Por Observatorio del conflicto y postconflicto de la CNAI
- En contexto
El título de este artículo es el deseo más hondo de la ultraderecha colombiana, la vorágine de la guerra es su escenario privilegiado; pero también es el resultado probable de los errores que pueden sumar en este proceso los dos actores centrales: El Gobierno progresista y el ELN; ¿y la sociedad civil?, tal vez sea vista solo como desfile coreográfico, el reto es colocarla en escena como poder real.
Avancemos en la evaluación de la situación actual de la “Mesa de Negociación”, que desde la perspectiva del ELN ha entrado en una “crisis” necesaria de superar.
La mesa de negociación con el ELN se inició formalmente en noviembre del 2022, del cierre alegre realizado hacia mediados de diciembre y el acuerdo de avanzar en medidas de alivio humanitario, le siguió la tregua unilateral del ELN para navidad. Sin embargo, para el 31 de diciembre se desató una gran tormenta con el anuncio del presidente Petro del decreto 2657 que ordenaba la tregua bilateral entre el ELN y el gobierno, así como con diversos actores armados. Frente a esto el ELN ha respondido:
- 1 de enero 2022: La Delegación de Diálogos del ELN no ha discutido con el Gobierno de Gustavo Petro ninguna propuesta de Cese al Fuego Bilateral, por tanto, aún no existe ningún acuerdo en esa materia. En diversas oportunidades hemos señalado que el ELN sólo cumple lo que se discuta y se acuerde en la Mesa de Diálogos donde participemos. No puede aceptarse como acuerdo un decreto unilateral del Gobierno (COCE-ELN, 1 de enero 2022).
- 9 de enero de 2022: Como el gobierno no cumple con los procesos de discusión de la Mesa y toma medidas unilaterales y las hace públicas, estos procedimientos ponen en crisis el desarrollo de la Mesa y obligaron al ELN a emitir el comunicado aclaratorio, el día primero de enero de 2023, donde expresamos que el Cese el Fuego Bilateral, es un tema que está pendiente discutir y sobre el cual aún no tenemos ningún acuerdo (COCE-ELN, 9 de enero 2022).
Ante la postura del ELN de no acatar el decreto, el gobierno del presidente Gustavo Petro ha respondido de la siguiente manera:
- 4 de enero 2022: El portavoz del gobierno, el ministro del interior Alfonso Prada ha dicho: «Ante la posición asumida públicamente el día de ayer (…) hemos decidido suspender los efectos jurídicos del decreto 2657 del 31 diciembre de 2022 y en el siguiente ciclo (de negociación) se reactivaría el diálogo sobre este particular (Gobierno,2022).
- 10 de enero 2022: El gobierno firma un decreto en el que pide activar las operaciones contra el ELN, en uno de sus apartes plantea que “Mientras esté suspendido el cese bilateral entre el Gobierno Nacional y el ELN ordenar la reanudación de operaciones militares ofensivas y operativos policiales en contra de los miembros de ELN” (Gobierno,2022).
- 10 de enero 2022: El jefe negociador del gobierno Oty Patiño habla de la necesidad de una reunión urgente con el ELN mientras niega que exista una crisis en la mesa de negociación, al respecto afirmó que “Estamos en una pausa demasiado larga, han ocurrido cosas, el ELN está reclamando que se termine de hablar de los asuntos que nos quedaron pendientes en el primer ciclo y hablar del cese al fuego. Para eso se necesita acabar del modo pausa que hay ahora” (Oty Patiño,2022), “Ellos (ELN) deben decir si aceptan hacer esta reunión de emergencia, toca hacerla lo más rápido posible. Estamos dispuestos a ir donde ellos digan. Ante la imposibilidad de hacerlo en México, nos tocará recurrir a Venezuela” (Oty Patiño,2022).
- Este 13 de enero el presidente del Senado Roy Barreras y el Presidente Petro mostraron por twitter su malestar con el proceso: @RoyBarreras: «El ELN empezó su insurgencia hace 60 años, con unas ideas de exigencias sociales (…) O pasan a la historia como constructores de la paz total o pasan a la historia como una guerrilla que se degeneró en narcotráfico». Respaldando este twitter el presidente Petro afirmó: “O el camino del padre Camilo Torres Restrepo o el camino de Pablo Escobar”(Petro, 13-01-2023).
Este es el ambiente en el que estamos en relación al proceso de negociación del gobierno progresista con el ELN, reflexionemos a continuación sobre el fondo de esta marejada de eventos.
Partamos de dos afirmaciones de importancia para nuestra reflexión:
- Hay un consenso en los estudios de comunicación política sobre el declive de lo racional y el peso de lo emocional en la seducción de los diversos públicos. En esta dirección los trabajos del profesor George Lackof (1997) son ilustrativos al referir como los relatos emocionales y los marcos morales profundos son el centro de la acción política (Léase seducción) en la sociedad red actual antes que los relatos racionales.
- El centro de la guerra irregular revolucionaria es la disputa por la legitimidad, habitar el corazón del pueblo como diría Mao, esto significa tener una gran flexibilidad táctico operativa para aprovechar cada evento político y para incrementar la conexión emocional con los diversos sectores sociales.
Con base en lo anterior afirmemos que existe un alto grado de rigidez táctico operativa del ELN producto de permanecer en la tradición racional del actuar político, esto lo lleva a comportar una disonancia estructural entre los pasos que dan y los ritmos de la escena política, lo cual vulnera su potencial para ampliar consensos y legitimidades dentro de los diversos sectores de la sociedad. No logran hacer acompasar las armas y la política, veamos algunos indicios de esto:
- Terminada la primera ronda de la mesa de negociación en Caracas en diciembre de 2022, el ELN y el gobierno anuncian la creación de zonas de alivio humanitario, teniendo al Chocó como zona inicial de experimentación. No habían pasado dos días de este anuncio cuando el frente de guerra occidental del ELN anuncia un paro armado, en esa precisa zona. Todo un contrasentido, con la decisión nacional.
- Para el 19 de diciembre de 2022, el ELN anuncia una tregua unilateral de fin de año, para el 31 de diciembre su comandante Antonio García cuestiona a través de twitter la no correspondencia por parte del gobierno nacional con un gesto similar; sin embargo, tras este twitter, el presidente Petro hace el anuncio de tregua bilateral; el ELN sin embargo responde como vimos en párrafos anteriores que este cese no los compromete pues no fue acordado en la mesa.
Todos los anteriores hechos han significado obstáculos a la paz y a la salida negociada, logrando amplificar las posturas guerreristas. Leído desde la lógica racional de la política y la guerra, el ELN ha obrado apegado a su plan militar y la elección de objetivos legítimos, en otros casos, como el reciente de la tregua bilateral ha obrado con base en protocolos y normas estipulados previamente en la mesa, exigencia racional indiscutible. Pero el ELN en estas actuaciones o decisiones, no monitorea ni vincula la dinámica emocional del extenso movimiento social y político que hoy le apuesta a la paz, no termina de comprender que la lectura del ritmo y dirección de estas emociones abona dinámica o relentización en función de una u otra agenda; ocurre así que la negativa del ELN a admitir el cese bilateral, o incluso con el simple lenguaje distante con el cual respondió, golpea fuertemente su legitimidad y le crea resquebrajamientos a la gobernabilidad de Gustavo Petro al abrir oportunidades de ataque desde las trincheras de la derecha.
Pero seamos justos, no es el ELN quien le crea la vulnerabilidad al gobierno para ser atacado, es el propio error o tal vez método del presidente el que configura la situación, pero si el ELN ante este error evidente claro está, le hubiese lanzado una tabla de apoyo al gobierno respondiendo con otro estilo o incluso aceptando una tregua que ellos mismos han dicho querer, habrían fortalecido la trayectoria de la paz, así las particularidades de protocolos o definiciones específicas se hubiesen pactado en el siguiente ciclo. Ahora, no hablamos de proteger al gobierno, esto sería un despropósito, nos referimos a “pro-tejer” el ambiente nacional de una emocionalidad política mayoritaria articulada a la construcción de la paz, activo innegable para minar la iniciativa restauradora y desestabilizadora de la derecha.
- Narrativas en colisión
Analicemos ahora los relatos políticos subyacentes de cada actor: El Gobierno y el ELN, esto es importante para comprender este tipo de maniobras aparentemente “irracionales” del presidente Petro y la respuesta “muy racional” del ELN.
Durante la campaña presidencial del año 2022, el entonces candidato Gustavo Petro afirmó: “A los 3 meses de ser presidente se acaba el ELN en Colombia porque se hace la paz” (Petro,2022), más recientemente el responsable de la delegación del gobierno en la mesa de negociaciones Oty Patiño ha afirmado:
Reconozco que hay un gran estoicismo en el ELN para soportar una realidad difícil, pero creo que esas banderas de “vencer o morir” ya están arriadas. Ellos reclaman que no son una organización derrotada. Reconocemos en ellos el último grupo guerrillero con unas banderas políticas. No sé hasta dónde ellos son conscientes de que la expansión de las economías ilegales y toda la degradación de las armas en este país puede devorarlos (Patiño Oty, Entrevista para el espectador+20;21-12-2022).
Las dos afirmaciones anteriores, la de Gustavo Petro y la de Oty Patiño, contienen y defienden dos relatos sobre el ciclo de democratización colombiano y la inutilidad de cualquier respuesta armada por parte de los actores políticos:
Primer relato. El triunfo de Gustavo Petro en las elecciones presidenciales y el acceso del progresismo al gobierno, deja sin argumentos a la insurgencia para continuar en el alzamiento armado en Colombia. Existen ya en la sociedad colombiana factores de poder que aíslan a la ultraderecha y el militarismo y están permitiendo el adentramiento en un ciclo político de transición a la democracia política; el esfuerzo depurador del gobierno en las Fuerzas Militares en estos últimos 5 meses es una prueba irrefutable de esto. La pervivencia del paramilitarismo con el asesinato de líderes es un efecto residual en unas muy focalizadas regiones del país.
Segundo relato. La reproducción y consolidación insurgente en los territorios está articulada a diversas formas de economía de guerra y multicrimen; son actores que solo depredan recursos y colocan allí el acento de su existencia, poco o nada queda de guerra revolucionaria o intención de ruptura sistémica, el horizonte de lo político se ha desdibujado total o en alto grado.
Estos relatos o narrativas tienen un alto grado de validación no solo en el presidente y su delegado para los diálogos Oty Patiño, sino también en su círculo cercano de asesores, la intelectualidad de izquierda y amplias franjas de la izquierda política nacional. Es desde esta “racionalidad” que emergen posiciones como querer imponer una tregua bilateral, o brincarse dinámicas procedimentales y protocolarias de la mesa, es un empujonazo a un actor al que se lee anacrónico, al cual se le da una oportunidad, como lo dice Gustavo Bolívar:
El ELN debe saber que no tiene otra oportunidad de negociación. Hoy la lucha armada no tiene razón de ser, ni en Colombia ni en el mundo. Eso se superó con la llegada al poder de Lula, Petro, Mujica (que también fue guerrillero) por las vías democráticas. Entonces, ¿cuál es la vocación del ELN? Llegar al poder es imposible. Tienen que tomar una decisión y se les acaba el tiempo. De hecho, el tren de la historia va más adelante y están quedados (Bolívar Gustavo, Rev.Semana;8-01-2023).
Desde esta convicción, el conjunto del gobierno tiene prisa, lo desespera no tener resultados que apalanquen y consoliden el proceso de reformas que tiene en juego, lo angustia la masa de fricciones que surgen y surgirán en el ciclo de transición democrática en que está empeñado, pero finalmente se equivoca en el estilo y el método pues no parte de comprender la racionalidad del actor insurgente (ELN) que enfrenta, el cual tiene un apego irrestricto a lo que considera lo correcto en términos de cumplir escrupulosamente lo que se acuerde; pero también está en la mesa desde otras premisas muy diferentes a las del gobierno desde las que reivindica su derecho a la rebelión y mantiene su voluntad de vencer (García Antonio-ELN,2021), veamos:
Premisa uno: “Persiste la práctica de las multinacionales y agro negocios que quieren muchos territorios para sus proyectos sin pedir consultas previas a las comunidades. Esos grandes poderes en vez de llegar a consensos eligen el camino de exterminar. El estado colombiano tiene como política la militarización de los territorios a través de la fuerza pública y las bandas paraestatales y desde allí ejerce el control territorial, su fin es la eliminación del adversario, donde no solo ve a la insurgencia sino a la oposición que ejercen los líderes afros, indígenas y campesinos, frente a las políticas extractivistas y la exigencia del cumplimiento de sus derechos, esto se ve reflejado en el aumento sistemático del genocidio y la persecución a la dirigencia popular y social ”(Torres Isabel-ELN, 2019). “Se ve un plan funcional a los propósitos contrainsurgentes que analizaremos en la Mesa de Diálogo (…) La existencia de grupos paramilitares y mercenarios es parte de la doctrina militar enquistada en el Estado y las Fuerzas Militares y de Policía. Dichos grupos siguen actuando por cuanto hacen parte de la lógica estratégica y operacional que es funcional del Estado” (García Antonio, 2023).
Premisa dos. “Nosotros tenemos la disposición para lograr la paz, pero con cambios sociales. Estamos buscando eso para hacer una paz con justicia social. Cuando uno desarrolla una lucha revolucionaria es para cambiar un país, en la medida en que haya lucha por cambios, el ELN existirá” (Beltrán Pablo, 2023). “Un verdadero Proceso de Paz no debe tener como único fin el silenciamiento de los fusiles, su objetivo central no debe ser otro que atacar las causas socioeconómicas y políticas que gestan el Conflicto Armado, en otras palabras, desarrollar los cambios estructurales y de fondo que generen una sociedad más equitativa y sin cordones de pobreza y miseria. Durante décadas la élite gobernante le ha apostado al DDR (Desmovilización, Desarme y Reinserción) y no llegó la paz, por el contrario, recrudeció la violencia, así que los hechos demuestran que la fórmula no es otra que la Solución Política, pero esta implica consensos y acuerdos bipartitas que tengan como norte el alivio social y humanitario de toda la sociedad (Isaguirre-ELN, 2023).
- Consideración final
Si valoramos toda la reflexión de los párrafos anteriores, es claro que estamos ante dos apreciaciones estratégicas opuestas, si bien como proyectos, ambos comportan y comparten la intensión programática de democratizar el país. La pulsión espontaneista del gobierno es un método que puede volverse en su contra y el conjunto de la política de Paz Total; la rigidez y disonancia política del ELN puede incrementar la fricción histórica y desacelerar la consolidación del gobierno progresista abonando a la restauración de la derecha; estamos ante un nudo ciego que solo puede desatar un tercero, que no es otro que las mayorías movilizadas rodeando la apuesta por la paz, una paz que en las condiciones de Colombia implica una radical transformación del complejo contrainsurgente (Franco, 2002) que nos permita avanzar del estado de seguridad nacional, al estado de derecho (Raskin, 1979).
- Bibliografía de referencia
BELTRÁN, Pablo. (2023). Entrevista para portal Infórmate +
FRANCO, Vilma Liliana. (2002). El Mercenarismo corporativo y la sociedad contrainsurgente. Estudios Políticos No. 21. Medellín, julio-diciembre 2002 Estudios Políticos No. 21.
GARCÍA, Antonio. (2023). Entrevista para revista Insurgente.org
LACKOF, George et Johnson Mark. (2009). Metáforas de la vida cotidiana. Editorial Teorema
ISAGUIRRE, Damaris, (2023). Revista Insurrección ELN. En portal Voces-ELN.
PATIÑO, Oty. (2023). Entrevista para el espectador+20;21-12-2022
RASKIN, Marcus G. (1979): La política de seguridad nacional.
TORRES, Isabel (2019). Entrevista a negociadores del ELN. Revista Insurrección.