(Continuación de Antecedentes del golpe de opinión (1953) y del frente civil (1957))
En 1946, por causa de la división liberal que presentó dos candidatos a la presidencia Gabriel Turbay y Jorge Eliecer Gaitán, Mariano Ospina Pérez (1946-1950) recuperó el poder para los conservadores hegemonistas; durante su gobierno se inició la guerra civil no declarada conocida como La Violencia, sucedió el crimen de Jorge Eliecer Gaitán (9 de abril de 1948), el cierre del Congreso y se llevaron a cabo unos comicios con la abstención de los liberales que no presentaron candidato como consecuencia de la amenaza del Ministro de Justicia, José Antonio Montalvo, de “defender a sangre y fuego” la continuidad del régimen; producto de estos hechos ganó la presidencia Laureano Gómez Castro (1).
Gómez, asesorado por su Ministro de Finanzas Rafael Delgado Barreneche, enfrentó varios problemas con los Estados Unidos, el primero por causa de su pasado pro fascista y anti norteamericano durante la II Guerra Mundial, (incluso estuvo en las listas del Departamento de Estado y la Junta de Seguridad Económica de Washington); el segundo por el modelo económico intervencionista en contravía de los intereses norteamericanos que apoyaban políticas de apertura de capitales y exportaciones; el tercero por el fanatismo religioso en la persecución contra los protestantes.
La presión del embajador norteamericano, Willard Beaulac, sumada a la ejercida por la Misión del Banco Mundial (1950) dirigida por el canadiense Lauchlin Currie, que imponía el criterio de insostenibilidad de la gran industria en los países subdesarrollados, obligó al gobierno a liberalizar algunas posturas frente al régimen del capital e inversión extranjeros, reasignar las funciones del Banco de la República e introducir el concepto de planeación; sin embargo, no se doblegó y procedió a la nacionalización de los yacimientos de la Concesión de Mares creando la Empresa Colombiana de Petróleos ECOPETROL, tocando así los intereses de la poderosísima Standard Oil (Propiedad de Rockefeller) de New Jersey, al mismo tiempo estableció en Boyacá la empresa ACERIAS Y CEMENTOS PAZ DEL RIO desatendiendo las recomendaciones del Banco Mundial (2).
Para desactivar las presiones norteamericanas en plena Guerra Fría, Laureano Gómez envió el único contingente Latinoamericano a la Guerra de Corea, el Batallón Colombia dirigido por un grupo de oficiales (Alberto Ruíz Novoa, Gabriel Puyana, José Joaquín Matallana y Álvaro Valencia Tobar) que en el futuro inmediato pasó a diseñar la estrategia de la guerra contrainsurgente (Operación Villarrica de 1955, Plan Laso de 1964 y Operación Anorí); pero de momento la situación no le favorecía, frente a la violencia desbordada de los “chulavitas” los campesinos organizaron las guerrillas liberales entre 1949 y 1953, siendo especialmente fuertes en los Llanos Orientales (5.000 hombres) donde asestaron duros golpes al ejército en Orocué y la Base aérea de Palanquero.
Gómez debía mediar la lucha de poderes entre 2 sectores de la élite económica, los industriales (ANDI) reclamaban una política proteccionista frente al librecambio apoyado por cafeteros y comerciantes (FENALCO).
Circunstancias de salud lo habían obligado en 1952 a ceder temporalmente el poder al vicepresidente Roberto Urdaneta Arbeláez con mayor aceptación en los círculos sociales, políticos y diplomáticos; desde entonces Gómez se había venido aislando de su partido, pero más grave aún, se había distanciado del empresariado porque en su concepción corporativista- franquista planteaba “el derecho a la libre empresa bajo intervención del Estado” en la reforma constitucional que la ANAC iba a considerar, una limitante que las élites económicas no estaban dispuestas a permitir.
Cuando se percató de la situación e intentó reasumir el poder el sábado 13 de junio de 1953 ya estaba muy avanzado el golpe palaciego. Paradójicamente el papel protagónico correspondió a Mariano Ospina Pérez (3); con el apoyo de Gilberto Álzate Avendaño, las élites económicas (ANDI), eclesiásticas, sindicales (UTC fundada por los Jesuitas en 1946) y la cúpula castrense instauró la dictadura militar del teniente general Gustavo Rojas Pinilla, se consumó así el “Golpe de Opinión” que derrocó al gobierno confesional de Laureano Gómez quien pocos días después partió hacia el exilio en la España de Franco.
1. Santos Molano Enrique. El día que mataron a Gaitán. Revista Credencial Historia. N° 23 Bogotá.
2. Eduardo Sáenz Rovner, Colombia años 50, Industriales, política y diplomacia. Universidad Nacional, Bogotá.2002.
3. Santos Molano Enrique. El trece de junio: las diez horas de un sábado agitado. Credencial Historia N° 25 .2006. Bogotá.
(Tercera entrega de seis. Espere la cuarta el próximo martes 31 de mayo)
Hernán Pedraza Saravia
Investigador del Observatorio Conflicto Armado y Post-Conflicto -OCAP- de la Corporación Nuevo Arco Iris –CNAI-