Cuando Constanza Turbay llegó a La Habana, traía tras de sí un cruento drama familiar en la que las Farc tiene enormes responsabilidades y que refleja la convulsionada historia política en el Caquetá. VerdadAbierta.com reproduce un amplio reportaje realizado en septiembre del año pasado, que da cuenta de los detalles de este caso, titulado Las Farc y el conflicto armado en Caquetá.
Los principales caqueteños de todos los partidos y movimientos del espectro ideológico han caído asesinados, presos o han tenido que exiliarse.Un domingo de febrero de 1984, un avión Hércules de la Fuerza Aérea aterrizó en el entonces aeropuerto Capitolio de Florencia del que se bajaron los actores Vicky Hernández, Pedro Alcántara y Patricia Ariza, entre otras personalidades que trabajaban en el Teatro de la Candelaria. Con ellos también llegaron varios funcionarios del gobierno conservador de Belisario Betancur.
La comitiva fue llevada a Cartagena del Chairá y Remolinos del Caguán en donde presentaron una obra de teatro a los pobladores, políticos y guerrilleros de las Farc. Los funcionarios por su parte dictaron conferencias en las que mostraron cómo funcionaba el Estado y los planes que tenían para esas regiones del Caquetá. El motivo no era otro que ambientar el acuerdo de tregua que estaba casi cocinado entre la guerrilla y el gobierno de Betancur.
Era una época de apertura política para incluir en el juego a los movimientos alternativos a los partidos tradicionales y el Estado prometía incluir al Caquetá en serio en sus planes de inversión con vías y proyectos de acueductos y alcantarillado.
El enfrentamiento armado apenas si había cobrado dos víctimas. La primera había sido Miguel Ángel Osorio, concejal del Partido Comunista y presidente del Concejo de Puerto Rico, asesinado el 19 de octubre de 1981 por las fuerzas de extrema derecha que empezaban a asomar en la región. La segunda fue el dirigente turbayista Félix Tovar el 9 de enero de 1983, quien fue secuestrado por la guerrilla y liberado meses más tarde.
Alvaro Fayad (M-19), Ivan Marino Ospina (M-19) Manuel Marulanda (Farc) y Jacobo Arenas (Farc) en las conversaciones de paz en La Uribe, Meta, durante la presidencia de Belisario Betancur (1982-1986).La presentación teatral ocurrió un mes antes de que en La Uribe, Meta, el gobierno de Belisario Betancur firmara la tregua con las Farc, luego de una exitosa negociación de paz. La ilusión de paz y de progreso se extendía por el departamento. En Santa Fe del Caguán, una inspección de Cartagena del Chairá, se reunieron Henry Millán, jefe del llamado Frente Democrático; Rodrigo Turbay del Partido Liberal –en representación de su padre, el principal político tradicional caqueteño, el senador Hernando Turbay– ; Ómar Ortega, senador del Partido Conservador; los comandantes de las Farc, Luciano Marín (‘Iván Márquez’), Jorge Briceño (‘El Mono Jojoy’), Milton Toncel Redondo alias (‘Joaquín Gómez’) y Ernesto Suárez (‘El Abuelo’); y casi todos los demás políticos y guerrilleros de alguna relevancia en el departamento.
Betancur había autorizado que en las regiones donde estaba las Farc se iniciaran diálogos que permitieran ambientar con las dirigencias regionales el acuerdo que se firmaría en La Uribe. La Unión Patriótica (UP), el partido político hacia el cual las Farc transitarían a medida que dejaran las armas, estaba por nacer y era importante que los políticos tradicionales de las regiones se hicieran a la idea de que iban a competir con éste. En esa reunión de Santa Fe del Cagúan, políticos y guerrilleros firmaron un documento en el que respaldaron el proceso de paz y se comprometieron a brindar todas las garantías al nuevo partido.
Las tres fuerzas políticas
Cuando ese pacto de paz se firmó eran tres las fuerzas políticas en Caquetá; la principal era la del liberalismo de Hernando Turbay, otra tradicional era el conservatismo de Omar Ortega, y la tercera era la nueva y pujante del Frente Democrático, una alianza de grupos de izquierda.Hernando Turbay, pariente del ex presidente Julio César Turbay y cómo éste de origen libanés, había llegado a Caquetá cuando aún era una tierra virgen. Allí lideró la colonización, él mismo se hizo a la extensísima finca Guacamayas, y además montó un imperio político a la vieja usanza, ganándose la voluntad de la gente repartiendo auxilios de la Nación, atendiendo campesinos a diario, como un padre preocupado por sus hijos y trayendo la modernidad a esta selva.
“El viejo Hernando usaba la chequera del Congreso y trasladaba la plata a la asociación Jorge Eliécer Gaitán que era suya”, le explicó Gustavo Cabrera, miembro de la academia de historia de Caquetá a VerdadAbierta.com. “Vivía en función de la política, iba a las veredas en donde conocía a todo el mundo, echaba un discurso y entregaba el cheque. Lo grande y lo bueno se hizo de la mano del cacique. Así funcionaba el sistema”.
Don Hernando, como le decía todo el mundo, se movía por toda la región sin problemas con la guerrilla, incluso se dice que conocía a los padres de los guerrilleros que lo saludaban con familiaridad cuando se lo topaban en las carreteras. “Era un benefactor que trabajaba con todo el mundo, que respetaba a todo el mundo”, le dijo un dirigente de la región a este reportero.
Los conservadores por su parte eran liderados por Ómar Ortega, quien tenía su fortín electoral en el sur de la intendencia (pues Caquetá aún no era departamento). Así a los municipios de influencia conservadora, Belén de los Andaquíes, Morelia, Valparaiso, San José de Fragua, Albania y Curillo, los llamaban Costa Azul.
La izquierda había logrado unirse a comienzos de los ochenta bajo el lema del Frente Democrático bajo la dirección de Henry Millán. Aglutinaba movimientos disímiles como la Alianza Unión Nacional de Oposición (UNO), el movimiento Firmes que había sido fundado por el dirigente socialista Gerardo Molina en 1979 y bajo el cual se habían integrado algunos dirigentes del M-19, y la Izquierda Liberal bajo la tutela de Númar Díaz, que luego se integraría en el Nuevo Liberalismo que orientó Luis Carlos Galán.
Fue a este Frente Democrático al que se sumó la recién nacida UP y juntos se presentaron a las elecciones de 1986. Florencia fue la primera capital en que este nuevo movimiento político realizó su primer acto político el 18 de mayo de 1985, con la presencia de los jefes guerrilleros en tregua, Luciano Marín (Márquez), El Abuelo (Suárez) y Milton Redondo (Gómez).
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