Por Harold Ruiz Moreno
“Entre todos los proyectos que ha emprendido el ser humano, la aventura de la ciudadanía ha sido la más arriesgada y la más sorprendente” (Carlos Fernández Liria).
En un mes de duración del paro nacional son miles las expresiones de manifestaciones populares que se expresan con indignidad por la existencia de un gobierno despótico, autoritario y dictatorial que representa el binomio Uribe-Duque. Este recurre a la represión generalizada, con la brutalidad policial que ha provocado miles de víctimas que han perdido la vida, que han sufrido las mutilaciones al perder órganos tan vitales como los ojos, o que han sufrido las agresiones policiales o que han sido víctimas de violación sexual o lo que es igual de grave como es la desaparición de decenas de ciudadanos que no aparecen, muchos de ellos después de haber sido detenidos por la policía nacional.
La respuesta de este gobierno despótico ha sido la violencia sobre la base ideológica de que el ciudadano es el enemigo interno, justificando la premisa de que se puede disparar y asesinar a mansalva a los ciudadanos inermes. Han tratado el derecho constitucional a la protesta social como hechos de guerra, tratando siempre al ciudadano como “vándalo”, “terrorista”, “instrumento de conspiración comunista internacional”, y otras sandeces que deslegitiman las razones, propósitos y argumentos del mayor levantamiento social presente en los últimos años en el país.
Lo que no reconoce ni evidencia este régimen represivo es el resurgir de los movimientos, organizaciones y procesos de las nuevas ciudadanías que se expresan por intermedio de las primeras líneas, que protegen la protesta social de la brutalidad policial, este bello proceso liderado por los jóvenes que arriesgan su vida al colocarse con medios artesanales a resistir la agresión represiva del gobierno del binomio Uribe-Duque.
La fiesta, la alegría, el colorido, lo coloca la presencia de los artistas que recrean con su aporte cultural esta primavera de la democracia, el sonido de las murgas, grupos musicales, expresiones teatrales, las batucadas con sus tambores, timbales, vestuario y repertorio musical y variadas expresiones artísticas que anima las millares de manifestantes de este proceso organizado de nuevas expresiones organizadas de las nuevas ciudadanías.
En el pasado asistíamos a presenciar muchas veces al enfrentamiento entre sí de las llamadas «barras bravas” de los equipos de fútbol; hoy con asombro registramos la presencia unificadas de estas barras comprometidas con el paro nacional y el barrismo es hoy uno de los componentes que demuestra su compromiso con la nación. El barrismo es hoy por excelencia una nueva expresión de las nuevas ciudadanías.
Capítulo aparte lo constituye la presencia organizada de la mujer con disimiles y variados procesos organizados, la presencia de la mujer en el paro nacional es el alma de esta primavera de la democracia de protesta social que vive a buena hora Colombia, la presencia de la mujer se constituye como una de las columnas vertebrales de la protesta ciudadana.
Estas nuevas ciudadanías lideradas principalmente por los jóvenes, no sólo resisten con valor, valentía y mantiene este despertar de la esperanza de la nación, sino que asiste a la terminación de la horrible noche de este régimen de terror y muerte y que clama desde todos los confines del país, de que hemos perdido el miedo y que se prepara para asumir el reto histórico de conquistar el gobierno de todos y para todos, donde el bienestar y el progreso llegue a las inmensas mayorías de la nación que no hemos tenido gobierno.