JESUS MARÍA VALLE, ALVARO URIBE VÉLEZ, ITUANGO – ANTIOQUIA. Mentiras y Verdades Diecisiete años Después

Foto: El Colombiano
Foto: El Colombiano

Mientras el Estado reconoce y asume la responsabilidad institucional por el asesinato del abogado y defensor de los derechos humanos Jesús María Valle Jaramillo el exgobernador, expresidente y senador Alvaro Uribe Vélez se empeña en torpedear el proceso de paz con falacias que pretender confundir a la opinión pública sobre la falta de justicia y la impunidad de los actos cometidos en medio de la guerra; tema sobre el cual aún discuten el gobierno y la guerrilla con base en el principio común acordado de que los derechos de las víctimas no son negociables.

Uribe se ha empeñado a toda costa de tratar de convencer al país y al mundo entero de que la terminación del conflicto armado interno en Colombia, que avanza con seguridad y renovadas esperanzas para el pueblo colombiano, es “una concesión sin condiciones del Estado a las exigencias del terrorismo” y sus más incondicionales áulicos creen y repiten como una letanía, en el congreso, en los medios, en las redes sociales, convencidos de que con ello logran desviar y distraer la atención de la justicia y ocultar todas los cuestionamientos que pesan sobre si, por sus estrechos vínculos con las mafias criminales y grupos paramilitares , incluida las responsabilidad de Uribe – Gobernador en la masacre de El Aro y el propio asesinato del defensor de derechos humanos que había asumido la investigación y denuncia de los hechos, y la defensa de los derechos de los familiares de las víctimas de las masacres ocurridas en su pueblo natal Ituango – Antioquia .
Campesinos y habitantes de Ituango, funcionarios de la Gobernación y periodistas afirman con absoluta certeza que el día y hora de la masacre, el helicóptero de la gobernación sobrevoló la zona , como si el mismísimo Uribe hubiera decidido verificar por sus propios medios el cumplimiento de la orden de “recoger ese ganado” , lo que genera escalofrío de sólo imaginar que los temores y denuncias de Jesús María Valle eran ciertos y fueron uno de los motivos por los cuales fue asesinado: el gobierno departamental, las fuerzas militares y de policía se habían aliado con los paramilitares para cometer semejantes barbaries.
El Estado colombiano acata y cumple la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que lo señala como responsable por acción y omisión de los hechos ocurridos en octubre de 1997, mientras Uribe gobernaba promoviendo las “convivir” como la mejor estrategia de “seguridad, convivencia y neutralidad activa” de los “ciudadanos de bien” frente a la violencia guerrillera, asesorado por insignes egresados y profesores de la Universidad de Harvard que promovían la “pedagogía de la tolerancia” (que no es un chiste).
Su actitud desafiante y cínica ofende el dolor de las víctimas, ofende la esperanza de un pueblo que sufre y aguanta valientemente la violencia desalmada de este país, ofende la inteligencia de pacifistas, demócratas y humildes seres humanos que caminan por la vida aferrados sólo a principios como la verdad, la dignidad de las personas, el respeto, la solidaridad y el bien común; ofende la inteligencia con la que buscamos sanar las heridas y aliviar el dolor de esta nación envilecida por la corrupción y la infamia más que por la violencia misma.
El Estado trata, a veces sin éxito, de recuperar la legitimidad y la autoridad, por medio de pequeñas muestras de arrepentimiento, responsabilidad, reparación y compromisos de no repetición , pero es muy difícil que las víctimas y sobrevivientes de Ituango y del país, que los familiares y amigos de Jesús María Valle Jaramillo, puedan sentir que el gesto es sincero y suficiente, mientras quienes deben asumir con humildad y arrepentimiento su responsabilidad se dedican a intrigar contra la paz .
¿Cuándo será que Uribe depone las armas, colabora con la justicia, renuncia al terrorismo, deja de intrigar contra la paz, aporta a la verdad, pide perdón sinceramente, repara a sus víctimas, se desmoviliza y se reincorpora a la vida civil y quizás así logre que las víctimas puedan, algún día, tenderle, generosas, su mano de reconciliación?.

Alvaro Efrén Córdoba Obando
Licenciado en Filosofía y Letras
Asociado – Corporación Nuevo Arco Iris
@Alvarocordobao
Alvarocordoba50@hotmail.com