Como directora de la Unidad, ¿qué podría agregar sobre la declaración de principios que se dio en La Habana para discutir el tema de las víctimas?
Los principios son, en sí mismos, un reconocimiento a la centralidad que adquiere el tema de víctimas en la agenda de La Habana. Nos da la confianza de que este tema no se va a abordar de cualquier manera. Son un marco de referencia, una garantía de que las víctimas van a poder participar y van tener voz, como ciudadanas que son, con derecho a opinar sobre cómo se define la terminación del conflicto en lo que tiene que ver con sus derechos.
Se estableció allí que una delegación de víctimas irá a La Habana y que habrá cuatro foros en Colombia…
Sí, se habló de una amplia participación a través de distintos mecanismos. Se hizo mucho énfasis en que habrá una primera delegación a La Habana. No se cierra el espacio a otras delegaciones, en diferentes momentos de la discusión. Y se habló de la importancia de escuchar a todas las víctimas aquí en Colombia en los cuatro foros que organizarán las Naciones Unidas y la Universidad Nacional.
¿Cómo se garantizará que habrá pluralidad de voces?
Son 6’500.000 víctimas registradas; de las cuales 5.500.000 son desplazadas; casi 3.500.000 son mujeres, y 5.000 son víctimas de violencia sexual. Es decir, hay una multiplicidad de voces que querrán ser oídas y hay que buscar mecanismos para que estas diversas voces lleguen y sus propuestas sean tenidas en cuenta. Aunque hay que decir que es imposible una participación absoluta, lo cierto es que hay un camino recorrido en el tema de participación de las víctimas y anterior a las conversaciones de La Habana.
La declaración de principios no se dio de la nada. Lo primero fue la Ley de Víctimas y las audiencias en el marco de su discusión, que entre otras fueron apoyadas por las Naciones Unidas. Lo segundo fue la sistematización de las propuestas de las víctimas a las comisiones de paz de Congreso. Lo tercero, entonces, será esta primera delegación. Lo cuarto serán los foros. Lo quinto, la discusión en el Congreso. Y lo sexto, y quizá más importante, el momento de la gran participación de las víctimas en la refrendación de los acuerdos.
Hablemos de cómo se garantizará la representación de las víctimas en la delegación a La Habana….
Lo primero es que hay un mecanismo de participación que surge de la Ley de Víctimas, que es el Protocolo de Participación, primer mecanismo que existe en Colombia y en el mundo en el marco de la política pública. Este mecanismo está institucionalizado y tiene el acompañamiento de la Defensoría del Pueblo, que hace las veces de secretaría técnica. También tiene una representación nacional a través de la Mesa Nacional de Víctimas, compuesta por 55 personas provenientes de todas las regiones del país, que representan a víctimas de todos los delitos cometidos en el marco del conflicto armado y que representan una paridad en el sentido de que la mitad de esta mesa está compuesta por mujeres. Esta mesa debe elegir una delegación y esta sería representativa de esta instancia nacional donde participan más de 4 mil organizaciones de víctimas de todo el país, que, a su vez, representan todavía a más organizaciones de bases, y donde las mesas municipales, más de 950, y departamentales y la nacional, de por lo menos 1.500 personas, quedarían representadas y participando activamente.
También hemos dicho que a estas voces con importante representación tienen que acompañarse voces de aquellas cuyos daños no fueron individuales, sino colectivos como movimientos políticos, comunidades, organizaciones. Estamos hablando de campesinos, sindicalistas, periodistas, mujeres. Nuestra propuesta es que los comités de impulsos de esos procesos colectivos de reparación tengan una representación también. Esas voces de esos daños plurales y colectivos deben ser escuchados porque ahí se buscó disminuir a diferentes opciones políticas.
Lo otro es garantizar la participación de las víctimas no institucionalizadas, no organizadas, que no participan de la ley porque no conocen, no saben, no quieren, o tienen miedo, no comparten el escenario de La Habana. Lo que interesa aquí es que para los foros logremos esa diversidad de voces presentes. Colombia tiene que hacer un esfuerzo grande por rodear sobretodo a las víctimas de las Farc. Este proceso es con las Farc. Este proceso no es con las víctimas del Eln, por el momento, ni con las víctimas de los paramilitares. Y ellas pueden ser las que tengan más dificultades para alzar su voz porque les duele, o porque no saben de la suerte de su ser querido, o porque no han avanzado en su proceso de recuperación emocional. Por eso hay que hacer un especial énfasis para que esas víctimas de las Farc no sientan que están solas, no se sientan presionadas por todo un país que quiere la paz, o no se sientan presionadas por víctimas que no son de las Farc, que quieren la paz; porque las que sufrieron por causa de estos actores, son ellas. Por eso queremos apoyar con especial cuidado esta convocatoria, de acuerdo con las definiciones de los organizadores de los foros, que son los que definen la metodología. Es muy importante este acompañamiento especial. Vamos a ofrecer nuestra capacidad en términos de acompañamiento psico-social. Y en esto, creemos que muchas víctimas de las Farc que han asumido que esta es la única vía para avanzar en la superación de nuevas victimizaciones y de su propio dolor nos pueden ayudar muchísimo.
¿Cómo identificar a las víctimas que no han acudido a la Unidad de Víctimas?
Las víctimas de secuestro principalmente lo son de las Farc. Y nosotros nos hemos concentrado muchísimo en la reparación de las víctimas de secuestro. Una vía puede ser contactar a estas víctimas que ya han accedido a la ley y a la atención por parte del Estado para compartir sus inquietudes y hacer mucha pedagogía, pues hay mucha desinformación. La declaración de principios ratifica que los derechos de las víctimas no se negociación. No se van a transar esos derechos y tampoco se ha hablado de que el mecanismo de reparación por esta organización va a ser el perdón.
Puede, entonces, ser una oportunidad…
Puede ser una oportunidad. Las Farc tienen que oír a sus víctimas que son las que tendrán más que decirles y más que preguntarles. Puede ser un ejercicio interesante acudir a las víctimas de reparación por secuestro, en el que vamos muy avanzados, y esto puede ser la oportunidad para decirles que tengan la certeza de que no están solas; la convicción de que si no quieren perdonar, no tienen por qué hacerlo; que el peso de la paz no caiga y recaiga sobre una madre que nunca supo qué pasó con su hijo porque lo secuestraron y nunca lo entregaron.
Obviamente lo ideal es que las víctimas puedan saber qué pasó con su ser querido…
Claramente. Los principios de la mesa de conversaciones marcan un escenario importante de verdad. Tengo toda la esperanza de que vamos a comenzar a saber más verdades y hay que acompañar a las víctimas porque la verdad duele y el país también debe irse preparando para esto. En el acuerdo inicial está el compromiso de contar con una comisión de la verdad al final del proceso. Definitivamente es una oportunidad de avanzar en la verdad. La paz quedaría mal hecha si no se logra contar con esta voz de las víctimas que todavía tienen tanto que preguntar y tanto por saber.
Cómo lograr que haya un vínculo real entre los foros y lo que se discuta en La Habana…
Los principios nos dan un marco de referencia donde si bien se abre un espectro de opciones para discutir, también se limitan temas a los derechos de víctimas. El lenguaje común son los derechos. Con la experiencia previa de la misma ley de víctimas, de las conversaciones sistematizadas de las comisiones de paz ya hay unos temas gordos frente a los cuales hay que orientar la metodología de la discusión. Debe haber una metodología que mida cuáles son las expectativas frente al derecho a la verdad, frente al derecho a la reparación, frente al derecho a la justicia y frente a la NO repetición.
¿Y el tema de las víctimas del Estado? Las Farc van a querer que así como se pide que se hable de sus víctimas, también que el Estado haga lo propio…
En las últimas horas estuve con Iván Cepeda, en representación del Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado, y manifiesta que tienen un documento ya sistematizado de propuestas. También los principios son un gran avance porque están suscritos por ambas partes. La declaración dice: “El Gobierno Nacional y las Farc-Ep hemos acordado lo siguiente”. Es más que evidente que el Estado está comprometido con ese reconocimiento. Lo está desde la sanción que el Presidente hizo de la Ley de Víctimas, lo estamos desde su implementación, lo estamos desde la reparación a víctimas de crímenes de Estado, desde la indemnización de desaparición forzada donde presumiblemente el actor es del Estado. Con ocasión a fallos nacionales e internacionales el Presidente ha reconocido la responsabilidad del Estado. También lo ha hecho en escenarios como la audiencia pública en la discusión del Marco Jurídico para la Paz, donde él personalmente fue a presentar la exposición de motivos. Ahí reconoció la responsabilidad del Estado.
¿Y cree que puede avanzarse en el reconocimiento de una violencia sistemática, no solo de casos puntuales?
El país, y particularmente la Fiscalía, ha avanzado mucho en el cambio de modelo de investigación y de apuesta por esta verdad de los macrocrímenes y crímenes sistemáticos. Desde que se avanzó en la misma reestructuración de la Fiscalía, impulsada también por el Presidente. La comisión de esclarecimiento por parte de expertos también tendrá que hablar de esta historia del conflicto que ya está parcialmente recogida en el Informe Basta Ya y en otros informes del Centro de Memoria Histórica y del Grupo de Memoria Histórica. Algunas sentencias ya han comenzado a hablar de este tema de sistematicidad. El Gobierno ha mostrado voluntad política de avanzar en cualquiera que sea el escenario de resultado de las investigaciones.
Tomado de: http://www.reconciliacioncolombia.com/historias/detalle/263