Por Walter Aldana
Cumpliendo la promesa de campaña, con la conducción del Departamento Nacional de Planeación (DNP), los días 26 y 27 de septiembre se llevó a cabo en nuestra capital caucana, el «Diálogo Regional de carácter vinculante».
Más de tres mil personas de veintisiete municipios del Sur, Centro y Oriente del departamento, nos dimos cita para plantear la problemática social, económica y política, de paz y de participación.
Necesario recordar que el gobierno del Pacto Histórico se soporta en tres pilares: paz total, justicia social y paz ambiental. Paz total, mediante negociación política con unos actores armados, sometimiento a la justicia con otros, y diálogos vinculantes con la sociedad civil. Justicia social, con el cumplimiento de los derechos establecidos en la Constitución del 91. Y paz ambiental centrada en salvar la Amazonia y la transición gradual hacia energías limpias.
Con el propósito de escuchar a sus gobernados, y el slogan “tú tienes la palabra, el gobierno escucha”, se realizarán 51 diálogos en todo el territorio patrio. Tres en Cauca: uno, mal llamado Macizo; otro, en el Norte del Cauca; y el tercero, en nuestro Pacífico Medio (Guapi, López de Micay y Timbiqui, sede del mismo).
En Cauca concertamos una metodología, pero adivinen: el centralismo llegó y traía consigo una metodología estándar a ser aplicada en todas partes, que obviamente no tiene en cuenta las diversidades regionales.
La metodología indicaba: “Defina tres problemas con sus soluciones”. Como si la problemática se pudiese encasillar en tres enunciados. Además, en nuestro caso las tres prioridades tienen varias miradas, desde las diversas cosmovisiones indígena, afro, del campesinado, de los sectores urbanos, en fin, desde las nuevas ciudadanías.
Traer 70 funcionarios de apoyo desde Bogotá (100 según algunos) es desconocer la existencia en la región de mujeres y hombres calificados a quienes se podría capacitar en la metodología y realizar la labor. Esto es seguir planeando “2.600 metros más cerca de las estrellas” y más alejado de las realidades rurales y urbanas de departamentos como el Cauca, distantes de la capital del país.
A las diez mesas de trabajo previstas (Ordenamiento territorial y paz total; Seguridad humana y justicia social; Derecho humano a la alimentación; Transformación energética y justicia ambiental; Convergencia social regional; Mujeres; Jóvenes; Lgbtiq+; Campesinos; y Grupos étnicos), las comunidades pidieron constituir dos más: Víctimas y Sector cultural.
El primer día la gente habló y el gobierno escuchó: eso es valioso. En la jornada del 27 se trató de concretar las propuestas con mayor rigurosidad. Del ejercicio saldrán cosas claras para el desarrollo, ojalá con enfoque diferencial.
Después de este dialogo en Cauca se declaró un receso para evaluar la metodología. Quizás hacer matrices que condensen las propuestas construidas en diversos ejercicios de planeación: planes de desarrollo departamental y municipal; PDET; documentos Conpes; planes de vida de los pueblos indígenas y afros; planes agroecológicos y agroambientales del campesinado; y las agendas de jóvenes, mujeres, y población diversa.
El carácter vinculante de lo decidido en los diálogos del Cauca es la reciprocidad de Petro con el departamento que le aportó quinientas quince mil esperanzas.