La batalla contra los Tres Caínes

Daniel Naranjo y Andrés Ochoa (foto), dos de los fundadores de la campaña que ya logró que 5 marcas retiraran su pauta de la serie Tres Caínes, contaron cómo se desarrolló la iniciativa y cuáles son sus objetivos reales.

Los resultados conseguidos en menos de una semana por la campaña #Noen3caines han generado muchas inquietudes en las redes sociales: ¿quiénes son los creadores de la iniciativa? ¿Cuáles son sus verdaderos intereses? Incluso algunos twitteros llegaron a cuestionarse si se trataba de una estrategia impulsada por la competencia para no perder rating (Lea: Ya son 5 los anunciantes que retiran su pauta de la serie Tres Caínes).

“La idea nace del estudio del caso de La Noria para preparar una de las clases que doy en la universidad. Andrés, Juan Felipe Builes y yo conocimos el caso, y decidimos la noche del jueves contarlo a un grupo de amigos en Facebook por si querían participar, allí se vincula Marcela Trujillo y luego llegamos a 4.000 personas”, le dijo Daniel Naranjo a P&M.

De igual forma, reconoce que “es una preocupación nuestra por ser papás” y destacó el apoyo de Marcela Trujillo, quien dirige una fundación de circo social que trabaja con niños en situación de calle y por eso “se convirtió en nuestro polo a tierra sobre cómo estos contenidos afectan a los niños”.

Por otra parte, Daniel señala que dado el alcance que ha tenido la campaña, los comentarios de algunas personas en ocasiones cruzan la barrera del respeto: “Queremos que esta conversación se haga con respeto. No hay que irrespetar ni a las marcas ni a los canales”.

Andrés Ochoa,  quien también lideró la campaña, aseguró que “no hay ningún interés comercial detrás de la estrategia, solo queremos generar reflexión”.

¿Cómo definen que el camino expedito era hablarle al anunciante?

Empezamos a buscar casos y a trabajar en el tema y el camino más adecuado nos pareció no hablar con los canales porque iban a responder ‘ah, que vaina’, tal como le contestaron a la Universidad de Antioquia hace unos días. Si íbamos a hablar con la Comisión Nacional de Televisión nos iba a contestar fácilmente que no podía hacer nada en el capítulo 70 y si seguíamos apoyando ‘Cambiemos de canal’ lograríamos solo que algunas personas apagaran el televisor o que algunos hablaran en Twitter y no pasara nada. Así que analizamos la situación y vimos que el dinero de las producciones sale realmente de la pauta, de las marcas que quieren invertir y allí es donde nace la idea, basada en un caso español que es el caso de La Noria.

¿Cuál era el objetivo inicial entonces?

Nace entonces la idea de ir juntos a decirles a las marcas no queremos más pauta de esa, no queremos que tu marca se asocie con dolor y sufrimiento, no más a los Tres Caínes. Arrancó el asunto el jueves en la noche y el viernes en la mañana ya tuvimos el primer logro significativo que fue que Auteco levantó la mano y dijo ‘no voy más’, me lo dijo a mí personalmente en un mensaje.

¿Cómo montaron la estrategia?

La estrategia tiene unos pilares muy simples: no estamos hablando mal del canal, no estamos hablando mal de los actores, no tenemos nada en contra de los guionistas porque ellos simplemente están haciendo su trabajo, tampoco estamos hablando mal de las marcas pues no decimos que las odiamos o las repudiamos, todo lo contrario, ‘amamos a una marca como Winny o como Nivea’ y por eso no entendemos cómo en un punto de su estrategia de mercadeo les parece que deben aparecer en una serie llena de violencia en la televisión abierta, con audiencia infantil. Esto tiene que parar, especialmente en la estrategia de las marcas.

¿Qué tanto afecta al anunciante el contenido de una serie como ésta?

La estrategia de una marca no puede estar soportada en cosas que no le hacen bien a nadie, que no aportan a la construcción del país. El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar no puede estar pautando en los Tres Caínes, en donde un muchacho coge una motosierra y tiene que matar a alguien en televisión abierta. Muchos dicen ‘hay muchas películas violentas’, pero quién entraría a un niño de 6 años a ver una película de estas o de terror. ¿Qué marca pondría un anuncio de pañales en la mitad de la peor película de terror?

¿Buscaron que a través de los ciudadanos los anunciantes hicieran esta reflexión o prefirieron hablar directamente con los anunciantes?

Creamos una cuenta y un grupo para hablar con la gente y explicarle cuál iba a ser la estrategia. Simultáneamente con la explicación íbamos nosotros personalmente hablando con la marca. Mientras hicimos el impulso en nuestras cuentas personales, al mismo tiempo el grupo y la cuenta en Twitter se iba llenando de personas.

¿Cuál es el siguiente paso?

Vamos a seguir hablando con todas las empresas y los anunciantes que pauten en este tipo de programas.

*Entrevista tomada de la revista Publicidad y Mercadeo. www.revistapym.com.co