He de confesar que no pude contener las lágrimas de la emoción al ver aparecer en el muelle internacional “El Dorado” a la camarada Aida Abella, ex concejal del Partido Comunista y la Unión Patriótica. Aunque nunca he tenido el privilegio de saludarla personalmente y estrechar su mano, sentí que estaba allí el símbolo viviente de la resistencia y de la esperanza de un pueblo, que en medio del terror oficial, se niega a vivir eternamente en el sótano oscuro de la represión y la burda explotación del hombre por el hombre. Pueblo que no pierde la esperanza de ser libre y soberano.
Su inmensa figura se abrió paso por entre las frescas y alegres banderas de la UP y el Partido Comunista de un puñado de comunistas y sobrevivientes de la Unión Patriótica que solícitos se hicieron presentes para darle la bienvenida. Pareciera que no hubiera pasado el tiempo. La vigorosidad de su temple e inteligencia ubérrima se explayaron por el escenario con hálito profundo de paz y de esperanza. Nada de rencores. Nada de amarguras. Por el contrario, su rostro estaba iluminado por la alegría, por la paz y por la esperanza.
Así la vi en el vídeo que le da la vuelta al mundo. “Caramba, me dije, tiene porte presidencial”. Le cabe perfectamente el país en su cabeza. Ese país que hace 17 años tuvo que dejar de la noche a la mañana para salir precipitada hacia el peor castigo que se le puede imponer a un ser humano: el exilio.
No regresa derrotada. Regresa con la frente en alto, con gallardía, con dignidad, con verdadero patriotismo. Su mirada profunda y llena de optimismo, libre de todo mal pensamiento, catapulta a la izquierda y coloca a la Unión Patriótica en el centro de la anhelada unidad de la izquierda colombiana para ser opción de poder.
Si la burguesía tuviera una mínima pizquita de dignidad y sentimiento humano, debería sentir vergüenza y desmoralización. Toda una maquinaria estatal que asesinó a sangre fría a casi cinco mil miembros de la UP por el simple hecho de pensar distinto y soñar con una patria soberana y que le hizo tantos atentados miserables, finalmente no pudieron y hoy tenemos a nuestra camarada Aida Abella con toda su lucidez mental y convicciones ideológicas y políticas, dispuesta a seguir abriendo camino hacia el socialismo.
Sus palabras emocionan. Conmueven y nos comprometen a ser más comunistas, más unitarios, más internacionalistas, más comprometidos con cambios estructurales, más humanos con profunda capacidad de asombro.
“Sentimos que llegamos al país que queremos cambiar. Un país en paz, un país en democracia, un país en tolerancia. Venimos convencidos de que vamos a alcanzar la paz en este país, venimos convencidos de que los cambios tendrán que darse. Venimos convencidos de que la lucha de nuestros compañeros, de nuestros amigos, de nuestros militantes, no fue en vano. Venimos a pedirle al presidente de la república que acepte que aquí se cometió un genocidio político contra la Unión Patriótica”.
“Venimos –igualmente– a pedirle a los enemigos de la paz que entierren el hacha de la guerra, porque necesitamos unas profundas reformas sociales que todos los colombianos aspiramos; y venimos al V Congreso de la Unión Patriótica. A esa Unión Patriótica que creamos añorando la paz hace 20 años, esa Unión Patriótica que la seguimos añorando con las profundas reformas sociales para que nuestra patria, todos los 42 millones de ciudadanos podamos disfrutar de este bellísimo país, disfrutar nuestros mares, nuestras playas, nuestras llanuras, nuestra sabana de Bogotá”.
“Ese país que nos pertenece a los 42 millones de colombianos. Por eso compañeros, el llamamiento que hago desde que piso este país otra vez, mi patria adorada, es que construyamos entre todos la paz, que democraticemos este país y que todos los colombianos tengan mucha educación, salud, tengan muchas posibilidades de andar por las calles”. “¡Viva la Unión Patriótica!”.
Ojalá que estas bestias de la guerra que se lucran con el sudor y las lágrimas del pueblo, trafican armas de destrucción y muerte, entiendan que estamos en el siglo XXI donde debe primar la lucha ideológica, la controversia civilizada y dialéctica del argumento.
Ojalá que la izquierda entienda su rol histórico, su papel transformador y supere los abismos infranqueables que algunos torpemente quieren crear para evitar lo inevitable y necesario: la unidad.
Ojalá que el pueblo colombiano rompa con el analfabetismo político, pulverice el terrorismo de Estado, aniquile la alienación de los medios de comunicación, las religiones y el pénsum académico y asuma con grandeza su misión de sembrar las bases del socialismo en Colombia, socialismo humanista, democrático y científico, como lo definió el XXI congreso nacional del Partido Comunista Colombiano.
Por: Nelson Lombana Silva / Jueves 14 de noviembre de 2013
Tomado de: http://prensarural.org/spip/spip.php?article12619