualquier pregunta que suponga un reto para sus motivos, Nijmeijer se muestra impaciente y le dice a Sarah Rainsford que «debe reformular sus preguntas».
Y con sus respuestas Nijmeijer presenta reiteradamente a los guerrilleros como víctimas de una guerra sucia, y no como los agresores.
Asegura que en las FARC «no hablamos de secuestro». «Secuestro es una práctica que se hace para obtener un beneficio personal. Nosotros no hacemos eso. Nosotros hablamos de retenciones financieras y económicas», señala.
Sarah Rainford la cuestiona: «eso al final es lo mismo: es privar a una persona de su libertad». Y Nijmeijer responde, otra vez impaciente: «para usted es lo mismo. Para nosotros no es un beneficio personal».
Sin vestido de combate
El vestido no debería importar. Pero importa. Para la entrevista, Nijmeijer no lleva su ropa de combate con que ha aparecido en fotografías en el pasado. Ahora se presenta con un vestido femenino, lleva un juego de pendientes y en el cuello una joya en forma de libélula: son adornos delicados que sin duda nunca usaría en la selva.
Y con una sonrisa -mostrando su dentadura blanca y perfecta- Nijmeijer admite que, por su parte, no tiene ningún arrepentimiento por haberse unido a las FARC. E insiste: «estoy segura de que el pueblo de Colombia y el resto del mundo saben quiénes son los victimarios (en este conflicto)».
Cuando la periodista de la BBC le recuerda que las FARC han sido catalogadas como grupo terrorista en la Unión Europea y Estados Unidos, Nijmeijer responde, irritada: «pensé que venía a una entrevista… no a un juicio».
Y cuando Sarah Reinsford le plantea si alguna vez piensa en los que han sufrido como consecuencia de este conflicto, en las víctimas de una lucha en la que ella cree pero que quizás muchos otros no creen, la guerrillera de las FARC interrumpe molesta: «creo que ya hablamos de esto».
Después de una pausa agrega que «esto es la consecuencia lógica de una guerra de 48 años. Ellos son víctimas de esta guerra y es por eso que ahora estamos hablando de paz».
* Por Sarah Rainsford, BBC de Londres.