Con la habilidad del reportero y la capacidad del investigador, el periodista Juan Diego Restrepo logró contar la escabrosa historia de esta empresa criminal que durante tres décadas ha sido protagonista en el mundo del homicidio, el narcotráfico, el paramilitarismo y la corrupción.
“El nombre de la Oficina viene de los tiempos de Pablo Escobar. Como él se hacía decir doctor, entonces decía que todo doctor tiene su oficina”. Este comentario de un ex-integrante de la organización criminal ante investigadores de Justicia y Paz resume el origen de la tenebrosa Oficina de Envigado (…) Un libro que documenta también la corrupción de algunos frentes del Estado que han permitido la impunidad de su extenso prontuario: Las vueltas de la Oficina de Envigado: génesis, ciclos de disputa y reorganización de una empresa criminal, el cual permite entender cómo el crimen organizado pudo erigir un poder aparte.
Primero se constituyó como sistema de cobro a las malas cuando el cartel de Medellín necesitaba imponer su ley entre las bandas armadas. Después logró mimetizarse como estructura legal cuando el Concejo de Envigado y su alcalde de entonces, Jorge Mesa Ramírez, crearon el Departamento de Seguridad y Control. Cuando una de sus integrantes fue señalada de develar la verdadera esencia delincuencial de este invento y de milagro sobrevivió a un atentado, 16 de sus miembros fueron procesados y la oficina pasó a llamarse Departamento de Orden Ciudadano.
Como lo resume la periodista María Teresa Ronderos en el prólogo de la obra de Restrepo, “se volvió servicio de la seguridad para el control mafioso de los barrios populares, agente exportador de cocaína, coordinadora de jóvenes asesinos, brazo armado del conflicto interno e instrumento de expansión territorial”. En el momento en que Pablo Escobar arremetió contra sus socios y de las propias entrañas de su cartel nacieron los Pepes para combatirlo, la Oficina de Envigado sobrevivió a la guerra, y cuando el capo cayó abatido en 1993 cambió de dueños.
Juan Diego Restrepo Echeverri ha dedicado los últimos cinco años de su vida a la investigación de temas como el conflicto armado, el proceso electoral y los grupos ilegales para la Corporación Nuevo Arco Iris y la Fundación Paz y Reconciliación.
Nacido en Itagüí, estudió español y literatura en la Universidad de Medellín, aunque se especializó en periodismo investigativo. Ha trabajado en medios reconocidos del país, como el diario El Colombiano y la Agencia de Prensa del Instituto Popular de Capacitación (IPC) de la capital Antioqueña.
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