“La inestabilidad en Venezuela debe acelerar las reformas en Cuba”


El economista cubano Carmelo Mesa Lago en una imagen de 2009 / GORKA LEJARCEGI

Para el profesor emérito de la Universidad de Pittsburgh, los cambios económicos que acomete el gobierno de Raúl Castro no tienen marcha atrás

Con más de 85 libros y decenas de miles de horas de investigación a sus espaldas, el catedrático y economista Carmelo Mesa-Lago (La Habana, 1934) es una figura indispensable para interpretar la Cuba de ayer y de hoy. Profesor emérito de la Universidad de Pittsburgh y consultor de numerosas instituciones internacionales, Mesa-Lago es respetado por su rigor científico a ambos lados del estrecho de La Florida. Se exilió en 1961, pero desde que llegó a Estados Unidos se pronunció por la moderación y contra la política de embargo norteamericano y por eso fue criticado por el exilio duro. En 1978 participó en el diálogo humanitario con el régimen de Fidel Castro, que permitió la excarcelación de 3.600 prisioneros políticos y la reunificación de las familias cubanas, a más de alentar el intercambio entre académicos de la isla y el exilio.

Después de veinte años sin poder regresar a su país, viajó a La Habana en 2010 invitado por la Iglesia Católica para asistir a un debate sobre el futuro de Cuba y a su regreso escribió en este diario: “Es inhumano que exiliados que tienen una vida acomodada fomenten el hambre para provocar un estallido o la guerra civil. Es igualmente reprobable que funcionarios y burócratas cubanos, a los que tampoco les faltan bienes y servicios negados a su pueblo, se opongan a las reformas urgentes y necesarias para sacar adelante a la nación”. Llega ahora a España a presentar —el 6 de junio en Casa de América— el libro Cuba en la era de Raúl Castro: Reformas económico-sociales y sus efectos.

Pregunta. ¿En verdad hay una era Raúl y una era Fidel?
Respuesta. Hay elementos clave que persisten en el gobierno de Raúl, especialmente políticos, como el partido único, las elecciones sin candidatos de oposición, el control de la libre expresión, etcétera. Por otra parte, las reformas estructurales de Raúl son las más profundas, sostenidas y orientadas hacia el mercado llevadas a cabo bajo la revolución, considerablemente más avanzadas que las de Fidel en los periodos 1971-1985 y 1991-1996, después revertidas. Pero la probabilidad de reversión de las reformas actuales es mucho menor.

P. Algunos analistas aseguran que silenciosamente Raúl está “desmontando” los despropósitos de su hermano.

R. Raúl ha terminado con muchas medidas de Fidel que eran irracionales y fracasaron, entre otras, el igualitarismo y las excesivas gratuidades, el trabajo voluntario o la explosión en la matrícula en la educación superior. También con el empleo innecesario cercano a dos millones de trabajadores estatales, con la consiguiente caída en la productividad y el salario. Raúl también ha cambiado a casi todos los ministros y funcionarios de alto nivel nombrados por su hermano y ha comenzado a designar en puestos clave a una nueva generación.

P. ¿Es correcto hablar de una transición cubana?

R. Depende cómo se defina “transición”. Si la usamos en el sentido convencional, o sea, el cambio hacia una economía de mercado y democracia pluralista ocurridos en la Europa Oriental después del colapso de la URSS, la respuesta es no. Tampoco si tomamos como referente el socialismo de mercado chino-vietnamita. Pero si comparamos la Cuba de hoy con la que existía en 2006, hay una transición económica aunque no puedo vaticinar hacia dónde.

P. ¿Cuba avanza hacia el modelo chino o vietnamita?

R. Cuba está muy lejos todavía de los modelos chino y vietnamita, donde el mercado y la empresa privada son los sectores más dinámicos de la economía y el plan no es centralizado sino una guía. No veo factible en el mediano plazo una economía de mercado convencional. La receta propuesta en Cuba no dio resultado en países socialistas de Europa Oriental, como Hungría, Polonia y Yugoslavia, aunque estos estaban mejor que la propia URSS. Para mí, lo ideal sería una economía mixta con predominio del mercado pero con un rol estatal regulador y garante de un sistema de bienestar social, basado en una democracia pluralista al estilo escandinavo.

P. Cuando publicó su libro todavía los cambios migratorios no habían llegado ¿cómo los ve?

R. No hay duda de que la ley de migración es un paso importante. La salida de Yoani Sánchez y otros disidentes conocidos y el impacto que han tenido sus viajes en el extranjero es un indicador de cambio político. Aquellos que alegan que esto es una medida del régimen para mostrar una cara tolerante al exterior, o bien están cegados por su ideología o ignoran las repercusiones reales de la medida.

P. Usted recomienda avanzar con rapidez y profundidad en las reformas estructurales. ¿Cuáles urgen más?

R. La agricultura es prioritaria, porque Cuba está importando este año 1.400 millones de euros en alimentos que podría producir si fuese eficiente el sistema. El usufructo que se ha puesto en marcha, con contratos por solo 10 años, es mucho menos efectivo que los contratos por tiempo indefinido en China y Vietnam, donde el granjero decide que sembrar y a quien vender y fijar el precio, lo cual terminó con las hambrunas masivas. Si Cuba siguiese ese camino, en pocos años sería autosuficiente en alimentos y comenzaría a exportar.

P. ¿Cómo afectará el factor Venezuela al proceso de reformas en Cuba?

R. La relación económica de Cuba con Venezuela es vital: 42% del intercambio comercial de mercancías de la isla, 44% del déficit total en la balanza comercial, suministro del 62% del petróleo que consume Cuba, compra de servicios profesionales cubanos cercana a 4.000 millones de euros anuales, e inversión directa sustancial. En total, aproximadamente equivale al 21% del PIB, similar a la relación con la URSS en su momento mejor. La aceleración de las reformas desde octubre de 2012 puede haber sido influida por la grave enfermedad de Chávez. La elección controversial de Nicolás Maduro y la inestabilidad política subsiguiente, agravada por el severo deterioro de la economía, podrían afectar la referida relación con efectos devastadores para Cuba. Frente a estos riesgos y problemas, lo lógico sería profundizar y acelerar las reformas.

P. ¿Podrá sobrevivir el castrismo a Raúl Castro?

R. En 2018 la gran mayoría de los dirigentes actuales estará a fines de sus 80 años o muerto. Raúl ha anunciado su retiro en cinco años y ha criticado que no se hubiesen formado cuadros para la sucesión, lo cual se debió a que Fidel se deshizo de todos sus potenciales sucesores. Para enfrentar este problema, Raúl está nombrando en altos puestos a cuadros jóvenes, como Miguel Díaz-Canel en la primera vicepresidencia, y otros que son tecnócratas. Pero es impredecible que camino tomarán estos tecnócratas en caso de que mantengan sus puestos en 2018: si continuarán las reformas de Raúl, o abrirán más sus políticas siguiendo las vías china y vietnamita, o al estilo perestroika. Raúl lleva casi siete años en el poder y le quedan menos de cinco años para lograr las transformaciones necesarias, y resultados tangibles, a fin de dejar a sus sucesores una economía notablemente mejorada, con mayor y mejor suministro de bienes a la población, más una red de protección social adecuada. Esas son las bases para el éxito en la sucesión después que deje el mando. Si no lo logra, la revolución estará en peligro.

Por:MAURICIO VICENT
Entrevista publicada en EL PAIS de España.