Harold Ruiz Moreno
“Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor” (Salvador Allende).
En Colombia nos lamentamos en los últimos años de la existencia del conflicto y la violencia que deja millones de víctimas, con todas las manifestaciones execrables no vistas en conflicto alguno en el mundo que sumados a la corrupción galopante, se lleva más de 50 billones del erario público; con la crisis estructural de los partidos políticos y una sociedad civil que con sus organizaciones sociales no logra aún cambiar un gobierno o hacerlo retroceder con medidas tan antipopulares como la reforma tributaria presentada por el binomio Uribe-Duque, que busca golpear económicamente a los sectores más pobres y a la llamada clase media.
El miedo y terror generados por todos los actores armados ha llevado al movimiento social a resistir el embate violento con el asesinato sistemático de los líderes sociales y de los firmantes de la paz, la proliferación de masacres, desplazamientos, confinamiento y criminalización de la protesta social, agravada por la sevicia y brutalidad de la policía nacional que con su escuadrón de la muerte como es el ESMAD, arremete contra las manifestación y protestas que valientemente realiza a diario el movimiento sindical, social, popular, campesino, indígena y afro del país.
Pero el miedo y el terror no son eternos y por ello vemos el despertar de la protesta ciudadana, frente a un gobierno despótico, sin legitimidad, soportado por un régimen antidemocrático, auspiciado por la voracidad del sector financiero que en medio de esta crisis es de los pocos que se alza con la riqueza de la nación, en medio de las consecuencias desastrosas provocadas por la presencia de una pandemia, que ya provocó una reforma que destinó más de $25 billones que fueron a parar al voraz sector financiero que agudiza la crisis económica y que golpea como el que más a los sectores menos favorecidos, quien ha sido el que más ha colocado los muertos provocados por el covid.
La respuesta de la inmensa mayoría de la ciudadanía por fortuna ha sido su presencia y resistencia en campos y ciudades, la mayor manifestación del advenimiento de la primavera de la lucha social, la vivimos el pasado 21 de Noviembre del año 2019, ríos de ciudadanos, millones de colombianos salimos a la calle a manifestar la inconformidad contra este gobierno autoritario que como en Venezuela se ha apoderado de la mayoría de los poderes públicos con la mermelada proveniente de los recursos públicos y ha sometido sus decisiones a favorecer como siempre a los intereses de los poderosos de este país.
La presencia de la pandemia conspiró con lo que sería el levantamiento que pudo provocar por primera vez en la historia de la nación, el derrocamiento de este régimen despótico; pero como dicen los mayores, “no hay mal que dure cien años”, los colombianos salimos a las calles en este abril que será recordado por la historia.
La sociedad civil con sus organizaciones sociales se levanta nuevamente por la maravillosa manifestación de este 28 de abril, fue superior al 21N, millones de ciudadanos y ciudadanas en medio de la pandemia nos levantamos y le notificamos al binomio Uribe-Duque que la paciencia se acabó, que se avecinan días históricos para la nación, que se culminará la primera etapa de la resurrección de la primavera de la democracia, que fue la gesta del año 2018 y que por primera vez los colombianos en la calle y en las urnas rubricaremos en el 2022 el surgimiento del mayor proyecto colectivo de nación.
Este proyecto colectivo de país debe tener como propósito mayor el de devolverle a la ciudadanía la democracia, capturada por unos pocos, excluidos del bienestar y progreso, por ello este proyecto debe luchar por una justicia social con equidad, que nos permitirá entregarle a la nación el mensaje de esperanza y la primavera de la democracia.