Por Walter Aldana
Desde inicios del presente siglo una clase política emergente se posesionó del gobierno en sucesivos periodos; incluso algunos con reelección de los primeros mandatarios y ligada a las mafias diversas ( narcotráfico, corrupción, etc). Desde ese tiempo NO se tenía un ministro de defensa decente, comprometido con la verdad verdadera.
El Dr. Ivan Velásquez Gómez, designado como Ministro de Defensa por el electo presidente Petro, fue exmagistrado auxiliar de la Corte Suprema, responsable de la investigación judicial contra la parapolítica y ex comisionado de la ONU, responsable de la comisión contra la corrupción y la impunidad en Guatemala.
Una característica de la fuerza pública durante estas dos décadas, fue perder su carácter no deliberante (máxima expresión de ello son las declaraciones del general Zapateiro, comandante General de las fuerzas armadas), es decir, se privatizó la fuerza, se alineó su oficialidad en las discusiones políticas de modelos de desarrollo, entre el neoliberal privatizador versus el humanista.
En nuestra constitución política el monopolio de la armas se señala para el servicio de la democracia y estará al lado de la ciudadanía, independiente de su orientación ideológica y política, lo que quiere decir simplemente que sea cual sea el énfasis de gobierno (enriquecer más a los poderosos, o propiciar posibilidades de ingresos al conjunto de la sociedad), lo armado legal siempre estará para proteger la sociedad.
Comportamientos aberrantes y dolorosos como los falsos positivos a cambio de días de vacaciones o viajes de diversión para los autores materiales, el cinismo y la sangre fría de la cual hacían gala, la exigencia de «resultados» en la lucha contra insurgente (desde la línea de mando), » la obediencia debida» o la objeción de conciencia son temas de preocupación de los soldados y policías en sus mentes y sus corazones.
Entonces aquello de la defensa de los Derechos Humanos, al interior de la fuerza pública, no puede ser una estrategia mediática, no es una pose para quedar bien con la comunidad internacional. Bienvenido un demócrata a esta cartera para estos tiempos de búsqueda de la paz.
Acabar con la doctrina del enemigo interno, pasar a depender la policía del ministerio de la paz, reeducar al Esmad en atención a protestas sociales y uso de sus armas, etc.
En fin, es mucho lo que el nuevo Ministro de defensa debe transformar, para que nosotros nos sintamos algún día en el futuro, orgullosos de una fuerza pública que garantiza la vida, bienes y honrra de los y las ciudadanas.