Imagen: archivo Arcanos | Julio Cesar Herrera. El Tiempo.
El estudio de Arco Iris encontró una tesis reveladora: la política estatal para el desmonte de las Bacrim ha sido un fracaso. La caída de alias ‘Giovanni’, ‘Cuchillo’, las capturas de ‘El Loco’ Barrera, ‘Diego Rastrojo’, ‘Valenciano’, ‘Sebastián’, ‘Mi Sangre’ y la entrega de los hermanos ‘Comba’, al final han sido golpes mediáticos que no han logrado la desarticulación de los carteles neoparamilitares. Para los estudiosos del tema existen dos razones fundamentales; el Estado no ha develado quiénes son los verdaderos gestores de estos carteles neoparamilitares y la gran estrategia de las BACRIM ha sido atomizarse para después compactarse en dos grandes carteles.
El Estado ha dedicado todas sus fuerzas en desarticular las cabezas neoparamilitares, pero el fenómeno va mucho más allá. El fracaso en la desmovilización del paramilitarismo que, como se ha demostrado, terminó en la creación de nuevas bandas criminales debe ser la primer política a tener en cuenta. De hecho, los cientos de hombres que no se desmovilizaron, más los miles que han desertado de dicho proceso, se han encontrado en su realidad un espejismo nefasto: emplearse en carteles neoparamilitares mejora su economía pero, además, son consientes que pueden escalar en la pirámide del poder. En el imaginario de los miembros de estas bandas se ha creado la falaz filosofía de que se puede llegar a ser un ‘Valenciano’, ‘Sebastián’, ‘Diego Rastrojo’, ‘Comba’, ‘Giovanni’ o hasta un ‘don Berna’. El precio que se paga por ello; no importa, de tal suerte que son cientos de muchachos que están detrás de esas efímeras leyendas.
‘Los Urabeños’ han establecido una estrecha relación con la Fuerza Pública y han infiltrado los poderes políticos regionales. Este cartel neoparamilitar, según lo argumenta el informe de Arco Iris, cuenta con la participación de hombres activos y retirados de la Fuerza Pública.
Por el otro lado la Fuerza Pública se ha encontrado con un sistema inédito de empoderamiento dentro de los dos grandes carteles neoparamilitares. La atomización y después el compactamiento de sus hombres. La máxima de estos grupos podría ser que donde hay crisis hay oportunidad. Verbi gracia, ‘Los Rastrojos’ han absorbido a las bandas criminales ‘Renacer’, ‘Héroes del Nordeste’, ‘Renacentistas’, ‘Rocas del Sur’, ‘Nuevos Rastrojos’, ‘Nueva Generación’ y ‘Los Paisas’. Sin embargo, el poder económico y militar ha obligado a muchos de estos miembros dar el salto a la otra orilla y empezar a trabajar bajo las ordenes de ‘Los Urabeños’. Éste, el cartel neoparamilitar del momento, se encuentra empoderado por su alianza o absorción de bandas como ‘Los Machos’, ‘La Empresa’, ‘Los Libertadores de Vichada’ y la ‘Banda de la Alta Guajira’.
Ganaron ‘Los Urabeños’
Si bien, ‘Los Rastrojos’ continua con fuerza, el último informe de Arco Iris demuestra que ‘Los Urabeños’ son la gran banda criminal de Colombia. Su poder operativo se vio reflejado cuando acapararon los titulares de noticieros y periódicos en aquel paro armado decretado en seis departamentos del país. Mientras la base de ‘Los Urabeños’ ha sido configurada por hombres formados en las filas paramilitares, ‘Los Rastrojos’ conformaron su base con la unión de mandos medios venidos del narcotráfico del Pacífico colombiano.
‘Los Urabeños’ han establecido una estrecha relación con la Fuerza Pública y han infiltrado los poderes políticos regionales. Este cartel neoparamilitar, según lo argumenta el informe de Arco Iris, cuenta con la participación de hombres activos y retirados de la Fuerza Pública, para no ir más lejos se podría citar el siguiente ejemplo: la Fiscalía General de la Nación tiene en su poder el expediente de un coronel retirado de las Fuerza Militares conocido con el alias de ‘Mano Negra’, hoy miembro y líder de ‘Los Urabeños’. Las otras pruebas fácticas de dichas alianzas se pueden evidenciar en las últimas capturas dentro de la cadena criminal de esta banda: un mayor del Ejército detenido con 79 kilos de marihuana, un teniente y cuatro soldados detenidos con 600 kilos de cocaína, seis soldados sindicados de transportar 25 kilos de marihuana en un avión militar, etc., todos actuando bajo el mando de ‘Los Urabeños’.
A su vez, la infiltración de sectores de la clase política y económica regional del país se debe en gran parte al miedo que tienen los viejos dirigentes de perder el poder que consiguieron en la época del paramilitarismo. “En especial, les aterroriza entregar el botín de tierras despojadas por los paramilitares que están en manos de ellos o de testaferros” revela el informe de Arco Iris. Así mismo, el apoyo económico que le ofrecen ‘Los Urabeños’, a cambio de que los dejen actuar a sus anchas, deslumbra a los líderes tradicionales que no desean ceder el control institucional, arrebatado a sus rivales de patio en años pasados. Dicho sector político “a diferencia de las alianzas con los viejos paramilitares no buscan la configuración de ordenes sociales y proyectos políticos a través de la violencia, sino defender los ya establecidos”, finalizan citando los analistas de Arco Iris.