Bogotá D.C., 23 de mayo de 2014
41.5 kilómetros recorrió Rigoberto Urán en la primera contrarreloj del Giro de Italia entre Barbasesco y Barbolo -región de viñedos en el Piamonte italiano-, para hacerse al título de la etapa y ponerse la camiseta rosa de líder. Son solo 3 kilómetros más de los que recorría yendo de su hogar hasta Salgar cada fin de semana junto a su padre en las montañas de Antioquia.
Tras cruzar la línea de meta, el ciclista colombiano le dijo a la prensa: “Trabajé mucho por tener un rendimiento así y ahora hay que disfrutarlo”. Y agregó: “hay montañas muy fuertes, etapas muy duras, pero hay que continuar (…)”
Estas palabras, que al oído de cualquier aficionado del ciclismo representan la narración común de alguien que gana una etapa, son una alegoría a la vida, pues el ciclista sí ha escalado junto a su madre, Aracelly Durango y su hermana, Marta Lucía, montañas muy fuertes y sí ha sufrido en etapas muy duras.
Sobre el valle de Urrao que se alza a más de 1.800 metros de altura, embebido por el páramo del sol, los paramilitares asesinaron a su padre, Rigoberto de Jesús, también ciclista y quien entrenaba junto a 3 compañeros en la madrugada del 21 de agosto del 2001.
Para la fecha, ‘Rigo’, como solía decirle su padre, tenía solo 14 años, muy poco pelo y pocos pedalazos. Solo algunos meses atrás había iniciado sus entrenamientos, y la mañana en la que ocurrieron los hechos, su padre prefirió no despertarlo, pues tenía día escolar.
Rigoberto nació el 26 de enero de 1987, en Urrao, un pueblo antioqueño a 140 kilómetros de Medellín. Desde niño se acostumbró a vencer grandes distancias y a superar grandes obstáculos. Por esas mismas carreteras donde el conflicto armado ganó decenas de etapas y subió al podio con sus fusiles, ‘Rigo’ se formó como deportista y empezó a cosechar triunfos, los que hasta ahora con 27 años, no para de acumular.
Su historia ciclística se empezó a narrar en español y con acento antioqueño hace más de 13 años. Por esa época, con solo 14, vendía chance y lotería por las calles de Urrao, aunque no dejó nunca al azar ni a la suerte su carrera deportiva. Urán subió por primera vez a un podio en su natal Urrao cuando ganó la clásica de ese municipio en la categoría prejuvenil.
Por eso, las palabras dichas este jueves 22 de mayo en Barbaresco tienen mucho significado, para él, para su madre y también para Paula Gaviria, directora de la Unidad para las Víctimas, quien así refirió a su triunfo: “Noticias como la de Rigoberto Urán nos llenan de orgullo, y nos hacen reflexionar sobre el papel del Estado en la reparación integral a las víctimas. El caso de ‘Rigo’ es muy emblemático y diciente, porque su actitud sintetiza lo que son las víctimas, es decir, personas con capacidades y talentos invaluables, a las cuales les ocurrió algo que nunca debió pasar”, dijo Gaviria.
En el 2012, el Estado colombiano indemnizó a la familia Urán Durango, por el hecho victimizante de homicidio. La menor, Marta Lucía, cursa undécimo grado en Medellín. Es menor de edad, por lo tanto su dinero se encuentra en un encargo fiduciario.
Aracelly, Rigoberto y Marta Lucía son apenas tres víctimas, en un universo de 6 millones, pero así como él, Henao, Nairo y otros colosos del ciclismo mundial representan la gallardía colombiana, su reparación ha significado un orgullo para el Estado, y también una oportunidad para este hogar: “El proceso va excelente, ya nos dieron lo de la reparación. Esa plata fue para librar la casa que quedó hipotecada cuando murió el papá, porque vivíamos solo con lo del chance que el muchacho trabajaba”, dice Aracelly.
Lejos de Urrao, vinieron más triunfos desde su debut profesional en el 2006: ganó la contrarreloj de Euskal Bizikleta, fue fichado en el 2007 por el Caisse d’Epargne de categoría ProTour con un contrato por dos temporadas. Los podios se volvieron un común denominador para este líder: en el 2008 fue segundo en Cataluña y tercero Lombardía. Corrió su primer Tuor de Francia en el 2009; segundo dos veces en la Vuelta a Suiza, el 28 de septiembre de 2010 se anunció su fichaje por el Sky Procycling, de categoría ProTour.
En el 2012, cuando el Estado colombiano consignaba su indemnización, él escribía a punta de pedal una nueva historia para el ciclismo: en ese año obtuvo medalla de plata en los juegos Olímpicos de Londres, también subió al podio del Giro en el 2013 (2 puesto) y llegó nuevamente al Giro este año, después de un honroso tercer puesto en el Tour de Omán.
Ahora Urán es el líder del Giro. Saldrá este viernes con 37 segundos de ventaja sobre Cadel Evans. Falta mucho camino en su carrera profesional, faltan triunfos y caídas. Del golpe más duro sufrido en el 2001 queda la fortaleza y la herencia de un hombre común que hoy pedalea con él, como lo corrobora su madre: “Él dice que el papá lo guía desde el cielo, que le da más valor moral para este muchacho salir adelante”.
Por su puesto, Urán no olvidó escribir en twitter un mensaje, tan sólido como los pedalazos que lo llevaron a la gloria: “Ma´, este triunfo es para ti, de todo corazón”.
Al otro lado del Atlántico, en la ‘Ciudad de la Eterna Primavera’, su madre no ocultaba el júbilo de ese gran momento: “Yo a él lo admiro mucho en ese sentido. Desde muy pequeño ha empezado a salir adelante. A cualquiera le puede pasar, vivir la situación que vivimos nosotros, pero sin embargo, mire el muchacho dándole muchas alegrías a Colombia y a todo un país, a pesar de los malos momentos que hemos tenido”.
La temporada en Europa continúa y Rigoberto deberá esperar algunos meses para volver a Medellín y deleitarse con su plato favorito: “Le encantan los frijoles. Es un plato muy exquisito”, cuenta Aracelly.
Dicen que los vinos de Barbaresco son ligeros en color y cuerpo, pero también muy estructurados y aromáticos. Lo que no saben en Italia es que en Colombia hay ciclistas de la categoría de Rigoberto Urán: ligeros, estructurados y con un corazón capaz de pedalear sin cansancio por alcanzar los sueños. Así lo confirma Aracelly, quien resalta la frase más popular de su hijo: “Hay que tener paciencia, todo hay que llevarlo en amor a Dios, no todo puede ser llorar llorar, ni reír reír”.