“Nadie vio venir este mazazo»

Foto: Télam. Ferrari Raúl
Foto: Télam. Ferrari Raúl

Desde Colombia, el periodista argentino Matías Galasso asegura que «ni siquiera quienes hicieron campaña por el NO se imaginaban este resultado. Los porqué tras una decisión que sorprendió al mundo.

Sorpresa. Incertidumbre. Esas palabras podrían ayudar a describir lo que se vive en Colombia tras el triunfo del NO en el plebiscito donde el pueblo colombiano debía votar si apoyaba o no el acuerdo de paz alcanzado entre el Gobierno de Colombia y la guerrilla de las FARC.

Estamos hablando de un conflicto armado que lleva más de 50 años y que representa dolor, muerte, secuestros, robo de tierras, desplazamiento de la población, reclutamiento de niños, destrucción de hogares, cultivos ilícitos, economía ilegal, etc.

Durante los últimos 4 años, negociadores del Gobierno y las FARC dialogaron en La Habana, la mejor salida posible para poner fin al conflicto bélico que tanto daño ha hecho al país. Antes de abrir la mesa de negociación se estableció una agenda de 6 puntos: «Reforma Rural Integral», «Participación Política», «Cese al Fuego y de Hostilidades Bilateral y Definitivo con Dejación de las Armas», “Solución al Problema de las Drogas Ilícitas», «Reparación de Víctimas» y «Mecanismos de implementación y verificación».

El pasado lunes 26 de septiembre en Cartagena, el Gobierno de Colombia y las FARC firmaron el acuerdo definitivo, “el mejor acuerdo posible” se encargaron de manifestar las partes involucradas. Pero este acuerdo debía refrendarse con la voz del pueblo colombiano a través de un plebiscito popular. Vale aclarar que el plebiscito siempre fue una petición del gobierno, y las FARC se opusieron hasta último momento.

El Gobierno confiaba en el triunfo del SI, las encuestadoras daban ganador al SI, la comunidad internacional apoyaba el acuerdo definitivo, pero para sorpresa de muchos, se impuso el NO. Nadie vio venir este mazazo. Ni siquiera los que hicieron campaña por el NO. ¿Cómo explicar que la gente prefiera la guerra a la paz? ¿Cuáles son los motivos? ¿Dónde estás las respuestas a la incertidumbre que nos inunda el día después?

Lo primero que hay que aclarar es que la mayoría de los simpatizantes del NO, manifiestan que no votaron a favor de la guerra, sino que votaron en contra de ‘este’ acuerdo final alcanzado por el gobierno y la guerrilla. “Queremos la Paz, pero no con este acuerdo, no de esta manera”. Muchos sienten que la gente ha sido excluida de las conversaciones, y los partidos políticos que apoyaron el NO alegan que no fueron escuchados en sus propuestas en los diálogos de La Habana.

Hay dos puntos donde las FARC han encontrado más resistencia por parte de la población, y son el de ‘participación política’ y en el tema ‘Justicia’. No se ha logrado comprender que las FARC se desmovilicen y dejen las armas para empezar a hacer política; muchos creen que deberían ser juzgados y pagar por sus crímenes. “Estamos entregando el país a los guerrilleros”.

El sistema de justicia que se pensó para el acuerdo tampoco fue muy popular. Explicado en pocas palabras, la justicia transicional contenida en el acuerdo consistía en establecer tribunales de justicia especial para la paz, en los cuales se investigarían los crímenes de lesa humanidad, con penas máximas de hasta 8 años para quienes colaboren con la reconstrucción de la verdad del conflicto. “Son acuerdos de impunidad”. Muchos argumentan que esta justicia especial que se crearía es innecesaria y que los involucrados en el conflicto deberían ser juzgados por la justicia ordinaria con penas más duras.

Otro factor que puede explicar la victoria del NO, se atribuye a que faltó pedagogía e información sobre los acuerdos de paz, su relevancia y visión a largo plazo como una política de estado encaminada a un postconflicto y la reconstrucción del tejido social.

El conflicto en Colombia es tan complejo, extenso y diverso como su misma geografía y cultura. “Este es el mejor acuerdo posible”, decían las partes negociantes, quienes rescataban que el centro de las negociaciones siempre fueron las víctimas y la reconstrucción de la verdad. Se pensó en reparar a las víctimas del conflicto armado, en el esclarecimiento de la verdad, en hacer un plan integral de tierras, en combatir los cultivos ilícitos. El acuerdo final conseguido es mucho más que la desmovilización, la participación política y la justicia. Pero por los resultados parece que este mensaje no llegó, o al menos no fue entendido por gran parte de la población en Colombia.

Hay descreimiento y gran desconfianza en cualquier cosa que haga tanto el Gobierno como las FARC. El nivel de popularidad de ambos es muy bajo. La ciudadanía tilda a las FARC de arrogantes y de no manifestar un perdón sincero. Esto se vio reflejado en la poca participación en las urnas, donde sólo votó el 40% del padrón con un alto nivel de abstención (62,6%) para una elección tan importante que intentaba poner fin a más de 50 años de conflicto armado.

Eso sí, en los municipios más golpeados por la guerra (generalmente zonas rurales, periféricas y apartadas) ganó la propuesta del SI.

Mucha gente no confío en los acuerdos logrados y Colombia transita ahora en la incertidumbre. El país ha quedado dividido a la mitad entre los que apoyaban el SI y quienes lo hacían por el NO.

Se habla de un ‘pacto nacional’, de una asamblea constituyente, de ganadores, de perdedores y de renuncias. Pero una cosa es cierta, y es que las declaraciones de los líderes de cada una de las partes por el momento se manifestaron a favor de seguir el camino hacia la finalización del conflicto. La tan ansiada ‘Paz’ en Colombia sigue esperando y se abre ahora un nuevo capítulo.

VOCES

Juan Manuel Santos, presidente de Colombia: «No me rendiré, seguiré buscando la paz hasta el último momento de mi mandato»

Máximo Jefe de las FARC Rodrigo Londoño, alias ´Timochenko´: «Las FARC mantienen su voluntad de paz»

Ex presidente Álvaro Uribe, promotor del NO: “Queremos un gran pacto nacional”.

Alejandro Ordóñez, ex procurador general de la nación, promotor del NO: “En Colombia no hay amigos, ni enemigos de la paz. Todos queremos la paz”.

Por: Matías Galasso

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