El presidente Santos desde Bogotá, el sábado 28 de mayo y un día después de haber visitado el casco urbano del municipio de Tibú, Norte de Santander, región del Catatumbo, en medio del secuestro y posterior liberación de Salud Hernández por parte del ELN, además del secuestro y liberación de los reporteros de RCN Diego D’ Pablos y Carlos Melo, apareció ante los medios con semejante y desproporcionada comparación: “Mire la coincidencia, hace menos de 72 horas estaba yo en el Catatumbo, que es una especie de Bronx a nivel nacional y allá también estamos haciendo una intervención parecida con mucha más presencia de la Fuerza Pública, de nuestro Ejército, de nuestra Policía» (Ver El Espectador)
Siempre he considerado que el presidente Santos tiene una gran dificultad para transmitir sus ideas, (problemas de comunicación), pero en esta reciente declaración no lo es, tampoco es desconocimiento de lo que ocurre en la región del Catatumbo o en el Bronx, y mucho menos pánico escénico ante las cámaras o los micrófonos viniendo de una familia de comunicadores. Su desproporcionada e injusta comparación fue sencillamente un acto de estigmatización, discriminación, criminalización, racismo y segregación hacia los campesinos, indígenas, colonos, pobladores y ciudadanía que habitamos en la región del Catatumbo; como también hacia los niños, jóvenes y adultos que habitan las calles del sector del Bronx.
El Presidente no ha sido bálsamo para el Catatumbo ni para el Bronx, por el contrario; lo que ha representado durante su vida política y como funcionario público es la noción del mal. El presidente, con sus ideas y acciones sobre las problemáticas de estos dos territorios en Colombia, lo que pretende es simplemente terminar de acabar el poco aliento de vida que nos queda.
El bello rinconcito de Santa Inés, como se le conocía a la zona del cartucho hoy denominada Bronx, ese sector de la ciudad capitalina brillaba por su prosperidad, desarrollo y majestuosas mansiones de extranjeros a principios del siglo XX; el Bronx queda ubicado a pocas cuadras del Palacio de Nariño y Ministerio de Hacienda, entre las carreras 15 a 16 de Bogotá, es el verdadero backyard de la casa del presidente.
Ninguno como el presidente Santos posee el conocimiento, de primera mano, de la complicada y lamentable problemática social de esta zona de la capital. La antigua zona denominada del cartucho, ha sido territorio receptor de vidas destrozadas por el consumo de todo tipo de sustancias psicoactivas, violencia intrafamiliar, abuso sexual, trata de personas; en conclusión, un puñado de abusos hacia el bono generacional colombiano. En este territorio tan pequeño que no llega a tener un kilómetro cuadrado y tan cerca del lugar de trabajo y habitación del presidente, conviven más de 2.000 seres humanos víctimas del abandono de los gobiernos nacional y distrital, y entre ellos el más victimario: el presidente Santos, quien en calidad de Ministro de Hacienda, Ministro de Defensa, y Presidente de la República por dos periodos no ha hecho nada por esa masa poblacional que se encuentra secuestrada y esclavizada por poderosas bandas delincuenciales. El presidente Santos no ha direccionado un solo peso para sacar a los habitantes en situación de calle y restaurar y trasformar tantas vidas que perecieron en el Bronx. En esta desgarradora realidad aparece un segundo victimario; las grandes mafias que laboran con la ineficacia de la Policía Nacional.
En cuanto a la región del Catatumbo, la tierra donde mi madre me parió sin partera, en una casa en patio de tierra, es el territorio más extraordinario del planeta; allí nace el Faro del Catatumbo, equilibrio e iluminación de dos pueblos hermanos el de Venezuela y Colombia. La palabra Catatumbo proviene de Cumbarí, que en lengua indígena significa “Luz del Cielo”. Dicho nombre se debe al fenómeno meteorológico único en el mundo que se presenta en la cuenca binacional del Catatumbo.
Este fenómeno es conocido como el Faro o Relámpago del Catatumbo, y viene siendo estudiado por la comunidad académica, científica y expertos ambientalistas de varios rincones del mundo. Fue mencionado por primera vez en 1.597 por el escritor Lope de Vega en su obra “La Dragoneta”, y posteriormente exaltado por el naturalista Alexander Von Humboldt y por el geógrafo Agustín Codazzi, años más tarde.
Actualmente, está siendo propuesto ante la ONU para convertirse en el primer fenómeno meteorológico elevado a patrimonio de la humanidad, pues se ha demostrado científicamente su aporte en un 10% en la protección de la capa de ozono, por su alta incidencia en su regeneración.
“El Faro” o “Relámpago del Catatumbo” tiene ocurrencia hasta en 260 noches al año, con una duración de hasta 10 horas por noche y en ciertos momentos hasta 60 descargas por minuto. Se presenta en la cuenca binacional del Catatumbo, la cual nace en el páramo de Jurisdicciones (municipio de Ábrego, Norte de Santander); en este páramo nacen los ríos Frío, Oroque y Tarra, cuyas aguas más abajo conforman el Río Catatumbo que desemboca en el Golfo de Maracaibo. Según investigaciones científicas en 10 minutos de ocurrencia, el fenómeno meteorológico generaría la energía necesaria para encender las bombillas eléctricas existentes en Suramérica.
La violencia en el Catatumbo se originó en la época de la conquista, cuando en el Golfo de Maracaibo, territorio venezolano, los indígenas Motilón Barí fueron atacados violentamente por los españoles. en una historia marcada por el desplazamiento, el exterminio y la usurpación, primero con los ataques armados de las compañías extranjeras por la lucha del petróleo y posteriormente con la violencia bipartidista de finales de los años 40, que trajo consigo el auge de la guerrilla, los cultivos ilícitos, los paramilitares, quienes actualmente son la misma vaina.
El presidente Santos siempre ha estado en el poder y ha sido vocero de los gobiernos de turno en calidad de ministro entre otros cargos, él no llegó ayer, nunca le importó ni le importará los 17 desaparecidos de Ocaña en 1987, tampoco los hechos acaecidos el 29 de mayo de 1999 cuando Carlos Castaño de la AUC masacró a más de 80 personas en su recorrido para llegar y controlar la Gabarra y el Catatumbo, ni mucho menos la masacre acontecida el 15 de junio de 2004 contra 33 colonos de La Gabarra en manos de las FARC- EP, ni los pasados y presentes secuestros del ELN. Lo único que le puede preocupar de la región del Catatumbo es que cuando aflore su vejez, no sea solicitado en extradición por la Corte Penal Internacional, para que responda por las ejecuciones extrajudiciales o falsos positivo de los jóvenes de Soacha llevados y masacrados en el Catatumbo; como quiera que es un crimen de lesa humanidad que fue cometido con la posible anuencia de él, cuando fue Ministro de Defensa.
El presidente mencionó que en el Catatumbo se está haciendo una intervención parecida a la del Bronx con la Fuerza Pública; ¡Dios mío!, que nos espera con dicha intervención, pues el Bronx está en una calle de Bogotá y el Catatumbo tiene una superficie cercana a la de un país como el Salvador. No en vano los policías y soldados se encuentran encerrados en sus comandos o bases y si salen los francotiradores actúan y los matan; tal como ocurrió con el Comandante de la Policía del Tarra.
Son intervenciones en materia de seguridad, al estilo golondrinas, aparecen para maquillarle la cara a Santos o al presidente de turno y toman su vuelo nuevamente, nunca se queden en los lugares estratégicos de la zona y establecen diálogos inter- agenciales para garantizar la seguridad de ellos mismos, de los pobladores, las entidades e instituciones del Estado y el propio territorio.
El presidente, el día viernes 27 de mayo en Tibú, no mencionó la intervención social del Estado en el Catatumbo, ¿pues cómo?, no aparece en el Plan Nacional de Desarrollo, ni el presupuesto general de la nación 2016. Ni si quiera el representante Chacón del Norte de Santander, que fue ponente coordinador del proyecto de ley del Presupuesto destinó recursos para el Catatumbo.
El Catatumbo es la cenicienta de la política social del Estado, las migajas y lo que queda de las sobras de la mermelada allí llega. El presidente en este mes de junio tendrá que darle la cara a la MINGA indígena Bari y el movimiento campesino del Catatumbo; Pues no ha cumplido la delimitación del territorio ancestral Barí, pactado en el acta de consulta previa del Plan Nacional de Desarrollo, todos para una nuevo Bronx, tampoco les ha cumplido a los acuerdos pactados con el movimiento social y campesino de la región.
Preocupada entonces que el presidente acuda a los territorios a quejarse, fungiendo ser procurador, interventor, defensor o miembro de una ONG. Lo que más bien tiene que hacer es actuar como se lo exige la constitución, representar a todos los colombianos en todos los territorios, velar por el bienestar de la comunidad como como se lo ordena la ley, para recuperar el territorio del Bronx y el Catatumbo en materia de seguridad, justicia social y Derechos Humanos.
Será que el presidente Santos en sus presuntas lagunas comunicacionales confunde indigentes con indígenas o simplemente es que se quiere parecerse al general Rafael Reyes cuando otorgó al general Virgilio Barco en 1905 la concesión para explotar petróleo Hulla y asfalto en territorio Barí y al ceder en 1931 los contratos de asociación a la multinacional Gulf, el gobierno de turno para congraciarse con los gringos autorizó por escrito atacar por la fuerza con el ejército y la policía a salvajez motilones, que viven y tienen sus labranzas en la región del Catatumbo. Algo parecido a la realidad no es pura coincidencia.
La guerra entre los motilones y las petroleras, que duró 20 años, fue en extremo desigual. Flechas contra fusiles y aviones, de manera que finalmente los indígenas fueron diezmados con las dos terceras partes de su territorio a las compañías y a la colonización.
El día que Santos les cumpla a los habitantes del Bronx a esos seres desprotegidos, a sus vecinos de la cuadra, ese día creeré en las promesas de Santos con el Catatumbo.
Edwar Álvarez Vacca.
Experto en Temas Territoriales, Ambientales, Humanitarios y Étnicos, con enfoque territorial
Con los tres secuestros., El Catatumbo, se puso de moda. Pero existen otros == estan vivos ==== Arauca, Guaviare, Caqueta, Cauca, Huila, Narino…..en donde la extorsion, hace de las suyas y aun » no se puede pescar de noche «