Los acuerdos de Paz entre guerreros no son garantías de paz para el país.

Por: José Macareno Acosta

Como parte de los actos de conmemoración del mes de la Paz en el Departamento de Sucre, y muy especialmente en la celebración del día internacional de la Paz, varias organizaciones de la sociedad civil del Departamento y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo  PNUD, para Sucre y Córdoba, en cabezadas por la Mesa Sucreña por la Paz organizaron y desarrollaron  este 21 de septiembre el segundo Foro «Sucre en los diálogos de Paz desde la perspectiva internacional».

El evento que tuvo como objetivo analizar el rol de la sociedad civil en los procesos  de construcción  y consolidación de Paz en países de Centroamérica, se abordaron además los contextos actuales de estos países, y el impacto que  causa los altos niveles de impunidad, que se traducen en  baja  sostenibilidad de la paz que, en esos países se suscribió en los años 90s. El  evento sirvió de marco además para el lanzamiento del Premio Nacional de Re-existencia y Paz, Jesús María Pérez Ortega y Soledad Acosta Coa, que ha sido creado como un escenario de la Sociedad civil, para el reconocimiento, la visibilización y el respaldo  a personas e iniciativas  que en su trabajo comunitario y organizativo promueven el ejercicio  de la defensa de los Derechos humanos fundamentales, la movilización  de las comunidades en función  de sus derechos y responsabilidades ciudadanas y, lideren procesos selectivos de pedagogía transformadora encaminados hacia la construcción de una paz integral , sostenible y participativa, y cuya primera versión le fue conferido a las dos personas que le dan el nombre a esta distinción.

El Foro contó con la participación como panelistas de los doctores Benjamín Cuellar, director del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad  de Centro  América, del Salvador, quien ha trabajado  como defensor de los DDHH, desde las investigaciones y denuncias ante instancias nacionales y regionales de DH, y al trabajo del posconflicto luego del acuerdo de paz formado en 1992 entre el FFMPL y el Gobierno del Salvador. José Antonio PuacNavichoc, miembro de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala.  Institución que elaboró el informe Guatemala, Nunca Más sobre las violaciones a los derechos humanos perpetradas durante los 36 años de guerra interna que vivió el país centroamericano y Aldo Morales director Coordinador Territorial del PNUD para Montes de María y  el departamento de Córdoba, designado como moderador en la Mesa de interlocución y Acuerdo del Catatumbo

Para el doctor Benjamín Cuellar, la cuarta parte  del siglo XX el Salvador  transitó por el cierre de espacios políticos, la violencia contra opositores al régimen,  violación masiva de los derechos fundamentales especialmente a la vida y la integridad física, ejecuciones extrajudiciales de funcionarios públicos, población civil y la confortación armada generalizada, pasando por las  negociaciones y los acuerdos que pusieron fin a la guerra, hasta finalizar con la presencia de observadores de otros países en el territorio nacional para verificar el cumplimiento de los compromisos adquiridos por los firmantes.

Pese a lo anterior en el Salvador se logró la paz entre guerrero, no se logró la democratización del país, ni siquiera de los partidos políticos, que hoy alternan en el poder, no se posibilitó el posconflicto, por el contrario se vive en pobreza aguda, un marco de violencia que genera 20 asesinatos por cada cien mil habitantes, no se removieron las causas de las desigualdades, y de  los conflictos que son estructurales, según él desde que acabó la guerra, a las mayorías populares se les ha pedido paciencia. Y la paciencia, canta el mexicano Guillermo Briseño, “es un recurso natural no renovable si se quiere hablar en nombre de un país”.

Para  José Antonio PuacNavichoc, Guatemala vivió una indescriptible tragedia (1962-1996), especialmente durante el  quinquenio negro’ (1978-1983), el informe REMHI del Arzobispado de Guatemala contabiliza 422 masacres y el informe de la CEH de Naciones Unidas, más exhaustivo y realizado con más medios, eleva la cifra a 626 para todo el período estudiado, de 1962 a 1996, estas masacres tuvieron como víctimas a comunidades mayas,  precisamente en núcleos rurales de población civil desarmada que no opuso resistencia alguna, por tanto, estas matanzas correspondieron a choques armados entre el Ejército y la guerrilla, el informe precisa que los responsables de los crímenes, son  lasFuerzas del Estado, 93%, Guerrilla  3% Imputación dudosa 4%, en Guatemala se llevaron a cabo un total de trece acuerdos entre las guerrillas y el gobierno, entre  julio de 1991) y diciembre de 1996, los cuales giraron en tres ejes:Reasentamiento, incorporación de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG y reconciliación nacional; de desarrollo productivo sostenible; y de modernización del Estado democrático, incluyendo el fortalecimiento de las capacidades de participación y concertación de las distintas expresiones de la sociedad civil.

Pero hoy a 16 años de aquel Acuerdo de Paz, si bien la exclusión y la persecución como políticas de Estadocesaron, cada 84 minutos se asesina a bala a un o una guatemalteca un promedio de 17 asesinatos por día. Esto, sin contar las muertes por desnutrición o a falta de asistencia médica. Durante los 36 años de guerra interna se asesinaron un promedio de 19 guatemaltecas/os por día.

El discurso del Estado post Acuerdos de Paz sólo sirvió para acopiar dinero de la “cooperación internacional y cooptar algunos dirigentes indígenas para “legitimar” la entrega  del país a las multinacionales”.

Lo triste fue que la población no supo, ni pudo legalizar, ni legitimar los acuerdos de Pazmuchos, dirigentes de las organizaciones sociales se acomodaron al Estado y las desactivaron, basados en un acuerdo sobre la tolerancia y la diversidad política, y no en reformas necesarias para la redistribución de la riqueza

A lo largo de estos años los derechos humanos han tenido avances, sobretodo en su reconocimiento, pero  existe el discurso y el reconocimiento de su importancia, pero al Estado desde su institucionalidad le ha costado dar vigencia a estos derechos, la  pobreza bordea casi el 70% del total de la población,  los patrones no sólo acaparan las tierras, sino que ocupan playas, matan ríos, lagos y montañas,más del 80% de las tierras de cultivo se encuentran en manos del 2% de los latifundistas. De este total de tierras, cerca del 70% es utilizada (destruida y contaminada) para el monocultivo de palma africana, caña de azúcar.

Lecciones aprendidas.

  • La paz de estos acuerdos, es solo la paz de los guerreros, no la solución a los problemas estructurales  de la gran mayoría de los pobladores del país.
  • No es fácil para los guerrero renuncien a sus privilegios, cada uno de ellos se asesora de expertos para imponer sus criterios o salvaguardar dichos privilegios, o llegar a acuerdos sin verdad y sin reparación pero con total impunidad.
  • El gobierno en representación de un Estado con estructuras dominantes, tienen un modelo de desarrollo pensado y planeado a largo plazo y es difícil su desmonte, en Colombia se ha planeado  en favor de los grandes monopolios y presupuestado  para la guerra, esta es lo que propicia que el 75% de los conflictos se reactive.
  • La paz solo se construye si en el posconflicto se logra  construir y consolidar  un  movimiento social para la Paz, que trabaje por una sociedad  informada y formada.
  • La comisión de la verdad  cuyo informe no se conoció en El Salvador, sino en Estados Unidos solo sirvió como marco de un acuerdo en el que los firmantes del acuerdo  sellaron un pacto de total impunidad frente a sus crímenes.
  • Es importante el uso de los medios de comunicación para dar a conocer lo que eventualmente una comisión de la verdad pueda  sepultar y dejar impune.
  • No permitir que el acuerdo de fin del conflicto excluya a las víctimas, y luchar por que estas sean las  máximas  protagonistas  en el posconflicto.
  • Construir acuerdos sociales como acumulados para construir democracia y respeto a los DDHH.
  • Los acuerdos entre los guerreros no son los encargados de resolver ni el conflicto ni los problemas estructurales, que los generan, este es un papel que le corresponde a la sociedad civil.
  • Se requiere de un acuerdo que le ponga solución a las causas del conflicto.
  • El escenario de la Habana Cuba  es solo una posibilidad y no una certeza  de Paz.
  • El papel de la sociedad civil es mucho más importante que una participación en las negociaciones en la Habana.