Daniel García, el Secretario General del Partido Verde, se ganó el show. Pero por la negativa. El desafortunado correo que envió a Alonso Salazar hace 45 días, filtrado a los medios de comunicación, ocultó el debate de fondo sobre los dilemas que enfrenta este proyecto político. Cierto es que García demostró no tener la estatura para semejante responsabilidad. Que en vez de esperar la llegada de Salazar a la Presidencia/Vocería para entregar un informe oficial, acudió al chisme callejero para “contarle”, con verdades y mentiras mezcladas deliberadamente, intimidades de la presencia del Verde en el Gobierno, como sí no fuera público su ingreso a la Unidad Nacional. Pero eso no es lo fundamental. Lo verdaderamente importante es conocer su futuro inmediato.
Porque el fallido intento por incorporar a Alonso Salazar y Compromiso Ciudadano a la dirección tiene que ver precisamente con el rumbo que debe tomar el Partido Verde. La llegada de Alonso no sólo significaba reivindicar su liderazgo personal o un reconocimiento al triunfo electoral y al buen gobierno de Sergio Fajardo. Implicaba unos ajustes institucionales que transformaran el gobierno y las instancias administrativas y financieras del Partido. Así se acordó entre los compromisarios delegados para ello. Y enviaba un mensaje de aproximación a Antanas Mockus y sus “Visionarios”, como también a Lucho Garzón y a Enrique Peñalosa para que volvieran a ocupar un lugar protagónico en los Verdes. El propio Salazar expresó su propósito de traer del “destierro” a los líderes fundadores de la “ola verde”.
Sólo que ahora hay una realidad nueva para el Verde. La posibilidad de construir una nueva alianza política con el movimiento Progresistas, la Alianza Social Independiente ASI y otras fuerzas y liderazgos independientes con presencia a todo lo largo y ancho del país. En efecto, ya el Partido Verde había designado una comisión de compromisarios encargada de esa tarea. Por ello, el acuerdo con Compromiso Ciudadano era un movimiento en doble dirección. Por un lado, reagrupaba y ajustaba el Partido volviendo a sus fundamentos y mitos fundacionales. Y simultáneamente, asumía junto a fuerzas afines la convocatoria de un gran proyecto independiente y democrático que se abandere de la lucha por recuperar la decencia en la vida pública, la paz y la reconciliación, el desarrollo sostenible y la superación de la pobreza y la exclusión. Proyecto que se sitúe por encima de la polarización entre uribistas y santistas.
No queda duda que lo acontecido esta semana impacta no sólo al Partido Verde. También puede afectar este sueño esperado por amplios sectores de la opinión pública. Ojalá las resistencias a validar plenamente el acuerdo con Alonso Salazar en la Dirección Nacional no obedezca a apuestas distintas a la esperanzadora posibilidad de articular una amplia propuesta política independiente y decente para el país. Que no haya quienes quieran atornillar al Partido a una Unidad Nacional que en la competencia electoral parlamentaria lo pulverice. O que no se impongan las pequeñeces de la conservación de micro poderes o nostalgias de militancias pasadas tan inútiles para estos apremiantes tiempos. Ojalá el Verde demuestre grandeza para ayudar a construir una corriente de aire fresco para la política colombiana. Que nos regale buenas noticias a cambio del show de esta semana.
Publicación: 29 Julio de 2013
Fuente: kienyke.com
Autor: Antonio Sanguino