41 familias, 137 estudiantes afectados e incalculables daños ambientales. La comunidad reclama atención y abastecimiento urgente de agua potable.
El 7 de julio de este año los estudiantes de la Institución Rural Educativa Maravélez regresaron de vacaciones. Como bienvenida encontraron el suelo de su colegio y los alrededores huntados de petróleo. El pozo y el nacimiento de donde proveen el agua para el sustento estaban cubiertos con una capa traslúcida, totalmente contaminados.
Las noticias, de parte de la comunidad vecina, no tardaron en llegar: el primer día de ese mes, en horas de la mañana, las FARC dinamitaron un puente sobre la vía El Tigre-Campo Alegre, la cual atraviesa las veredas de Maravélez y La Y, en el municipio del Bajo Guamuez en el Putumayo. Para que no quedara duda de su dominio en la zona, durante la tarde las FARC detuvieron 18 camiones cisterna cargados de crudo y derramaron todo su contenido en la carretera. Durante los días siguientes el crudo se expandió hasta llegar al colegio, al pozo, al humedal donde nace el agua, a la rivera de la quebrada La Canoa y a decenas de potreros y cultivos de los campesinos que habitan la zona.
Los motivos
Según miembros de la comunidad, sobre esa vía (inaugurada en abril de este año) está prohibido el tránsito de vehículos transportadores de petróleo. Sin embargo, la compañía Vetra, exploradora y explotadora de crudo en el Putumayo y otras tres regiones de Colombia, ha seguido haciendo uso de la carretera. Pese a no contar con la debida licencia, transporta a diario entre 180 y 200 camiones cisterna cargados de crudo.
Las FARC volaron el puente y derramaron el crudo de Vetra en retaliación por el abuso y apropiación de la vía. Pero el costo lo han tenido que pagar los campesinos, habitantes y estudiantes de la Institución Rural Educativa con su salud, su producción, sus tierras y su agua.
Trece días después del derrame, miembros de algunas instituciones como la Unidad de Víctimas, la Secretaría de Gobierno de Putumayo y la Defensoría del Pueblo se hicieron presentes y ordenaron poner una barrera para evitar que el petróleo llegara al pozo. Fue demasiado tarde.
Sólo hasta ayer la Compañía Vetra donó 412 litros de agua para los 137 estudiantes y las aproximadamente 41 familias damnificadas. Sin embargo, la comunidad acordó ceder toda el agua a la institución educativa para que los estudiantes no tengan que suspender las clases.
“Los chicos no quieren suspender las clases, pero el olor es insoportable, más cuando hace sol. Nos ha causado náuseas y dolores de cabeza terribles. Nos urge una visita técnica de salubridad que nos dé un concepto profesional sobre suspender las clases o no”, le contó al CNMH la profesora Alba Mery Cuarán, rectora de la Institución Educativa.
Además de este concepto médico del colegio, los principales requerimientos de la comunidad, por el momento, son abastecimiento de agua y una pronta limpieza de los terrenos. Hasta el día de ayer la Alcaldía del Municipio del Valle del Guamuez no se había manifestado ni había visitado a los damnificados.