No quiero con esta declaración que se entienda que estoy haciendo apología de la violencia, no, pues soy de la opinión que la peor decisión que tomó Camilo Torres Restrepo fue la de irse a la guerrilla, hubiese sido más valioso haber seguido insistiendo, construyendo el Frente Unido y aportándole a la sociedad colombiana, en construir un pensamiento de unidad, desprovisto de nuestro canibalismo de la izquierda colombiana.
Recordemos que en esa década de los años sesenta, fue la época de la exaltación del ser humano nuevo como paradigma de cambio social, en función de la cual se erigen figuras emblemáticas como Ernesto “Che” Guevara y luego el cura Camilo Torres Restrepo en el ámbito nacional.
Este nuevo contexto tiene entre otros tantos hitos, la revolución de Mayo del 68 en Francia y la movilización contra la guerra de Vietnam en los Estados Unidos.
En el caso colombiano, fue notable el papel protagónico del cura Camilo Torres Restrepo dentro de la movilización social en el país urbano con el Frente Unido del Pueblo, en los primeros Gobiernos del Frente Nacional, pues no solo recogía a los estudiantes y sindicalistas radicalizados en torno a sus tesis, sino también a los sectores urbanos marginados.
Paralelamente, se sumaba la introducción de un cambio internacional en la Iglesia Católica, respecto a su labor pastoral y un viraje hacia una doctrina social con opción preferencial por los pobres en los papados de Juan XXIII y Pablo VI, embrión de la teología de la liberación que irrumpiría con fuerza en América Latina entre la segunda mitad de los sesenta y comienzos de los setenta, y que tendría un impacto directo sobre el ELN con la creciente ascendencia de curas guerrilleros como Domingo Laín, Manuel Pérez, Diego Cristóbal Uribe Escobar y otros tantos.
Tengo una gran admiración por lo que fue y por lo que pudo hacer el padre Camilo Torres Restrepo, además, tengo un profundo respeto por la Teología de la Liberación, que para mí es lo más avanzado y aterrizado en cuanto a la espiritualidad que el hombre ha construido en occidente, es una teoría que va unida a la práctica cotidiana y que hace que los cristianos entiendan, que el cielo está aquí en la tierra y que lo mejor que pueden hacer es amar a los demás.
El amor que enfatizan desde esta teología de la liberación, es el “amor eficaz”, entendido como el que libera al individuo y a su colectividad de las injusticias y explotaciones del hombre por el hombre, nada más revolucionario que esas prácticas y espiritualidad.
Ser Camilista significa muchas cosas que podría resumirlas así:
- Es tener una profunda vocación libertaria, de aliento y confianza y esto explica, por qué sé es convencido de su causa, es una apuesta por la vida en medio de tanta muerte.
- Es asumir un ideal común: la transformación y las posibilidades reales de fabricarla, a partir de derrotar por la vía pacífica, a las fuerzas oscurantistas que siempre han visto y conducido a Colombia, como un enclave neocolonial carente de identidad y dignidad.
- Es entender al ser humano, como constructor de la historia e inspirador de sueños reales de vida y libertad, que su alma solidaria se conmueva, en lo más profundo ante cualquier injusticia.
- Es colocar el pecho en la marcha de protesta, en la movilización, en el mitin, en el plantón, en la huelga, en la toma de tierras, en la lucha por la paz, por la reconciliación y sentir la utopía tan viva, tan real y posible, por lo tanto, es comprometerse por ella hasta su último suspiro.
- Es erizar la piel, inundar los ojos ante los triunfos o las derrotas, es reír con anécdotas y rabiar con las partidas, aportarle y apostarle a la vida con toda su energía creadora, esta aventura significa, coger de la mano a la historia.
- Es ser mejor entre los mejores, en el campo laboral, familiar, académico deportivo y científico; ser ejemplares, tiernos, abnegados y solidarios.
- Amantes profundos de las utopías, comprometidos con las transformaciones económicas, sociales, políticas, culturales y ambientales, pues se han negado por siempre, a ser colonizados por la monotonía, la rigidez, el conformismo y la violencia.
- Es tener la valentía de aceptar, que nos hemos equivocado y que tenemos que pedir perdón y reconciliarnos con aquel al hemos hecho daño, o a quien hemos herido con nuestras acciones o nuestras palabras.
- Es rechazar la tentación, de enriquecerse con los dineros públicos, pues éstos son sagrados y no dejarse tentar de las mermeladas del poder y ser siempre sencillos y justos, además juntar pensamientos, obras, razón y corazón para alzarse contra ese poder corrupto.
- El Camilismo ha sido el espacio y el hogar natural de toda una generación de colombianos, que así no estemos militando o afiliados somos una gran franja que convocamos a la reflexión, a la crítica y a la acción por un mundo mejor, pacifico, transparente, alegre y humano.
- Es siempre estar atento y dispuesto a defender y luchar por la defensa del planeta y por la especie humana, por lo tanto el medio ambiente, la ecología y el respeto por la naturaleza deben ser parte de su cotidianidad.
- La democracia no es una opción para los Camilistas, es parte de su existencia y en todos los espacios de su vida, debe practicarla y defenderla, al igual que la justicia, que tiene su sustento en el debido proceso y en la premisa de que, nadie es culpable, hasta que no se le demuestre lo contrario.
- Las generaciones que hemos transitado por el Camilismo, llegamos, nos entregamos, juramos, soñamos, pensamos, luchamos, escribimos, aprendimos, enseñamos, vivimos, morimos, ahí están y estamos todos presentes, de ahí jamás nos iremos, pues portamos una maleta: la esperanza y en ella nuestras convicciones son plenas, puras, auténticas.
Luis Alberto Cabeza Espinel
Sociólogo – Investigador social