Para ella, la memoria del hombre que le dio vida al célebre Heriberto de la Calle sigue más viva que nunca. Sostiene que por fin empieza a correrse el velo de la impunidad.
A Marisol Garzón no le gusta que cataloguen a su hermano Jaime de humorista. El hombre cuya muerte lloró todo un país el 13 de agosto de 1999, dice ella, era un pedagogo que se valió del humor para poner sobre la mesa los temas que incomodaban. Hace unos días, ante las cámaras de Noticias Caracol, el fiscal del caso aceptó que el asesinato de Jaime Garzón fue un crimen de Estado en el que participaron, además de los paramilitares, miembros de la Fuerza Pública y del DAS. Marisol Garzón reclama que esa admisión todavía no se ha registrado en un documento oficial, y que el caso de su hermano no ha sido declarado de lesa humanidad, aunque hacerlo no le garantice nada a su familia.
¿Qué opinión tiene de las revelaciones que la Fiscalía le hizo a Noticias Caracol en el sentido de que el asesinato de Jaime Garzón sí fue un crimen de Estado?
Aunque nos parece importante que la Fiscalía se haya pronunciado, no lo ha hecho oficialmente. Es decir, lo dijo en una entrevista a un medio, pero no ha dicho ya, con documento en mano, “nosotros creemos que fue un crimen de Estado”. Lo segundo es que la Fiscalía ya debería haber declarado que este fue crimen de lesa humanidad y eso no ha pasado. Ahí hay una contradicción y yo se lo dije al fiscal (Iván) Lombana (coordinador de este expediente) en septiembre del año pasado, cuando nos citó para mostrarnos los audios donde Don Berna nos pedía perdón. Yo le pregunté al fiscal que si todo eso era así, ¿por qué no se había declarado como un crimen de lesa humanidad?
¿A qué atribuye que no hubiera ocurrido?
Yo creo que hay intereses políticos, pero lo importante es que ya se puede decir tranquilamente: “Este fue un crimen de Estado”. El doctor Alirio Uribe (hoy congresista del Polo Democrático), que fue nuestro abogado tanto tiempo con el Colectivo de Abogados, lo dijo hace muchísimos años: que se hizo un montaje, que el DAS hizo todo lo que ya nos están contando y hasta ahora viene a salir a la luz. ¡Imagínense, después de casi 17 años! Pero es muy importante que la gente vaya entendiendo quiénes tuvieron que ver en el asesinato de Jaime.
Después de tantos años de impunidad, ¿qué le resulta más doloroso e indignante: la alianza criminal que se tejió para asesinar a Jaime Garzón o lo que vino después para desviar como fuera la investigación con el fin de que los verdaderos responsables pasaran de agache?
No hay cómo calificar cada cosa. Las dos son iguales. Además, súmele la imagen que comenzaron a dejar de que Jaime era un guerrillero. La gente escribe: “¿Luego no era un guerrillero?”. No, el que tenga pruebas que me las traiga. Es una calumnia. Ellos (la alianza criminal) lo que buscaban era, quizá, dejar que eso se quedara ahí. Es importantísimo que la Fiscalía diga que éste es un crimen de lesa humanidad porque si no en tres años prescribe. Aunque eso tampoco nos garantiza nada. Aquí seguiremos en esta batalla.
¿Cree que empieza por fin a correrse el velo de la impunidad que ha rodeado este expediente en los últimos 17 años?
Por lo menos la Fiscalía ya comienza a hacer una tarea que debió haber hecho hace muchos años. Cuando conocí al fiscal Lombana le dije que le agradecía y que a su vez adquiría un compromiso como joven y como abogado en esa tarea de decirle la verdad al país.
¿Qué opina de la posibilidad de que esa alianza criminal que asesinó a su hermano sea la responsable de crímenes como los de Elsa Alvarado y Mario Calderón, el defensor de derechos humanos Jesús María Valle o el abogado Eduardo Umaña?
Creo que en ese punto tiene mejor información nuestro abogado, el doctor Luis Guillermo Pérez. Yo realmente no conozco el expediente en su totalidad, entre otras cosas, por mi salud. Pero se está demostrando cada vez más que todos esos asesinatos fueron crímenes de Estado y hoy el país está entendiendo que ellos tienen que responder ante la justicia.
¿Cómo vería Jaime Garzón esta Colombia de 2016? ¿Cómo habría ironizado su hermano esa alianza criminal que, al parecer, asesinó a tantos en la década de los 90?
Él estaría haciendo lo mismo que hacía antes: haciéndonos pensar, seguramente haciéndonos reír, pero cuestionándonos y obligándonos a comprometernos con este país. Eso es lo más importante. No se trata de que solamente critiquemos o despotriquemos o denunciemos, sino que haya cambios reales y más en este momento donde tenemos que construir esa paz que necesitamos.
A propósito de la paz, ¿usted estaría de acuerdo en que si agentes del Estado tuvieron responsabilidad en el crimen de Jaime y le cuentan al país la verdad, puedan acceder a los beneficios de la justicia transicional?
Yo creo que eso hay que hilarlo fino y trabajarlo mucho con nuestros abogados. Lo que sí creo es que todos tenemos que apostarle a esto. Nosotros pusimos los muertos y los desaparecidos y todas esas tragedias, pero el país tiene que comprometerse.
Desde la orilla de las víctimas, ¿cuál es la salida para pasar la página de esta horrible noche de violencias en Colombia?
Yo la hago desde la orilla de la fe. Esa siempre ha sido la única herramienta que he tenido y en la que confío plenamente que Dios está presente. Cada uno lo hace desde las motivaciones que tiene para seguir construyendo un mejor país.
¿Qué les diría hoy a esos hombres que tejieron los hilos del crimen de Jaime si los tuviera al frente? ¿A “Don Berna”, a Carlos Castaño y a los generales de la Fuerza Pública salpicados?
Sólo imaginarme frente a esas personas me cuesta trabajo. He hecho todo un camino durante estos años de pedirle a Dios que me dé paz y la posibilidad de perdonar. No le puedo decir cómo reaccionaría si tuviera a Don Berna o a Carlos Castaño o a todos esos generales o hasta los mismos sicarios al frente. Lo único que puedo decir es que hicieron algo que toda la vida le pesará al país y les pesará a ellos, que cometieron un error inmenso. La esperanza que me queda es que haya justicia.
Noto que le incomoda mucho que se refieran a Jaime Garzón como humorista. ¿Le parece peyorativa esa relación?
Jaime no fue humorista. De haberlo sido, hubiera trabajado en Sábados Felices o en uno de estos programas. Jaime era un pedagogo, un abogado, un tipo supremamente inteligente que se valió del humor. Por eso reducirlo a esa perspectiva no me parece. ¿Quién no veía Quac y al otro día lo comentaba? ¡Todo el mundo! Es más, él contaba que los políticos le decían: Oiga, Garzón, ¡lústreme! ¡Hágame sonar! Él los hacía sonar. Por eso, más que molestarme con que le digan humorista, que sí me molesta, lo confieso, lo que veo es una intención de que poner a Jaime sólo en ese plano y él fue muchísimo más que eso.
¿Cómo puede explicarse que en un país sin memoria, la memoria de Jaime Garzón todavía siga tan presente?
A veces la gente cree que yo hago un esfuerzo monumental por mantener viva la memoria de Jaime y no es así. A mí me llaman muchos jóvenes que ni siquiera lo llegaron a conocer, jóvenes que lo han visto en Youtube o que aprendieron a quererlo porque vieron llorar a sus papás cuando lo mataron. Es que Jaime entró al corazón de los colombianos desde sus personajes. En él encontramos a un hombre transparente, un niño, como decía Pacheco, un niño grande, un niño inteligente, un genio. Es hermoso ver que ese legado sigue. Hay una frase bíblica que dice: “¿Muerte, dónde está tu victoria?”. Ni siquiera la muerte mató a Jaime.
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