Llegados a la segunda y definitiva votación para la Presidencia, la CNAI, sin ninguna duda, apuesta por la continuidad de la negociación política con la insurgencia en cabeza de Juan Manuel Santos.
Nosotros nacimos como producto de un acuerdo de negociación política a mediados de los 90 que, sin embargo, aún con la desmovilización de cinco grupos guerrilleros, fue una paz parcelada, ligada a la Constitución de 1991 y continuidad de la línea de búsqueda de soluciones políticas negociadas iniciada por el Gobierno de Belisario Betancur en 1984.
Pero el fin del conflicto armado de medio siglo en Colombia con su triste legado de 6 millones de víctimas y 220 mil asesinados nunca había estado tan cerca como ahora. Reconocimos desde el Acuerdo inicial Gobierno-Farc, una agenda realista y una metodología cuidadosa que buscaba superar las dificultades del Caguán, participamos en las mesas temáticas sobre Tierras, Participación Política y Drogas de Uso Ilicito, celebramos los acuerdos básicos sobre estos tres puntos y la voluntad de las partes de asumir el tema de Víctimas y Dejación de Armas. Creemos firmemente que una dinámica ágil y continuada en la mesa de La Habana puederesultar en un acuerdo definitivo a final de este mismo año. Como firmantes del acuerdo de paz Gobierno-CRS de 1994 sabemos que la mesa de negociación genera una dinámica propia que puede contribuir a la positiva conclusión de los diálogos.
Igualmente señalamos (“ Negociaciones de Paz y Campaña Política”, Mayo 20) : “ ha llegado la hora de cuestionarse el esquema de negociar en medio de la guerra…La reconstrucción de la confianza en la negociación de los conflictos y la necesidad de respaldo social a los diálogos de La Habana en un momento tan avanzado de los acuerdos requieren un timonazo en el rígido esquema de la Mesa y afrontar la posibilidad de los acuerdos humanitarios parciales que prevé el Derecho Internacional Humanitario”, incluso un cese al fuego bilateral.
En el debate surgido en la izquierda colombiana alrededor de la coyuntura electoral pensamos que el final del conflicto armado y la construcción de un Pacto Nacional por la Reconciliación deben constituirse en un propósito central y común de la nación. Reconstruir un país fracturado por la violencia y la injusticia, rescatar el valor de la política como el arte de la palabra, del diálogo y la negociación, poner al centro la dignidad de las personas y el derecho de las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación. Reivindicar el Estado Social de Derecho de nuestra Constitucióny el papel del Estado como regulador y benefactor.
Nada de esto es posible con un espíritu de odio o de temor, de revancha o de cálculo egoísta. La Paz, además de ser un imperativo constitucional es un valor fundamental para construir una nación reconciliada en la justicia y unida en el ejercicio de una democracia incluyente.
También señalamos anteriormente nuestras diferencias con el carácter y el modelo económico del gobierno Santos, pero frente a la alternativa del fascismo oscurantista y de la mentalidad de guerra permanente que promete el retorno del uribismo, llamamos a respaldar en las urnas el 15 de Junio la continuidad del actual proceso de negociación política, y al compromiso por consolidar una apuesta de izquierda, progresista y democrática con un programa que responda a las profundas reformas que requieren la nación y la sociedad colombiana para el siglo XXI. En ese propósito la CNAI estará siempre dispuesta, fiel al espíritu que inspiró nuestra negociación de paz de hace veinte años.
FERNANDO HERNANDEZ VALENCIA. DIRECTOR EJECUTIVO DE LA CNAI.
Junio 6 de 2014.