Tres exfuncionarios uribistas que prestaron sus servicios durante los primeros 4 años de Gobierno Uribe Vélez quieren pertenecer a la Jurisdicción Especial para la Paz –JEP-.
El exministro Diego Palacio, el exsecretario de la Presidencia Alberto Velásquez y el exministro Sabas Pretelt, buscan hacer parte de este mecanismo para reconocer “que hicieron nombramientos para voltear y garantizar los votos de los representantes Yidis Medina y Teodolindo Avendaño, y así asegurar la mayoría necesaria para que el Congreso aprobara la reelección, que finalmente mantuvo a Uribe en la Presidencia cuatro años más, de 2006 a 2010” (1).
Lo que hace la JEP es permitir “penas menores a las de la justicia ordinaria, o sea, la verdad y la reparación. Esa es la diferencia fundamental entre los dos sistemas: que los sentenciados reciban menos años de pena a cambio de entregarle a la justicia más conocimiento sobre lo que ocurrió en la guerra, y, a sus víctimas, fórmulas de compensación” (2).
Hasta el momento, tal y como lo publicó la Revista Semana “la hipótesis es más viable de lo que parece a primera vista. Por la Escuela de Caballería han desfilado abogados, tanto del uribismo como de otros sectores, y han analizado las posibilidades con Diego Palacio. Álvaro Leyva y Enrique Santiago han sido algunos de ellos. Ambos participaron en la negociación entre el gobierno y las Farc que culminó con el acuerdo sobre justicia transicional. Y ellos, lo mismo que otros asesores cercanos al gobierno en la Mesa de La Habana, coinciden en que los textos firmados por Santos y Timochenko sí permiten que el Tribunal para la Paz, contemplado en la JEP, pueda estudiar los casos de los exfuncionarios uribistas” (3).
Ahora bien, “¿Por qué, entonces, podría ser viable que la JEP se ocupe del tema? ¿Y por qué les podría convenir a los exfuncionarios del gobierno de Uribe? El argumento principal que hace factible la figura es que los delitos condenados por la Corte Suprema de Justicia tenían como fin asegurar la reelección de Uribe con el propósito de continuar la seguridad democrática, prioridad de ese gobierno. Uribe había alcanzado éxitos militares notables frente a la guerrilla, especialmente de las Farc, pero consideraba que para terminar la tarea de derrotarla necesitaba estar cuatro años más en el poder. El propio presidente, en su momento, hablaba de que “la cabeza de la serpiente aún está viva”, para defender su necesidad de seguir en la Presidencia”. (4)
Debido a esta información se planteó la pregunta en la Encuesta Semanal del lunes 20 a este lunes 27 de febrero, obteniendo los siguientes resultados:
[poll id=»80″]
Los invitamos a seguir participando de la encuesta virtual que cambia cada lunes y que la encuentran en la parte superior del lateral izquierdo.
Gracias por votar.
(1), (2), (3), (4) Ver en Revista Semana