Por Walter Aldana
Con avances y dudas sobre el alcance de lo acordado, se llevó a cabo el encuentro convocado para dialogar sobre el tema de tierras, que contó con la participación de representantes de las comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinas, los empresarios de la caña y la delegación gubernamental, encabezada por la Vicepresidenta de la República, Francia Márquez; la ministra de Agricultura y Desarrollo Agropecuario, Cecilia López Montaño; el ministro del Interior, Alfonso Prada; y el alto consejero para las Regiones, Luis Fernando Velasco.
Las comunidades organizadas de esta región desde hace años han impulsado el Consejo Interétnico e Intercultural del Norte del Cauca, un espacio periódico de juntanza de las organizaciones sociales que ha realizado más de ocho encuentros, escenario por excelencia de resolución de conflictos y definición de apuestas conjuntas sobre el futuro de esa región.
El resultado de esta tercera jornada de diálogo social vinculante, es la confirmación del funcionamiento regular de la mesa de tierras con la presencia de más de diez ministros del nuevo gobierno, esto podría resumirse como el puerto de llegada a un pacto de no agresión entre los empresarios de los ingenios de caña (productores de azúcar y etanol), y las comunidades de la región, así como la identificación de 16 fincas a ser compradas en esta región para ser adjudicadas a los pueblos étnicos y al campesinado.
Rosana Mejía Caicedo, Mayora de la Asociación de Consejos Comunitarios del Norte del Cauca (ACONC), autoridad tradicional, en nombre de las comunidades del norte del Cauca, lamentó la ausencia en el evento del Presidente de la República, Gustavo Petro, expresando la inconformidad de su pueblo.
Las voluntades de asumir el camino de la concertación se expresaron en boca del ex senador Feliciano Valencia: «Desescalar este problema que hoy no es solo de las comunidades indígenas, sino que también agrupa a otros sectores». De igual forma, de los gremios de la producción: «Nos ponemos a disposición para el desarrollo de esta región, para el desarrollo incluyente que propone el gobierno”.
Correspondió a la Vicepresidenta clausurar la jornada y ponerle altura al evento al expresar: “Si vamos a establecer una mesa de dialogo donde todos ponen, empecemos a darnos cuenta de la realidad social de este territorio, entendamos que el progreso es para todos, para la industria de la caña, para los empresarios; pero yo quiero ver cómo hacemos para que las comunidades indígenas, campesinas y afros de esta región también cuenten con una asistencia del Estado para garantizarles el desarrollo económico y social, pues no podemos hablar de paz, cuando solo beneficiamos a unos y olvidamos a los otros”.
Quedan preguntas por resolver: ¿Cuán significativa es el área de 16 fincas en relación con los acuerdos firmados en los paros de carretera? ¿Cuántas de ellas son para indígenas?; ¿Cuántas para afros?; ¿Cuántas para campesinos? La distribución de esas tierras se definirá en acuerdo con el Consejo Interétnico del Norte del Cauca, o se hará desde Bogotá?
De la filigrana con que se trate este tema dependerá la mejora de la situación de las comunidades en el territorio. Esto, sin olvidar cuántas de las tres millones de hectáreas que comprará el gobierno como producto del acuerdo con Fedegan estarán ubicadas en esta región.
Se debe recordar que los «padres de la patria», que supuestamente nos dieron la «independencia», se quedaron con la tierra. La controversia por la propiedad y uso de la tierra habría de convertirse en causa principal de los conflictos en nuestra amada Cauca y en buena parte de los territorios del país.